Los expertos avisan: "Las pensiones están por encima de lo que permiten sueldos y cotizaciones"
El presente y futuro del sistema público de pensiones sigue siendo objeto de análisis y debate. Diversos expertos coinciden en señalar que ofrece, llegada la jubilación, prestaciones demasiado altas para la contribución que se realiza durante la vida laboral; que tiene una factura elevada para las generaciones más recientes; y que el gasto que acarrea resta recursos a otras áreas como la sanidad o las infraestructuras.
Por eso, llaman a tomar medidas que reduzcan la generosidad del sistema pese a los votos que podrían restar a cualquier gobierno.
Un estudio publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) advierte que "las pensiones públicas actuales están por encima de lo que permiten nuestros salarios y los tipos existentes de cotización", dada la actual esperanza de vida tras el retiro, los niveles de productividad y ocupación y la relación entre la población jubilada y la que está en edad de trabajar.
Lo firman tres investigadores –Alfonso Sánchez Martín, Ángel de la Fuente y Miguel Ángel García Díaz–, que abogan por explicar a la sociedad el peaje de mantener un modelo "excesivamente generoso en relación con sus recursos y con el crecimiento esperado de la economía".
Un factura creciente
El pago de las pensiones ya representa en torno al 30% del gasto público y el 12% del producto interior bruto (PIB), un peso que los expertos estiman que puede aumentar al 18% hacia mediados de siglo si no se introducen cambios significativos, impulsado por la jubilación de los baby boomers.
Con ese telón de fondo, los expertos del think tank llaman a "reconsiderar de inmediato" la última reforma del sistema de pensiones. Advierten que "agrava los problemas de sostenibilidad" del modelo. "El Gobierno pretende resolverlo ofreciendo un cheque en blanco con cargo a la Administración General del Estado, pero nos tememos que eso solo creará condiciones para que el desajuste siga creciendo hasta convertirse en inasumible", avisan.
Inciden, además, que reduce el margen para atender "carencias" en servicios públicos, un punto en el que aluden a la sanidad, el transporte ferroviario o la prevención y extinción de incendios forestales.
Recetas que tocan el bolsillo
Como parte de la solución consideran esencial reducir la llamada tasa de sustitución –que es el porcentaje del último salario que se recibe como pensión al jubilarse– hasta niveles similares a los de otras economías europeas. En España ronda el 80% de media.
Entre las recetas que lanzan los especialistas para reducir el gasto está restringir la revalorización conforme a la inflación solo a las pensiones mínimas, estableciendo para las demás "un límite máximo de pérdida acumulada de poder adquisitivo a lo largo de la vida".
También abogan por extender de forma gradual el periodo de cómputo para el cálculo de la pensión a toda la vida laboral, sin posibilidad de descartar los peores años.
Plantean, además, un vínculo automático entre la edad de jubilación y la esperanza de vida, con excepciones en ocupaciones que no lo permitan por su dureza física. Y, para inyectar recursos al sistema, proponen un recargo en la cuota estatal del IRPF.
Sobre la opción de subir más las cotizaciones, advierten de efectos adversos sobre el empleo y la equidad entre generaciones.