Formentera, una isla para todos los gustos

Mehari: un coche de los años 70 que se ha convertido en un símbolo de Formentera. EP
photo_camera Mehari: un coche de los años 70 que se ha convertido en un símbolo de Formentera

Aunque el verano parezca lejano, pensar en las vacaciones de verano no sólo pone de buen humor, sino que a veces, reservando con antelación, se puede incluso ahorrar un poco. Es el caso, por ejemplo, de la mágica isla de Formentera, también conocida como la perla de las Islas Baleares.

En sus escasos 83,24 km², esta tierra abarca un mar cristalino y playas caribeñas. ¿Quién no soñaría con una semana de relax en un lugar como éste? Empezar ya a controlar los vuelos a Ibiza, porque le recordamos que Formentera no tiene aeropuerto sino que sólo se puede llegar por mar, le permitirá sin duda ahorrar en el precio de los billetes. De hecho, es bien sabido que, ya en mayo, los precios empiezan a subir considerablemente.

Una vez que haya aterrizado en Formentera, tendrá que alquilar el vehículo que le permitirá explorar los lugares más auténticos de la isla. Es fácil encontrar varias oficinas de alquiler de motos en Formentera, tanto en el puerto como en otros lugares.

Despeinado por la brisa marina, se moverá ágilmente entre las distintas playas y no tendrá problemas de aparcamiento. Si, por el contrario, necesita un coche, le sugerimos que alquile un icónico Mehari: un coche de los años 70 que se ha convertido en un símbolo de Formentera.

Faro de la Mola
Faro de la Mola

Los mercadillos hippies

Una vez organizados los preparativos del viaje, quizá se pregunte qué ofrece esta isla además de su espléndido mar. Bueno, en primer lugar, Formentera es famosa por sus mercadillos hippies.

De hecho, en la década de 1970, muchos jóvenes pertenecientes al movimiento "paz y amor" colonizaron pacíficamente la isla. Estos chicos excéntricos, que vivían de lo que encontraban, se reinventaron como artistas para ganar algo con su artesanía. Un legado de aquella época son las pequeñas ferias artesanales repartidas por todo el territorio.

Sin embargo, si te estás preguntando cuántos hippies auténticos siguen teniendo esos puestos hoy en día… bueno, es difícil de decir, pero desde luego aún quedan unos cuantos veteranos. Es el caso, por ejemplo, del legendario Juan, un hombre de edad indefinida que vive en su furgoneta justo en Es Pujols, a un tiro de piedra del paseo marítimo donde instala su puesto amarillo todos los días de mayo a octubre.

Este personaje menudito y siempre bronceado crea pulseras, collares y anillos hechos estrictamente con cuentas de colores. Le garantizamos que quedará fascinado por sus creaciones.

Pero además del mercadillo nocturno de Es Pujols, que tiene lugar todas las tardes durante la temporada estival, también hay otros mercados muy sugerentes. Por ejemplo, el de Sant Ferran, que ofrece sobre todo obras de arte como pinturas y esculturas, o el más famoso de El Pilar de La Mola. Esta último es sin duda el más grande y el más pintoresco: gracias a la hermosa plaza que lo alberga, en ello aún se respira el aire despreocupado de los hippies. De hecho, no es raro ver actuar a artistas de todo tipo y condición.

Los chiringuitos

No hay nada mejor que terminar un día en la playa contemplando una hermosa puesta de sol. Es precisamente en ese momento, cuando el sol empieza a ponerse, que muchas personas se mueven de la playa a su chiringuito favorito. Porque ya se sabe, todo el mundo elige un lugar favorito incluso en vacaciones.

Hay tantos bares donde tomar un cóctel o una cerveza fría que sería imposible hacer una lista. Sin embargo, hay algunos lugares que son de visita obligada, sobre todo si se visita Formentera por primera vez.

Uno de ellos es el Piratabus, un quiosco situado en la playa de Migjorn, famoso por sus excelentes mojitos. O, también en este amplio tramo de costa, encontramos Kiosko 62 y Lucky. Ambos, lugares históricos de la isla, ofrecen un aperitivo informal estrictamente con los pies en la arena.

El quiosco Piratabus
El quiosco Piratabus

Si, por el contrario, quieres lucir tus mejores galas, hay sitios en los que un determinado atuendo es definitivamente apropiado: lugares como Es Molí de Sal o Can Carlitos ofrecen un aperitivo más formal en un contexto que podríamos definir como boho-chic.

Con este breve resumen, se habrá dado cuenta de que Formentera es una isla apta para todos los públicos. Tanto si desea vivir estas vacaciones desnudo en contacto con la naturaleza (el naturismo es una práctica muy extendida en las playas) como si es una persona más clásica, seguro que encontrará su talla.

Los faros

Por último, hay que mencionar los faros, símbolos emblemáticos de Formentera. Hay dos en la isla: el faro de Cap de Barbaria y el de La Mola.

El primero, situado al oeste, en la localidad homónima de Cap de Barbaria, es un lugar suspendido entre el cielo y el mar. Para llegar a él, hay que caminar unos dos kilómetros y, una vez allí, es imposible no admirarlo con asombro. Tal vez sea por las leyendas que siempre han girado en torno a estos gigantes, tal vez sea por el paisaje que lo rodea, pero el faro de Cap de Barbaria evoca sentimientos encontrados: puede que se sienta profundamente libre… pero también puede que le embargue un sentimiento de soledad… Le dejamos a usted el placer de descubrir este lugar tan místico.

Igualmente lleno de encanto es el faro de La Mola. Este pequeño pueblo, que también alberga una pequeña iglesia, está situado en el punto más alto de la isla. Al llegar a él, notará cómo el aire se vuelve inmediatamente más fresco y el gran faro ocupa un lugar justo en los acantilados más altos de la isla: casi 200 metros de altura. 

Majestuoso y solitario, domina el paisaje. Si no sufre de vértigo, asómese con precaución desde sus acantilados: podrá ver las olas del mar chocando contra las rocas. 

Le sugerimos que vaya a verlo muy temprano por la mañana para ver el amanecer.