Alexandra, una niña con progeria "entre 20 millones"

Alexandra Perault y sus padres.NACHO SANTÁS
En el Día Mundial contra las Enfermedades Raras, la pequeña, que es la única española con la enfermedad del niño anciano, asiste en el CiMUS de Santiago a un foro con sus padres e investigadores de renombre mundial para evidenciar la demora de hasta cuatro años de media en el diagnóstico de patologías como esta y la falta de financiación para la investigación. Un experto de la USC descubre una vía para ayudar a mejorar la esperanza de vida de estos pequeños, que es de 14,5 años

Acompañada por sus padres, Alexandra Perault, de ocho años, cambió este viernes la escuela y los cuadernos en Barcelona por el Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) de la USC, en Santiago, para crear conciencia. En el Día Mundial de las Enfermedades Raras –que en Galicia tienen diagnosticadas 5.217 personas-- esta pequeña sonriente viene a recordarnos la importancia de que la investigación avance para que personas como ella no tengan que esperar una media de cuatro años para que le pongan nombre a la enfermedad que padecen y, sobre todo, para ganarle tiempo a la vida. 

Bajita y delgada para su edad, la pequeña –que el 1 de abril cumplirá nueve años-- cubre su cabecita sin cabello con un gorro de lana. Su piel, fina y casi traslúcida, refleja la dura realidad de los 203 niños ‘ancianos’ diagnosticados de progeria en 50 países del mundo

En apariencia, todo fue bien hasta los dos años. “Fue entonces cuando empezamos a detectar pequeñas cositas morfológicas, como que se le caía el pelo, no tenía cejas ni pestañas, tenía la piel muy finita y se le trasparentaban las venas. No crecía ni ganaba peso, de manera que siempre estaba por debajo de los percentiles que le correspondían por edad. Fue cuando empezamos a sospechar que podía tener algo”. Así lo explica su madre, Esther Martínez Gracia, que junto a su marido, Cédric Emmanuel Perault, y su hija, incide en que la “esperanza” para estos menores “está basada en que se haga investigación” que dé lugar a tratamientos y que, “en algún momento se descubra una cura”. 

Aunque ella es, actualmente, la única española viva con esta patología, el profesor de Medicina de la USC David Araújo-Vilar y miembro del Grupo de Patología Molecular y Enfermedades Raras del CiMUS explica que él siguió a otros dos pacientes. Uno de ellos era un niño de Ferrol que falleció a consecuencia de un traumatismo hace algo más de un año cuando tenía siete. Otra chica de Melilla pereció a los 15. 

Con el fin de acercar esta dolencia a la comunidad investigadora y a la sociedad, el CiMUS citó en Compostela a dos referentes a nivel mundial, los doctores Scott D. Berns y Leslie B.Gordon, cofundadores de la Progeria Research Foundation. Esta organización, anclada en Boston, es pionera en la investigación y el desarrollo de tratamientos y también es un pilar básico para familias como la de Alexandra. Berns y Gordon la crearon en 1999 a raíz del diagnóstico de su hijo Sam, que falleció en 2014. Desde entonces, el ente recaudó más de 94 millones de dólares en donaciones. 

Un fármaco alarga un 30% la esperanza de vida de estos niños, que es de 14,5 años

De hecho, conocer esta institución fue “un rayo de luz” para los padres de la pequeña, con la que viajaron a Boston cuando tenía dos años. Y fue así como entró en un ensayo clínico en cuyo marco se estaba probando un medicamento destinado a alargar la esperanza de vida de los pacientes, que ronda los 14,5 años de media, y que en 2020 acabó aprobando la agencia estadounidense del medicamento (FDA). Se trata del lonafarnib, que ha demostrado favorecer una prolongación de la vida de un 30% de media. “No es la cura, porque de momento, la enfermedad no la tiene, pero alarga un poco la esperanza media de vida al reducir la toxicidad de la progerina, que es la proteína que causa el envejecimiento prematuro”, explica la progenitora.

Quien los puso en contacto con la fundación fue el bioquímico asturiano Carlos López Otín, de cuyas investigaciones con ratones se enteraron los padres de Alexandra cuando, tras acudir a uno de los hospitales de referencia de Barcelona les dijeron que tendrían que esperar “aproximadamente unos dos años” para tener la confirmación de que la pequeña padecía progeria. Impelidos por “la incertidumbre” y por el avance de la enfermedad, optaron por documentarse y por “buscar en internet”. Fue así como dieron con este experto en el síndrome de envejecimiento acelerado de Hutchinson-Gilford, que “a los dos días” de enviarle muestras de sangre de los tres confirmó lo que ya sospechaban. 

Una aspirina a diario para evitar accidentes cardiovasculares

Se trata de una enfermedad que exige “ir tratando cada uno de los síntomas” y la principal causa de mortalidad de los pequeños son “los accidentes cardiovasculares”. Para prevenir, además de los chequeos anuales, Alexandra se toma a diario una aspirina. Con el avance de la enfermedad, tocará encarar tratamientos paliativos, pues la artrosis, artritis, rigidez articular y arteriosclerosis que padecen estos niños suele abocarlos a una silla de ruedas

“Todo lo que tendremos nosotros cuando seamos mayores, como el riesgo de que se nos disloque la cadera, ellos lo tienen a edades muy tempranas”, reflexiona su madre. A nivel intelectual, el desarrollo de Alexandra es “totalmente normal” e incluso “va un pasito por delante” de sus compañeros. “Es muy feliz y muy curiosa, quiere aprovechar cada momento”, constata su madre, que señala que ella y su marido se “reinventaron” en lo profesional para poder “pasar el máximo tiempo juntos”. Fruto del aprendizaje al que los forzó la progeria, nació el cuento Una niña entre 20 millones, en alusión a la prevalencia de esta patología. 

La falta de una red de apoyo en España llevó a Esther y a Cédric a crear la Asociación Progeria Alexandra Perault, con el objetivo de “ayudar a papás” que, como a ellos les pasó, no supieran adónde acudir. En seis años, han recaudado "menos de 100.000 euros”, destinados a la investigación, una cantidad insuficiente ante la que la familia incide en que resulta crucial aumentar los fondos públicos. “Sabemos que la Xunta, periódicamente, va dando financiación a la investigación, pero no es la realidad del resto de España”, refiere Esther Martínez, que explica que, en su caso, dependen del altruismo de particulares

Alexandra Perault, acompañada de sus padres y de investigadores.NACHO SANTÁS

El CiMUS da en la diana: el magnesio puede contribuir a alargar la vida de los afectados

En el CiMUS, el doctor Ricardo Villa Bellosta investiga en ratones el papel que tienen “ciertos componentes de la nutrición” en la dieta y en la calidad de vida de los niños en combinación con el tratamiento con lonafarnib. “Hemos encontrado un par de sustancias que pueden incrementar la esperanza de vida de esos pequeños”, indica el investigador principal. Uno de esos componentes es el magnesio, que actúa como antioxidante y con el que se ha logrado “alargar la vida en torno a un 40%”.

El otro nutriente parece ser el fósforo, aunque el Cimus lo desvelará en un nuevo trabajo cuya publicación se producirá en breve. Villa, que ha obtenido información de forma recurrente, para investigar esta enfermedad rara, desarrolla su proyecto con apoyo de la Progeria Research Foundation.

Sammy Basso, el joven con progeria más longevo falleció en octubre a los 28 años

Araújo-Vilar, que al igual que Villa Bellosta forma parte del Grupo de Patología Molecular y Enfermedades Raras del CiMUS, explica que, aunque el síndrome de la progeria Hutchinson-Gilford –descrito a finales del siglo XIX-- es una dolencia que “fisicamente é moi fácil de recoñecer”, sin embargo, las bases moleculares “non se identificaron ata o 2003”. Desde entonces, se avanzó “moitísimo” en el conocimiento de la patología y en su tratamiento. “A terapia xénica é o futuro”, señala el investigador, que asume que el reto es dar el salto de la investigación con ratones a los humanos. 

En cuanto a las causas de la enfermedad, señala que la base son “mutacións de novo que aparecen porque hai un espermatozoide ou un óvulo cunha mutación”. Esto hace que las posibilidades de que una pareja tenga un hijo con este tipo de progeria sean muy bajas. El grupo compostelano lleva “máis de 20 anos” investigando las lipodistrofias, bajo cuyo pararguas se incluyen los síndromes progeroides. Los trabajos siguen dos líneas: la caracterización de los síntomas, “que son moi heteroxéneos” –una labor en la que el CiMUS participa con otros centros de Europa y EE.UU.--, y la labor de laboratorio, centrada en identificar las modificaciones epigenéticas, que influyen en la gravedad de la enfermedad. 

Fruto de avances como el lonafarnib, el experto señala que recientemente ha fallecido “a persoa máis vella con  Hutchinson-Gilford. Se trata del italiano Sammy Basso, que perdió la vida en octubre a los 28 años. Se convirtió en adalid de la lucha contra esta enfermedad, llegando a convertirse “en biólogo molecular” y a recaudar fondos a nivel mundial para la investigación. Araújo-Vilar, que conoció a Basso en 2009, cuando empezaba el tratamiento, constata que esta persona “excepcional” logró doblar la esperanza de vida que le asignó el diagnóstico.