Casi 700 animales varados en las costas de Galicia en un año
La red de varamientos de Galicia (Revargal) sigue arrojando números de récord. En las últimas dos décadas la atención de animales atrapados en el litoral gallego, o su llegada ya muertos a la costa, solo había pasado de los 400 ejemplares en 2019, pero en los últimos dos años la cifra se ha disparado hasta rondar los 700. Casi dos al día.
En concreto, en 2024, la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) contabilizó 689. Y en el caso de los cetáceos, el 42,1% de los que aparecieron "en bo estado" para ser valorados "morreron por captura accidental".
La mayor parte de estos animales llegan a las costas gallegas después de muertos, pero en torno a uno de cada diez encallan aún con vida y es necesario reintroducirlos de inmediato al mar o rescatarlos para su cura y rehabilitación.
Los delfines y las marsopas continúan siendo los más damnificados. De los 614 cetáceos anotados en 2024 –sobre todo en las Rías Baixas, que copan el 70% del total de varamientos–, hasta 455 eran delfines comunes. A mucha distancia quedan los 46 delfines mulares –el arroaz–; los 18 delfines listados o las 14 marsopas.
Pero las tortugas vuelven a dar señales de peligro. Si las 25 de 2023 habían supuesto la mayor cantidad desde 2003 –cuando se habían superado las 60 aún bajo los efectos del desastre del Prestige–, el año pasado fueron todavía más: 32.
Y a ello hay que añadir 23 tiburones, 14 nutrias, 6 focas y 6 ballenas de distintas especies.
En busca de los porqués
Los investigadores tratan de dar respuesta a este brusco repunte. Por lo pronto, Cemma atribuye a la pesca cuatro de cada diez muertes de cetáceos. Por ejemplo, en marzo aparecieron en el entorno de Vigo los cadáveres de nueve delfines con señales compatibles con haber sido capturados por un barco y arrojados de nuevo al agua.
Pero estas no son situaciones nuevas. Asimismo, se ha constatado que en los últimos tiempos ya no se produce la típica estacionalidad de los varamientos, con picos entre enero y marzo por las condiciones meteorológicas y los vientos del suroeste, sino que se van sosteniendo a lo largo del año.
Entre otros, se estudia si los cetáceos se acercan más a la costa, siguiendo su alimento, o en qué medida les afectan contaminantes como el plástico, cuya presencia es habitual en las autopsias.



