Condenado a tres años por quedarse con la pensión de orfandad de su hija menor 

El hombre tenía que ingresarle la cuantía a la abuela de la niña, que tenía adjudicada la custodia

La Audiencia Provincial de Lugo. PEPE TEJERO
photo_camera La Audiencia Provincial de Lugo. PEPE TEJERO

La Audiencia Provincial de Lugo ha condenado a tres años de prisión a un hombre por quedarse para sí mismo con la mayor parte de la pensión de orfandad de su hija mejor, en lugar de ingresar esa cantidad a la abuela de la niña, que tenía adjudicada la custodia. 

La sentencia recoge que, entre los años 2011 y 2016, con el fin de "obtener un beneficio patrimonial ilícito", el hombre "incorporó de forma engañosa y definitivamente a su patrimonio diferentes importes en concepto de orfandad, de los que era beneficiaria su hija menor". 

En concreto, la niña percibía por parte de la Seguridad Social una pensión que superaba los 600 euros y que, mensualmente, se le ingresaba al padre con el compromiso de transferirlos de forma "íntegra" a la abuela de la menor, que ostentaba la guarda y custodia, para los gastos de manutención. 

Sin embargo, según se comprobó durante el juicio por los extractos bancarios, el hombre solo transfería mensualmente 180 euros a la abuela, quedándose con el resto de la pensión.

APROPIACIÓN INDEBIDA. La Sala apunta que, después de que el condenado reconociese como suya a la niña, fruto de una relación extramatrimonial, estaba "obligado" a "abonar una cantidad en concepto de alimentos" a quien tenía su custodia, la abuela, que debía percibir la pensión de orfandad de la menor. 

Por estos hechos, la Audiencia ha condenado al hombre a tres años de prisión por un delito de apropiación indebida, así como al pago de una indemnización por las cantidades percibidas por la pensión durante estos años, que cifra en más de 35.000 euros

En este sentido, la sentencia recoge que se le impone la pena en el límite superior por tratarse "de una conducta singularmente reprobable", de un padre "que pudo haber dejado a su hija sin la posibilidad de tener sufragadas sus necesidades por su solo designio de disfrutar de un dinero que no era suyo". Además, recalca que, durante el juicio, mostró "una actitud de desprecio y cosificación" hacia la niña, llegando a referirse a la decisión de reconocerla como hija con la expresión "cuando la puse a mi nombre", como si "se tratase de un objeto".