Todos a una
01 de julio de 2020 (21:57 h.)
EL SENTIR generalizado coincide con que los parlamentarios están sobrerretribuidos, no siempre acorde con su rendimiento representativo en el escaño, donde un apreciable porcentaje ejerce un papel pasivo, de relleno. Además, a las remuneraciones fijas establecidas han de sumarse las dietas, por gastos de alojamiento y desplazamientos, siempre que se produzcan. Pero hete aquí que, forzado por el estado de alerta, solo medio centenar de congresistas se desplazó hasta el hemiciclo en las primeras semanas, y ninguno, excepto uno, el socialista vasco Odón Elorza, declinó el momio, percibiendo la gratificación como si hubiesen asistido a las sesiones, pese a la petición formulada, incluso por parte de organizaciones políticas, para que renunciasen a ello. Hicieron oídos sordos, como siempre que se discuten beneficios personales: saben muy bien que los gestos no engordan la cartera. Cierto que votaron telemáticamente para aprobar los sucesivos estados de alerta, pero desde el sofá. Y aunque sea mal utilizando una argucia legal, difícil de entender por la obviedad, es indigno y un mal ejemplo por parte de quienes deberían de ser los primeros en darlo. Tan propensos a acusarse unos a otros de corruptelas, prefieren ahora el todos a una, como en Fuenteovejuna.