Xosé Carlos Arias: "En los próximos años tocará subir impuestos y combatir la evasión"

El catedrático de Economía Aplicada de la UVigo sostiene que, salvo que la crisis sanitaria se recrudezca en otoño y aboque a una nueva paralización de la actividad productiva, en 2022 la economía habrá recuperado el nivel previo a la pandemia. Esto es, el de finales de 2019
Xosé Carlos Arias. EP
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Autor junto al vigués Antón Costas de obras como La torre de la arrogancia, un ensayo clave en el que los dos economistas analizan cómo la crisis financiera de 2008 forzó una redefinición de la relación entre los mercados y la política y al que siguió La nueva piel del capitalismo, Xosé Carlos Arias (1954, Lugo) está convencido de que el Gobierno tendría que haber aprovechado los años de expansión para hacer sus deberes fiscales y asume que tras la crisis llegará el ajuste. Experto en investigación macroeconómica, mercados financieros y análisis de crisis, es catedrático de Economía Aplicada de la UVigo y miembro del Foro Económico de Galicia y de la International Society for New Institutional Economics. 

¿Las secuelas que dejará el coronavirus serán más profundas que las de la crisis financiera que estalló en 2008?
Resulta imposible contestar con alguna seguridad, porque nos movemos en un entorno de incertidumbre radical. Mi percepción es que la crisis de 2008 fue más disruptiva, porque respondió a una quiebra de la dinámica interna seguida por el sistema económico en los treinta años anteriores. En el caso que ahora nos afecta, es un elemento externo, la crisis sanitaria derivada del coronavirus, eso sí de inusitada gravedad. Lo que creo que sí ocurrirá es que tendencias que ya se estaban gestando, como una cierta desglobalización o el refuerzo de la naturaleza digital del nuevo capitalismo, se están viendo reforzadas. 

¿Cuánto tardará la economía gallega en recuperarse? ¿Y si en otoño se impone otro confinamiento?
Sin duda, un rebrote de la pandemia en otoño haría que todo se complicara extraordinariamente. Pero con los cálculos que se están haciendo, todo apunta a que en 2022 se habrá recuperado el nivel del producto interior bruto de finales de 2019, después de un hundimiento histórico que se registrará en 2020 y una fuerte recuperación en el próximo año. Para enmarcarlo y darle valor a esa previsión, que habla de una recuperación a algo más de dos años vista, hay que tener en cuenta en que, en la crisis anterior, España tardó ocho años en recuperar su nivel de producción de 2008. 

Tendencias que ya se estaban gestando, como una cierta desglobalización o el refuerzo de la naturaleza digital del nuevo capitalismo, se están viendo reforzadas

¿La prórroga de los Erte por fuerza mayor evitará los despidos o hacen falta medidas más ambiciosas?
La prórroga de los expedientes de regulación temporal de empleo, que han resultado ser una innovación de gran valor, podría ser en gran medida suficiente. En estas circunstancias es impensable introducir una dinámica de reformas en el mercado de trabajo. Todo lo que se haga en ese campo, en todo caso, tiene que contar con la complicidad y apoyo de los agentes sociales.  

¿Cómo evalúa la renta mínima vital que ultima el Gobierno? ¿Fomentará la economía sumergida?
Es una propuesta a mi juicio acertada, por combinar dos elementos muy importantes. De un lado, está el mantenimiento directo de la renta —y por tanto, un sostén de la demanda— en esta coyuntura crítica. De otro, está el impulso hacia la redistribución de la renta y la reducción de la pobreza. Aparece en un momento singular en la que su necesidad aparece reforzada, pero creo que también tiene interés como elemento permanente. Su coste, evaluado hace unos meses por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, será muy moderado. Entendido de esta manera, puede efectivamente presentar algunos problemas, como los que se mencionan. Pero, para evitar esos problemas es fundamental un buen diseño técnico. 

¿La caída de los ingresos fiscales y el coste de las medidas traerán recortes o subidas de impuestos?
Está claro que, aunque el año que viene haya un fuerte crecimiento, lo que haría más fácil el ajuste fiscal, el déficit y la deuda se van a disparar. Creo que es imprescindible que la sociedad española entienda que, si quiere mantener el Estado de bienestar —y la necesidad económica de este es una de las grandes lecciones del drama de estos meses— tienen que subir los impuestos. No se hizo durante el período reciente de recuperación, cuando ese era el buen momento, por lo que las cuentas públicas llegaron débiles a esta crisis. Pero, en los próximos años habrá que igualar la presión fiscal con la media europea, reformar algunos impuestos, al menos en algún aspecto, como la eliminación o reducción drástica de la jungla de desgravaciones, y luchar por todos los medios contra la evasión.

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