"El problema no es solo el mayor consumo de porno de los jóvenes, también lo es el tipo"
El Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia organiza este jueves a las 18.00 horas en el salón de actos de la Facultade de Psicoloxía de la Universidade de Santiago (USC) un debate sobre el consumo precoz de pornografía, su impacto en el desarrollo de los jóvenes y su efecto en sus relaciones. También se puede seguir online, en tempodapsicoloxia.gal, previa inscripción.
Cristina Sanjuán Vázquez, consultora social y experta en protección de la infancia, estará en la mesa redonda junto a Alicia Riera Nieto, psicóloga de la asociación Alborada e integrante del programa Vinco de intervención en reeducación sexual, y Sandra Sanmartín Feijoo, psicóloga y doctora en Psicología Social que, en 2024 lideró un estudio en la Universidad de Galway sobre a relación entre la pornografía y la violencia entre adolescentes.
¿A qué edad se está dando de media el primer acceso a la pornografía?
Los estudios, tanto académicos como de entidades sociales, suelen situar la media en alrededor de los 11 años, quizás los chicos un poco antes y las chicas un poco más tarde. Esos mismos estudios encuentran que hay algún contacto previo a edades más tempranas. Esas primeras interacciones pueden ser accidentales, pero todos los análisis comprueban que hay un amplio consumo de pornografía en la adolescencia.
¿Qué cambia entre los tiempos de la revista porno escondida debajo del colchón y la actual ultraexposición?
Hoy, la pornografía es gratuita, de libre acceso y se puede encontrar con los buscadores de internet. Y no solo en páginas web, sino también en las aplicaciones de mensajería, donde los adolescentes intercambian estos contenidos. Con lo cual, el consumo va más allá de un ámbito cerrado. Y el problema no es solo el mayor consumo; también el tipo de pornografía que está disponible. Las investigaciones coinciden en que incluye muestras de violencia, de falta de consentimiento, de sometimiento de la mujer... que ellos luego pueden replicar o que puede impactar sobre la forma en la que se relacionan, en sus expectativas o en su aislamiento social. Asimismo, señalan su vínculo con prácticas de riesgo, como no usar preservativos. Un problema asociado es que la pornografía está enseñando a los menores sobre sexualidad cuando no debe ser así, cuando debería haber una información fiable, de calidad y accesible para los chicos y las chicas.
Algunos expertos apuntan también a conductas adictivas derivadas de la inyección de dopamina.
Efectivamente. Y otros indican que hay adolescentes que dejan de realizar ciertas actividades por ese consumo, lo cual también puede ser un motivo de alarma.
¿Estos problemas los muestran de igual manera ellos que ellas?
En principio ellos consumen más pornografía que ellas, pero al final afecta al conjunto de la adolescencia. Y la pregunta en este punto debe ser, ahora que tenemos este diagnóstico robusto, a través de unas investigaciones que en su mayoría apuntan hacia los mismos problemas, ¿qué hacemos para cumplir con los derechos de la infancia?
El caso es que el debate ya lleva unos cuantos años en el candelero.
La sociedad se ha ido concienciando, despertando la preocupación tanto de las familias, como del profesorado o de los políticos, pero esto procesos pueden llevar su tiempo. También se lleva hablando mucho de que en España la educación sexual es una asignatura pendiente. Parece que se ha abierto la puerta a quitar el tabú, pero aún se debate qué hacer. Aunque es cierto que en estos años se ha avanzado en materia regulatoria: la ley de comunicación audiovisual recoge la necesidad de proteger a los niños frente a contenidos pornográficos, así como la ley de libertad sexual. Y ley de protección integral a la infancia de la violencia dice que los entornos digitales tienen que ser seguros. Otras normas han avanzado en incorporar la educación afectivo-sexual no solo en la educación formal, sino también en el ámbito de la familia o en el sanitario. Al final, se trata de ver qué problemas hay para que esa legislación sea realmente efectiva.
El primer paso, la prevención, pasa por que las familias rompan el tabú, ese miedo a hablar de estos temas"
Pues eso... ¿qué hace falta?
Hay varios factores. Para empezar, tiene que haber una implementación efectiva de las leyes en todo el país, porque la educación afectivo-sexual es bastante dispar en las edades en las que se comienza, en unos contenidos muchas veces enfocados a la prevención de los riesgos pero no tanto a la afectividad o al respeto mutuo... Y es necesaria una mayor evaluación de las políticas públicas para, en base a la evidencia, saber en qué estamos fallando y diseñar programas más ajustados, eficaces y, como expone la Unesco, con una participación multidisciplinar desde ámbitos educativos y sanitarios y, además, de la comunidad, de los padres y madres y cuidadores, y por supuesto, de los propios chicos y chicas, preguntándoles sobre qué es lo que necesitan y haciéndoles
partícipes de esa construcción.
¿El sistema de verificación de edad en la red es poner puertas al campo?
Los sistemas de verificación de la edad están contemplados en la legislación y hay una obligación por parte de los estados de proteger a los niños frente a contenido que puede ser perjudicial o nocivo. Pero el Comité de los Derechos del Niño dice que estos mecanismos no pueden menoscabar otros derechos como el de la información fiable, la libertad de expresión o la privacidad. En ese equilibrio está el quid de la cuestión.
¿Se necesita ejercer más presión hacia quienes se lucran con esto?
Por supuesto, en cualquier cuestión de infancia, no solo se puede poner el peso en las familias, en el sector educativo o en la Administración. El sector privado también tiene su responsabilidad. En este caso, la legislación más reciente, tanto europea como estatal, está avanzando en ese marco de obligaciones para las plataformas.
Los sistemas de verificación de la edad en internet no pueden menoscabar otros derechos como el de la privacidad"
En todo caso, ¿cómo actuar en casa si se detecta este problema?
Todo protocolo de protección ante cualquier situación de riesgo tiene como primera fase la prevención. Aquí pasa por establecer un diálogo en la familia, generar vínculos de confianza para que los chicos puedan sentirse cómodos a la hora de compartir sus preocupaciones. Pasa por romper ese tabú, ese miedo a hablar de estos temas. También por que en las familias se puedan formar en ciudadanía digital y en educación afectiva o sexual. Por su parte, la Administración debe proporcionarles esas herramientas, hacer que les lleguen recursos como los que ya hay en internet y proporcionarles una atención más personalizada. En paralelo, para detectar este tipo de situaciones, pueden observarse, por ejemplo, cambios de conducta en el niño, que empiece a tener problemas a nivel social o académico que antes no tenía... Son factores comunes a diferentes problemáticas, pero siempre son una señal de que algo pasa.
¿Al final es parecido a educarles sobre la violencia en los videojuegos o las películas?
El derecho a la educación recogido en la Comisión de los Derechos del Niño no se refiere solo a la adquisición de competencias técnicas, a la educación formal, sino que indica que tiene que estar dirigida a desarrollar la personalidad, aptitudes, la propia identidad, a vivir en una sociedad libre de violencia... La educación es un todo.