La carne de ternera sube un 24% en un año: "El consumidor lleva menos cantidad o compra pollo"
El vacuno gallego no recuerda una época de precios tan altos como los actuales en terneros y vacas en un sector tradicionalmente de márgenes ajustados. Ganaderos, dueños de cebaderos y tratantes confirman que estos animales cotizan a día de hoy en niveles históricos, aunque eso no signifique necesariamente que todos los agentes que participan en la producción ganen más dinero.
El que sí sale perjudicado es el bolsillo del consumidor, pues la carne de ternera se ha encarecido con fuerza en las carnicerías.
¿Qué explica la subida?
Para encontrar los motivos de esta escalada de precios hay que ir al origen de la cadena, al campo, donde hay escasez de animales de aptitud cárnica para cebo. ¿Por qué? Diferentes voces dentro del sector lo achacan al cierre de explotaciones y la falta de relevo. Algunas aluden también al impacto en los últimos años de enfermedades víricas que han afectado a la cabaña ganadera.
Hay, además, otro elemento que influye: el aumento de la exportación de animales vivos a Marruecos y de carne de vacuno a países como Argelia. Esta combinación de factores lastra la oferta y alimenta el desajuste con la demanda, lo que ha tirado al alza de los precios.
El alza de precios en cifras
Por terneros de cebo y vacas se paga en la actualidad dos o tres veces más que hace seis años, e incluso más. Para hacerse una idea, los becerros de raza frisona con menos de dos meses de vida cotizan hoy a una medida de entre 300 y 500 euros, cuando la horquilla en 2019 era de entre 80 y poco más de 100 euros.
En el caso del ternero de cruce industrial, si hace seis años se pagaba a entre 260 y unos 400 euros, ahora se mueve entre cerca de 700 y casi 1.000 euros. Y si hablamos de la raza rubia gallega, ha pasado de una horquilla de entre 400 y 600 euros a rozar incluso los 1.500 euros.
Así lo indican los últimos datos de la Central Agropecuaria de Galicia, con su actividad limitada desde finales de octubre por el cierre temporal de mercados decretado por la Xunta para proteger frente a la dermatosis nodular bovina, una amenaza que, de momento, no ha tenido una repercusión negativa en el precio del ganado gallego.
"Tiña que chegar o día no que os becerros valeran algo", señala José Caquelo, de Ganados Caquelo, que proviene de una familia de tratantes con larga tradición y se dedica a la compraventa de ganado vacuno y a cebo. También desde la Asociación Galega de Empresarios de Gando consideran que "xa tocaba" una mejora de los precios.
¿Gana más ahora el sector?
Sin embargo, no todos los agentes han visto crecer con holgura sus márgenes por esta situación de precios. Es el caso de los cebaderos, que tienen que pagar más por los animales que introducen en sus instalaciones. Aunque también los venden más caros una vez completado el proceso, muchos aseguran que, al final, no ganan más dinero que antes. Los costes no han bajado y siempre hay algún animal que enferma.
En esa situación se encuentra Jonathan Cives, cotitular junto a su mujer de un cebadero en el concello coruñés de Mazaricos con unos 580 animales y capacidad para en torno a 900. "Para gañar o mesmo ou pouco máis prefiro arriscar menos diñeiro. Coa situación actual, para mover a empresa necesitas moito máis capital. Antes, se tiñas un bache, o golpe era máis pequeno; agora será máis grande".
"O campo vaise acabar"
Con cerca de 40 años de edad, este ganadero al frente de Melenas SC achaca la situación actual a la falta de relevo en el agro. "O campo vaise acabar", advierte, y señala que los precios récord provocarán que haya menos ganado. Quen vai abrir agora un cebadoiro ou poñer en marcha unha granxa de vacas?, cuestiona Jonathan.
En una línea similar, José Caquelo vincula el actual escenario con la pérdida de productores. "A xente maior desfaise das explotacións e a nova non quere, entón hai que pagar o pouco que hai".
Con el nivel de precios alcanzado, comenta que tanto él como otros profesionales que tienen el ganado en extensivo optan por vender los terneros pasteros cuando llegan a los cuatro o cinco meses, un tiempo durante el que maman de la madre, en lugar de cebarlos. "Non compensa acabar o ciclo podendo vendelos a 1.400 ou 1.500 euros", señala. Así, se centra en cebar vacas y bueyes.
En el caso de las explotaciones de leche, comprar vacas de producción sale ahora considerablemente más caro –una res que antes costaba unos 2.000 euros ahora puede salir por 3.000 euros–, pero lo que resulta muy rentable es la venta de terneros a pocas semanas de nacer. "Nunca vimos prezos coma estes. Antes os machos pintos non había quen os quixera, non daban nada por eles", comenta una ganadera.
El impacto para el bolsillo
Con este telón de fondo, llevar una pieza de carne de vacuno al plato sale más caro. Según el índice de precios de consumo (IPC), comprar ternera en la carnicería cuesta un 24% más que hace un año en Galicia y solo en lo que va de 2025 acumula un alza del 18,3%.
Quien puede, paga los precios actuales sin hacer ajustes en el consumo de este alimento, tanto dentro del hogar como en la restauración, pero hay familias que se ven abocadas a reducir la ingesta de este tipo de carne u optar por las piezas más económicas por sus precios.
¿Cómo afecta al consumo?
El fuerte encarecimiento que ha experimentado la carne de vacuno no se ha traducido en una renuncia masiva por parte de los hogares a comprar esta fuente de proteína con mucho peso en los menús de muchas familias, pero sí ha traído algunos ajustes y cambios en los hábitos.
Lo confirma la propietaria de la Carnicería Carmiña, con puesto en la Plaza de Abastos de Santiago: "Se sigue vendiendo bien, pero el consumidor, en vez de llevar un kilo de carne, lleva medio, o compra pollo, que le sale barato y hace mucho arreglo", cuenta.
En los diez años que lleva en la plaza –en un puesto que ya regentó su madre–, señala que las chuletas de ternera subieron unos 8 euros el kilo, los filetes sobre siete euros y la carne de guisar unos 5 euros, mientras el solomillo se encareció hasta 12 euros el kilo.
Esta profesional, que vende a toda España, remarca que las carnicerías no son las responsables de la fuerte subida de precios. "La gente protesta como si tuviéramos nosotros la culpa, pero le gano menos ahora que está más cara que antes", asegura.