ESTE Fテ拘ICO similar es ahora aprovechado por el director Fernando Meirelles en su nueva pelテュcula Los dos papas (Netflix), basada en los encuentros reales que tuvieron lugar entre Benedicto XVI y el por entonces cardenal Bergoglio durante la escalada de escテ。ndalos sexuales en la Iglesia catテウlica a principios de dテゥcada. Esta no es una radiografテュa de la podredumbre del Vaticano, sino un documento que analiza lo que es en sテュ la fe.
Al igual que se hace con los niテアos y perros para que se traguen una pastilla, el Vaticano opta por la forma amable de propaganda que ha hecho grande a Estados Unidos: el cine. Mテ。s allテ。 de la limpieza de imagen que se le hace a Benedicto XVI y la aproximaciテウn 窶蚤テコn mテ。s si cabe窶 a Francisco I, aquテュ se encuentran dos hombres de distintas dogmas y uno de ellos "medio ciego en un momento que necesita ver".
Al igual que ocurre en la famosa escena de El sテゥptimo sello de Ingmar Bergman en la que un caballero juega una partida de ajedrez contra la muerte, el papa alemテ。n se enfrenta a la retテウrica del cardenal argentino para evitar que los pilares de la Iglesia se derrumben. Benedicto XVI confiesa que hace tiempo que no escucha la voz de Dios y, como consecuencia, ha perdido la fe. ツソCテウmo la cabeza mテ。s alta de la Iglesia puede continuar sin creer?
Antes del papado, Ratzinger ya se consideraba como una de las fuerzas mテ。s conservadoras del Vaticano. Asimilテウ de hecho la continuaciテウn de la obra de Juan Pablo II, aunque con menos amor por parte de la sociedad. Era un hombre que no levantaba pasiones. Su sonrisa era poco creテュble y, cuando dejaba ver su verdadera personalidad, "a nadie le solテュa gustar".
Asテュ lo confiesa Anthony Hopkins, que interpreta al religioso, en una escena de la pelテュcula. El parecido fテュsico entre ellos es tanto como la historia personal. El actor galテゥs pasarテ。 a la posteridad por ser un villano, Hannibal Lecter, con las facciones perversas de alguien amable. Antes de rodar una escena, ladra como un perro para calentar. Ademテ。s tiene la costumbre de realizar bromas durante los descansos como forma de relajaciテウn.
Ratzinger fue un niテアo con pocos amigos que decidiテウ esconderse tras los libros. Su faceta musical es la menos conocida, pero como pianista llegテウ a grabar discos en Abbey Road.
Hopkins es familiar lejano del poeta William Butler Yeats y fue criado en la fe anglicana. Comenta que su infancia fue solitaria y que, a causa de su dislexia, no fue un gran estudiante. Por eso comenzテウ a pintar y a tocar el piano, aficiones que aテコn conserva y le sirven como vテュa de escape. Ratzinger, al igual que テゥl, fue un niテアo con pocos amigos que decidiテウ esconderse tras los libros. Su faceta musical es la menos conocida, pero como pianista llegテウ a grabar discos en Abbey Road.
Francisco I se aleja de esta pomposidad. A テゥl le gusta el fテコtbol, agradece a Dios el talento que le ha dado a Messi y baila tango una vez por semana. Benedicto XVI encuentra esta proximidad humana como un signo de rebeldテュa, hasta sus propios zapatos lo son. Mテ。s que una sencillez absoluta, se trata de una humildad excluyente que seテアala a todo aquel que no sigue su camino. Bergoglio era su mayor crテュtico, por eso Ratzinger lo necesitaba.
En medio de reuniones informales y mテコltiples paseos 窶韮enedicto XVI debテュa caminar por motivos de salud o su reloj comenzaba a pitar窶, se revela que la voluntad del alemテ。n es renunciar al solio y la del argentino pedir que lo revoquen a pテ。rroco. Aunque al papa se le presupone que morirテ。 en el cargo, Ratzinger asume que su modelo de Iglesia ha fracasado y por eso Bergoglio no puede abandonar. Es el justo sucesor.
El alemテ。n es un entusiasta del latテュn pero comprende que, al igual que su postura, ha caテュdo en desuso incluso dentro del propio Vaticano. Benedicto XVI vuelve a escuchar la voz de Dios, pero esta vez con acento argentino. Quien en su momento tuvo miedo de reformar el dogma porque "la Iglesia que se casa con una テゥpoca enviuda en la siguiente", ahora delega en un cardenal que dejテウ a su prometida por la fe.
"Nada es estテ。tico", le dice Bergoglio a Ratzinger en medio de un laberinto.
Francisco I comprende que el problema es el relato. San Pedro estaba casado y el celibato no apareciテウ hasta el siglo XII. Los propios テ。ngeles no fueron entendidos como tal hasta cuatrocientos aテアos despuテゥs de Cristo. "Nada es estテ。tico", le dice Bergoglio a Ratzinger en medio de un laberinto. La diferencia entre ceder y cambiar es aceptar la fuerza y no sucumbir a ella, asテュ se mantiene la fe en el mundo.
Quizテ。s, como se menciona en la pelテュcula, lo テコltimo que precisaba Argentina fuese un cura mテ。s. Pero la Iglesia necesitaba a alguien que, ademテ。s de leer a Dostoyevski, tambiテゥn viese jugar a su selecciテウn de fテコtbol, que encontrase el equilibrio entre los rテゥquiem de misa y el Dancing Queen de Abba. Esta proximidad no aleja la sombra del nazismo y de Videla del currテュculum de ambos religiosos.
La funciテウn de este cine es elevar la figura de alguien y, como un amigo mテュo dice, escogerテゥ el panfleto mejor hecho de todos. Los dos papas no solucionan ningテコn problema pero arroja luz sobre el cambio de poderes pontificios. Y lo mテ。s importante, descubres que la serie favorita de Benedicto XVI es Rex, un policテュa diferente.