El Chicle: la naturalidad de un gran actor

FIRME PERO POCO CREÍBLE ►José Enrique Abuín Gey hizo gala de una gran seguridad en sí mismo para tratar de convencer de la accidentalidad del crimen con un nuevo guion que pareció traerse aprendido de prisión, aunque poco convincente. La recreación pareció el rodaje de una película de acción, con el protagonista corriendo entre policías con bidones de gasoil

El Chicle, durante la reconstrucción de los hechos. CABALAR (EFE)
photo_camera El Chicle, durante la reconstrucción de los hechos. CABALAR (EFE)

El Chicle traía estudiado al dedillo el guion que debía seguir la reconstrucción del crimen. Sabía que, tras sus constantes giros argumentales, este viernes era su última oportunidad de tejer un relato de los hechos mínimamente creíble que pueda beneficiarlo de cara a la vista oral. Tenía a su disposición un amplio reparto formado por guardias civiles y personal judicial dispuesto a escucharlo sin apenas cuestionarlo. Y en ese papel, aun con todos los focos apuntándole, El Chicle se sintió cómodo.

Su protagonismo fue de menos a más. Apareció en escena en los juzgados en modo incógnito, tapándose con la capucha de su sudadera y luciendo una poblada barba cultivada durante las últimas semanas en prisión, tiempo que semeja haber empleado también en preparar la recreación de los hechos. Ante los medios se escondió, pero todo cambió cuando llegó a A Pobra y se quedó a solas con los investigadores, el juez y los abogados, a una distancia prudencial de los objetivos. Ahí parecía la estrella de una película de acción, la que dio la impresión de filmarse el viernes en O Barbanza, dado el despliegue policial, la multitud de cámaras y la expectación vecinal.

El Chicle se explayaba, hablaba sin parar, gesticulaba ampulosamente y, en definitiva, movía a su antojo los hilos de la reconstrucción de un crimen que intentó llevar al terreno de lo accidental, para lo que modificó sin reparo la trama principal. Ni atropelló a Diana ni la abordó en el último tramo del paseo de O Areal. Él mantiene que estaba sustrayendo gasoil de los camiones de los feriantes en una oscura explanada circundada de naves abandonadas cuando la chica irrumpió en tal sórdido escenario –que a ella no le quedaría ni por asomo de camino a casa–. Y él, como se vio sorprendido y acumula un amplio historial delictivo, pensó que lo mejor para evitar problemas con la ley era retenerla y convencerla de que no había visto nada, aunque los hechos se torciesen y acabase por asfixiarla "accidentalmente".

La secuencia descrita, que fue lo más novedoso de la reconstrucción de los hechos, fue recreada como si de un filme de acción se tratase: con un atrezzo que incluía un Alfa Romeo 166 como el que conducía Abuín la noche de autos, furgonetas de la Guardia Civil figurando ser las de los feriantes, un maniquí con las dimensiones y peso de Diana Quer... Todo ello mientras el protagonista, El Chicle, esprintaba de un lado a otro portando bidones de combustible que simulaba robar, atestiguando que aún conserva su buena condición física cosechada como runner.

Los vecinos asistían atónitos a la escena pero no se creían nada. "Como lle ía roubar gasoil aos feirantes? Estaría firmando a súa sentenza de morte!", exclamaba un pobrense. Habrá que esperar a ver qué credibilidad otorgan los investigadores a un Abuín al que el viernes se le vio natural y sin titubear lo más mínimo. Pero que estuviese seguro de sí mismo no quiere decir que su relato sea cierto, por muy bien que lo haya interpretado.

Colaboración. Explicó sus pasos al detalle

El Chicle explicó sus pasos al detalle. CABALAR (EFE)

Ofreció extensas explicaciones sobre cada uno de sus pasos y se mostró cordial e incluso amistoso con los investigadores. No se puede negar que Abuín Gey acudió a la reconstrucción de los hechos dispuesto a colaborar, al margen de que pueda tratarse de una táctica para rebajar la pena en el juicio.

En forma. Corrió simulando el robo de gasoil

El Chicle, durante la reconstrucción del crimen. LUIS POLO

El Chicle hizo gala de su buena forma física para simular ante los investigadores cómo sustraía gasoil de los camiones de los feriantes antes de verse sorprendido, según dijo, por Diana Quer. Se armó de garrafas de combustible y realizó varios sprints que fueron seguidos de cerca por los agentes.

Emoción. El dolor de la madre y la hermana

El dolor de la madre y la hermana. CABALAR (EFE)

La madre y la hermana de Diana Quer se acercaron al área donde se estaba reconstruyendo el crimen desde su chalé en Cabío, unos metros más arriba. No pudieron contener la emoción y se fundieron en un abrazo. A su encuentro acudieron varios agentes, que ejercieron de psicólogos y las consolaron.