Garrapatas: peligro en el Camino de Santiago
Por las verdes sendas del Camino Francés, un entorno aparentemente idílico y bucólico, acecha un enemigo diminuto pero potencialmente peligroso para todos los peregrinos: las garrapatas. Estos pequeños artrópodos hematófagos pueden arruinar la experiencia de más de uno, sobre todo, si no se toman ciertas prevenciones. Y ojo, no es una broma, ya que pueden provocar, incluso, enfermedades graves.
Pero, ¿qué es exactamente una garrapata? Se trata de un parásito perteneciente al grupo de los ácaros, capaz de sobrevivir en ambientes húmedos y con vegetación espesa. Galicia, rica en biodiversidad y bosques, se convierte en un hábitat ideal para ellas. Y cuando los peregrinos recorren las rutas boscosas desde O Cebreiro hasta la Catedral, estas criaturas no tardan en colarse en su viaje.
Un reciente estudio realizado por Susana Remesar Alonso, investigadora de la USC, pone sobre la mesa datos preocupantes: un porcentaje significativo de las garrapatas analizadas en el Camino albergan patógenos zoonósicos. Las más comunes, las Ixodes ricinus, destacan por su capacidad para transmitir Borrelia, Rickettsia y Anaplasma, entre otros.
El estudio marca las zonas de especial riesgo en el trayecto
El trabajo, financiado por la Cátedra del Camino de Santiago y de las Peregrinaciones, identifica en un mapa puntos críticos donde el riesgo de picaduras y la presencia de patógenos es más elevado. Por ejemplo, en las etapas iniciales entre Pedrafita y Triacastela, destacan zonas como el merendero de Pasantes y la panorámica de Pedrafita. En etapas posteriores, sitios como el puente de Samos o el merendero de Boente también figuran como focos especialmente peligrosos.
Curiosamente, desde Arzúa hasta Santiago, el peligro parece disminuir. Según los datos, no se detectaron garrapatas con patógenos en ese tramo. Pero, como dirían los más precavidos, no baje la guardia: estas pequeñas pueden esconderse en las zonas más insospechadas de tu cuerpo, desde detrás de las orejas hasta las axilas, las ingles o el ombligo.
¿Por qué preocuparse? Una picadura indolora e imperceptible
Las picaduras suelen ser indoloras y casi imperceptibles. Sin embargo, si la garrapata infectada permanece adherida de 24 a 48 horas, el riesgo de transmisión de enfermedades como la de Lyme aumenta considerablemente. Esta patología puede desencadenar síntomas que van desde dolor muscular y fatiga hasta complicaciones más serias si no se trata a tiempo.
El estudio también destaca un dato que da que pensar: muchas garrapatas no solo infectan a los peregrinos, sino que también afectan a los animales que transitan por las rutas. El ecosistema del territorio favorece la proliferación de estos parásitos.
Consejos: ¿Cómo evitar la picadura y qué hacer si ocurre?
El peligro está ahí, pero que no cunda el pánico, ya que siguiendo una serie de consejos se reducirá en gran medida las opciones de sufrir una picadura de garrapata. Las pautas son simples y efectivas. Los peregrinos deberían caminar por el centro de la ruta, alejados de la vegetación espesa. Además, deberían utilizar calzado cerrado y prendas que cubran la piel. Si no es suficiente, el uso de un poco de repelente no está de más. No olvides revisar ropa y zonas delicadas al terminar cada etapa.
Con todo, si te encuentras una garrapata, actúa rápido. Retírala con una pinzas de punta fina cuanto antes de la piel y tira con suavidad sin utilizar remedios caseros como aceites. Tampoco trates de cortarla o usar calor, ya que podrías infectar la herida. Lava con agua y jabón la zona y guarda el espécimen en un bote con alcohol por si es necesario analizarlo después.