Emanciparse cuesta más: el 63% de los menores de 34 vive con sus padres
Las dificultades para acceder a un alquiler asequible alejan cada vez más la emancipación para los jóvenes. Según la Enquisa Estrutural a Fogares del Instituto Galego de Estatística (Ige), en 2024 el 62,7% de los ciudadanos con entre 18 y 34 años residía con sus padres, lo que supone un incremento anual de 2,4 puntos. Del análisis de los datos se extrae que 2011 fue el año en el que la tasa fue más contenida, al situarse en el 56,7%.
De los 261.322 que viven con sus padres, 150.540 tienen entre 18 y 24 años, lo que supone que el 89,3% de los jóvenes gallegos de estas edades no se ha independizado. Los otros 110.782 suman entre 25 a 34 años, un colectivo entre el que el 44,7% sigue en la casa familiar.
Llama la atención que, de los que permanecen con sus progenitores, el 31,6% declara tener ingresos superiores a los 1.000 euros al mes. De hecho, es la ratio más elevada de la serie histórica, que arranca en 2007, lo que da fe del esfuerzo económico que hoy exige procurarse un techo. Solo tres de cada diez jóvenes que no han abandonado el nido (29,7%) carecen totalmente de recursos.
Los ingresos crecen
Elaborado en base a una muestra de 21.849 entrevistas, el estudio revela que en 2024 el promedio por hogar fue de 2.830 euros mensuales, un 4,9% por encima de 2023 y el nivel más elevado de la serie.
En cuanto a la procedencia de los recursos, en el 40,4% de los hogares son fruto del trabajo, mientras que pensiones y otras prestaciones sostienen al 31,8% y en otro 27,1% entra dinero por las dos vías.
Del lado de los gastos, un 16,18% de los hogares paga cada mes la letra de la hipoteca que, de media, se sitúa en 471 euros, un 1% más que en 2023. Los que viven de alquiler son ligeramente más, un 16,57% y, para ellos, el desembolso ronda los 423,18 euros tras escalar un 2,2%.
En ambos casos, el esfuerzo económico está en máximos. Y los datos revelan una diferencia crucial: un 25,3% de los inquilinos dedica más del 30% de su sueldo a pagar a su casero —un tope que los expertos recomiendan no exceder—. Esta situación se da entre el 8,9% de los hipotecados.