El Apóstol perdona también las pintadas
El Apóstol Santiago, amén de artífice de una milenaria ruta de peregrinación que aporta millones de euros y visitantes a Galicia, tiene un don único dentro de la doctrina católica: conceder la llamada indulgencia plenaria, una suerte de amnistía divina que implica el perdón total de los pecados, siempre que se haga el Camino en Año Santo. La bondad del discípulo de Jesús es tal que parece indultar incluso a aquellos que profanan su templo armados con rotuladores o sprays.
Y es que tanto el vándalo o vándalos que en 2018 caracterizaron una escultura del siglo XII de la catedral como el batería de Kiss, como quienes un año después realizaron pintadas de cariz feminista en la fachada del Obradoiro o quienquiera que fuese que en 2023 plasmó con aerosol un pene de un metro de alto en ese mismo frente podrían haber sido multados con entre 6.000 y 150.000 euros, igual que los turistas que esta semana estamparon a rotulador varios nombres en italiano también en la basílica compostelana.
Sin embargo, sus acciones no han tenido castigo. Bien por mediación divina del Apóstol o, desde un punto de vista más terrenal, por las dificultades para dar caza a estos malhechores del spray, a los que solo es posible multar si se les coge con las manos en la masa. "É moi complicado pillar ás persoas que realizan as pintadas, xa que a policía debe collelas in situ, no momento no que as realizan", reconoce al respecto la edila de turismo de Santiago, Miriam Louzao, en declaraciones a Efe.
Ante la dificultad para dar caza a los responsables, la concejala lanza un llamamiento a la colaboración ciudadana. Eso sí, "sempre é mellor chamar á Policía que poñerse a gravar un vídeo e subilo a redes", como ocurrió en anteriores ocasiones, ya que al telefonear a los agentes se multiplican las opciones de que capturen a los infractores y, por otra parte, se evitan posibles altercados con ellos.
Cámaras de videovigilancia: ¿sí o no?
Este nuevo episodio vandálico ha desenterrado el debate sobre la pertinencia de colocar más cámaras de videovigilancia en el casco histórico. En Compostela hay quienes se muestran favorables aludiendo no solo a facilitar la identificación de los autores, sino también a un posible efecto disuasorio, ya que creen que los vándalos se lo pensarían dos veces antes de desenfundar rotuladores o sprays ante la presencia de cámaras. Otros, en cambio, no creen que deba convertirse el casco histórico compostelano en una especie de Gran Hermano.
¿Y en qué postura está el Concello? En la segunda, ya que descarta reforzar con más cámaras de seguridad en el entorno de la catedral al no creer que fuese a ser útil. La concejala Miriam Louzao lo argumenta: "Non se trata só de gravar, senón que logo a esas persoas hai que identificalas, o cal é complicado". Y añade que "hai múltiples estudos no mundo que veñen indicar que ter máis cámaras de seguridade non fai que diminúan os actos de delincuencia".
El Concello aboga por la concienciación
Para Louzao, la clave está en trabajar en la concienciación, tanto de la ciudadanía como de las personas que visitan la ciudad. En este sentido, recuerda que el Ayuntamiento de Santiago colabora con diferentes entidades, asociaciones, hostelería y agencias de viajes para hacer llegar "en destino" el código de buenas prácticas, una campaña lanzada por el gobierno local y que tiene como objetivo favorecer el respeto al patrimonio, la limpieza y el descanso de los vecinos.
Episodios "illados"
Y finaliza con un mensaje de tranquilidad, al señalar que estos episodios son "illados e puntuais", como prueba el hecho de que en la última década los casos no lleguen a una decena cuando por el Obradoiro y sus aledaños han pasado millones de turistas.
Y en cuanto a la última pintada, Louzao aseguró que ya se trabaja para "borrala o antes posible", con la esperanza de que no vuelvan a profanar el templo el Apóstol. Haya o no castigo.