Tabaco, música o sexo: ojo con no acabar multado este verano en las playas gallegas

Bañistas en una playa de Viveiro.EP

Fumar, poner altavoces, llevarse berberechos o incluso orinar en el mar podrían amargarnos las vacaciones, ya que son conductas prohibidas en las playas de algunos concellos. Y cuidado con otras acciones que se describen a continuación

Si es usted uno de los afortunados que ya está de vacaciones, quizás nos esté leyendo desde la playa. Y ojo si lo hace con un cigarrillo en la boca, mientras escucha música con altavoces USB o si su hijo está en las rocas pescando cangrejos con un cubo y un ganapán. Podría ser multado. Y con cuantías que pueden llegar a los 750 euros. Lo suficiente como para amargarle las vacaciones.

Vaya por delante que este artículo veraniego no pretende alarmar. Más cuando la probabilidad juega a su favor y las sanciones en los arenales son testimoniales. Pero haberlas, haylas, y en Galicia ya se han reportado multas por los motivos aparentemente más peregrinos (aunque normalmente justificados) menos por dos: tener sexo y orinar en el mar.

Sí, la "evacuación fisiológica en el agua", como se refieren las ordenanzas a miccionar, está prohibida en concellos como Sanxenxo, Cangas o Vigo. Y pese a que, aun sin pruebas, parece claro que esta conducta ha sido repetida infinidad de veces, no hay sanciones por la práctica imposibilidad de detectar a los infractores.

El resto de conductas punibles en los arenales gallegos entran más o menos dentro de las normas básicas de comportamiento en un espacio público: no acampar, no llevarse berberechos, no molestar al resto de usuarios con el balón o las palas...

Y tampoco tener sexo, una práctica que puede parecer disparatada en arenales concurridos pero de la que se han reportado casos en playas más desiertas como las de Ons o Cíes. En Galicia, con todo, no constan multas por ello, pero sí en Mallorca, donde el verano pasado una pareja acabó esposada (con los grilletes de la Policía) por retozar en público, lo mismo que le pasó a un matrimonio en Málaga hace tres años.

Claro que puede usted tener conductas más decorosas y también acabar multado por clavar el palo de la sombrilla a primera hora y no volver a hacer acto de presencia hasta el mediodía. Guardar sitio se ha convertido en un problema en playas como la de Caneliñas, en Portonovo. y es una práctica que se sanciona en no pocos concellos.

Las 'recetas' de las policías locales varían en función del municipio, ya que la mayor parte de estas prohibiciones playeras se rigen por ordenanzas municipales, pero en Galicia oscilan de los 30 euros por llevarse a casa unos berberechos a los 60.000 euros que marca como máximo la Ley estatal de costas por llevarse una piedra o conchas, en caso de que la infracción fuese tan grave que altera el paisaje -un ejemplo sería llevarse arena de las dunas de Corrubedo-.

Para evitar sustos, lo mejor es poner atención a los diez siguientes puntos:

  1. 'Praias sen fume': ¿Prohibición o recomendación?
  2. La moda de los altavoces: no torture los oídos de los demás
  3. Reservar sitio: una 'moda' de Levante que ya ha llegado a Galicia
  4. Ahorrar en hotel para acampar en la playa no es buena idea
  5. La prohibición viguesa que llegó a las portadas de The Times y Le Parisien: prohibido orinar en el mar 
  6. Jugar a la pelota o a las palas, con 'sentidiño'
  7. Esa caracola tan bonita que recogió el niño en la orilla puede dar un susto
  8. Coger berberechos le convierte en un furtivo de bañador
  9. Los perros, mejor en playas caninas
  10. Tener sexo en la playa no siempre es la mejor idea

'Praias sen fume': ¿Prohibición o recomendación?

Galicia, con la iniciativa de la Xunta 'Praias sen fume', lidera la cruzada playera contra el tabaco, ya que es la comunidad con más arenales libres de humo de España, con 242 este año: 108 en A Coruña, 87 en Pontevedra, 34 en Lugo y 13 en Ourense. En este último caso, claro está, se trata de playas fluviales.

De esta forma, alrededor del 30% de las playas gallegas son sen fume. ¿Pero se multa? La respuesta es, en este caso, muy gallega: depende. La iniciativa de la Xunta partió en 2016 como una mera campaña de concienciación, y así lo sigue siendo. Fagámolo entre todos, rezan los letreros a pie de las playas adheridas a esta iniciativa, lejos de un taxativo prohibido fumar.

Otra cosa es que algunos concellos, como Bueu, Cangas, Sanxenxo o A Coruña, hayan implantado ordenanzas que vetan el tabaco en sus arenales. Dependiendo del municipio, la multa rondaría los 200 euros aunque podría incrementarse si se prueba que el fumador ha tirado colillas en la arena.

Encenderse un cigarrillo no tendrá repercusiones económicas, en cambio, en Vigo, municipio que por otra parte se mantiene al margen de la iniciativa Praias sen fume.

Así las cosas, en la mayoría de las playas españolas, no fumar es más una recomendación que una obligación legal, ya que no existe una ley estatal o autonómica que prohíba expresamente fumar en las playas, pero sí puede vetarse vía ordenanza.

Además, tirar colillas podría ser sancionable por otra vía, en este caso por contaminar el entorno, como un daño medioambiental.

Por tanto, si usted es fumador y quiere ahorrarse problemas (y posibles multas), lo mejor es fumar a pie de playa, junto a los accesos, o bien en los chiringuitos, cuyas terrazas sí están libres de prohibiciones.

La moda de los altavoces: no torture los oídos de los demás

Géneros aparte, los demás no tienen por qué escuchar (o aguantar) su música. Por desgracia, los altavoces USB se han convertido en un 'must' de muchos bañistas, especialmente jóvenes. Y, también desafortunadamente para los amantes de la tranquilidad playera, estos bafles móviles cada vez son más grandes y con más vatios, por lo que una tarde de playa puede tornarse en tortura acústica. Es por ello que las multas por ruido en los arenales están entre las más justificadas.

En A Coruña inauguran este mismo verano multas de 750 euros a quién moleste con altavoces. Claro que para ello cabe demostrar ante la Policía Local el concepto de molestar.

Y por ello, para evitar medias tintas, excusas o equívocos, hay un municipio que los veta tajantemente: Barreiros, donde la ordenanza que rige el uso de las playas especifica que "se prohíbe la utilización de reproductores de música o similares que emitan ruidos que puedan molestar a los demás usuarios".

En un término medio se sitúa Sanxenxo, que establece una normativa de ruidos en sus arenales de un máximo de 45 decibelios durante el día y 35 de noche. En este caso, de nuevo, la ordenanza se queda más en la intención que en multas reales, porque para probar los ruidos debe acudir la policía local armada con un sonómetro. Y a su llegada, muy probablemente los 'melómanos' habrán bajado el volumen.

Y aunque se asocie ruido playero con altavoces, tampoco se libra el perfil hippy: tocar la guitarra también puede ser multado. Además, y dependiendo de quién toque, puede tornar fácilmente de música a ruido.

Reservar sitio: una 'moda' de Levante que ya ha llegado a Galicia

Hasta hace poco era impensable en Galicia ver playas fantasma de las que, entre la bruma matinal, emergen sombrillas, sillas y toallas sin atisbo de vida humana, unas escenas reservadas a Levante, el Sur y las islas.

Pero la comunidad, sin caer en el alarmismo, viene experimentando cierta masificación de un tiempo a esta parte que ya ha dejado varios episodios de este tipo. En Cangas empezó a ocurrir en 2021 en la playa de O Francón y se ha venido repitiendo hasta ahora.

Entremedias, varios veraneantes fueron multados en la capital morracense por plantar sus bártulos al poco de salir el sol y no regresar hasta media mañana, fruto de una ordenanza que en 2022 determinó que "queda prohibido dejar instalados parasoles y sombrillas siempre que no se encuentren presentes los propietarios por el solo hecho de haber reservado un lugar en la playa".

Además, e imitando las ordenanzas de localidades como Benidorm, Gandía y Torrevieja, el Ayuntamiento de Cangas advierte que esos objetos serán "retirados y almacenados por las autoridades locales y permanecerán en las dependencias municipales" hasta su retirada por sus responsables, que pasarán la vergüenza de ser señalados por el reprochable comportamiento de reservar hueco en la playa.

Buena nota tomaron en Sanxenxo, donde este pasado verano comenzaron a tener este problema en la playa de Caneliñas, en el corazón de Portonovo, aunque de momento no constan multas al respecto.

Sobre esta práctica, habida cuenta de su dudosa moralidad, poco hay que aconsejar más que no hacerla.

Ahorrar en hotel para acampar en la playa puede salir caro

Ni en el Obradoiro de Santiago ni en ninguna playa. Si es usted turista, asuma que hay que dejarse los cuartos en mayor o menor medida. Hay alojamientos asequibles y cámpings donde sí podrá levantar su quechua, pero no en un arenal.

De nuevo, la principal víctima de esta práctica es Cangas, donde el año pasado hubo sanciones a un grupo de turistas que habían desplegado sus tiendas en la parte alta de una playa aduciendo que "los hoteles estaban carísimos".

Y ojo, porque en Galicia ser sorprendido durmiendo en un saco de dormir o en una tienda de campaña puede resultar en multas de entre 40 y 3.000 euros, dependiendo de la gravedad de la infracción y la normativa local.

La prohibición viguesa que llegó a las portadas de The Times y Le Parisien: prohibido orinar en el mar 

Si hay una prohibición de alcance internacional en esta lista, esa es la de orinar en el mar. En verano de 2022, Abel Caballero anunciaba este peculiar veto que saltó de Vigo a las planas del periódico británico The Times, que titulaba Spanish city of Vigo introduces £645 fine for urinating in the sea, y al rotativo francés Le ParisienEspagne: faire pipi dans la mer peut coûter jusqu’à 750 euros d’amende à Vigo.

Lo que no explicaba el popular regidor socialista es cómo iba a detectar a los infractores, que abonarían la multa mencionada por el diario galo, de 750 euros.

Lo curioso es que la insólita ordenanza fue copiada por Sanxenxo y Cangas. Pero a día de hoy, como era previsible, todavía no se ha impuesto la primera multa.

Jugar a la pelota o a las palas, con sentidiño

En Galicia, jugar a la pelota o a las palas en la playa puede conllevar sanciones que oscilan entre 300 y 3.000 euros si se considera que se está molestando a otros usuarios de la playa, si bien las multas específicas dependen de la ordenanza municipal de cada ayuntamiento y de la gravedad de la molestia causada.

Por lo general, basta con tener sentidiño y, por ejemplo, no hacerlo en arenales muy concurridos y con la marea alta, además de evitar jugar con brusquedad para evitar balonazos que a buen seguro caldearían el ambiente en el arenal.

Esa caracola tan bonita que recogió el niño en la orilla puede dar un susto

El niño llega a la toalla con una caracola blanca y reluciente. Y se la quiere llevar a casa de recuerdo, como es entendible. Pero cuidado, porque no se pueden llevar conchas de la playa en Galicia, ni en España en general.

En este caso no es asunto de los concellos, sino que la Ley de costas estatal "prohíbe la extracción de cualquier elemento natural de las playas, incluyendo conchas, arena y piedras, ya que forman parte del dominio público y su extracción puede dañar el ecosistema", so multas que pueden alcanzar los 3.000 euros en casos graves.

Esta advertencia debe aplicarse también a todos aquellos que viajen a Canarias, donde hay (por suerte, cada vez menos) la tradición de volver a la Península con piedras volcánicas.

Coger berberechos le convierte en un furtivo de bañador

Igual que en el caso de las piedras, el paso del tiempo va civilizando y poniendo cotos a ciertas actitudes que hasta hace no mucho nos parecían de lo más normal. Una de ellas era la de, entre paseo por la orilla y baño, aprovechar para apañar mariscos como berberecho o almeja y regresar de la playa con una bolsa llena de moluscos para servir de manjar en una o varias paellas.

Por suerte, coger berberechos sin ser mariscador profesional ya no es algo loable, sino que es un acto de furtivismo y, como tal, es sancionable con multas que van desde el apercibimiento verbal a una horquilla de entre 30 y 30.000 euros en función de la cantidad extraída y si hay reincidencia.

También hay que tener cuidado, aunque sea más justificable, con los cangrejos o 'lorchos' que los más pequeños capturen en las rocas de la playa. Lo aconsejable es que lo devuelvan del cubo a su hábitat, ya que de lo contrario podrían afrontarse igualmente multas, aunque es esperable que en ese caso se quedasen en apercibimiento verbal.

Los perros, mejor en playas caninas

Llevar el perro a la playa no debería dar lugar en principio a grandes confusiones. En invierno hay 'acceso libre' a seres cuadrúpedos, pero generalmente en Galicia, durante el verano (a estos efectos del 1 de junio al 30 de septiembre), la mayoría de los concellos restringen el acceso de perros a sus arenales, si bien no suele haber trabas en horario nocturno.

Sin embargo, hay algunas excepciones donde sí se permite el acceso de mascotas durante todo el año, como son las playas de O Espiño y O Portiño, en O Grove; A Cunchiña (Cangas), Cesantes (Redondela), A Foz y A Calzoa (Vigo), Bens (A Coruña) o Lóngara (Barreiros).

Por tanto, en verano, lo mejor es informarse antes de soltar el perro en la arena.

Tener sexo en la playa no siempre es la mejor idea

El calor y el ambiente relajado puede hacerlo propicio, pero mantener sexo en la playa puede acabar saliendo caro. Y es que mantener relaciones en un lugar público es ilegal y está sancionado con una multa económica.

Concretamente, a nivel estatal, la Ley orgánica de protección de la seguridad ciudadana regula en su artículo 37 como infracción leve "la realización o incitación a actos de exhibición obscena". En este caso, se podría establecer "una sanción administrativa leve que va de los 100 a 600 euros", siempre y cuando estos actos no constituyan una infracción penal, lo que ocurriría, por ejemplo, si hay menores delante. Y a mayores, hay municipios que estipulan de multa 1.500 euros por estos hechos.

Por tanto, aunque el verano y el relax puedan desatar la pasión, es preferible no 'pecar' en las playas, si bien es cierto que en Galicia no consta ninguna multa por este motivo.

Recapitulando, muchas veces basta con utilizar el sentido común. Por ejemplo, si se es fumador, no debe encenderse un pitillo si hay un grupo de niños al lado, no jugar a las palas o balón si hay marea alta y, en caso de llevar altavoces, no excederse con los decibelios. En general, con el respeto a los demás nos ahorraremos problemas y mejoraremos la convivencia en las playas este verano.