
Dos testigos del caso de la desaparición de Déborah Fernández-Cervera en Vigo en 2002 y el posterior encuentro de su cuerpo sin vida han vuelto a comparecer este martes en el juzgado tras las "contradicciones" en sus primeras declaraciones. Así lo ha explicado, en declaraciones a Europa Press, la hermana de Déborah, Rosa Fernández-Cervera, quien ha indicado que la repetición de estas comparecencias en el Juzgado de Instrucción 2 de Tui permitirá "valorar nuevas diligencias". Mientras, el abogado de la familia, Ignacio Amoedo, ha considerado que "no se aclaró nada", sino "todo lo contrario" en la sesión.
Paralelamente, Rosa Fernández-Cervera ha recordado que se han presentado varios recursos hasta llegar a la Audiencia Provincial con el objetivo de que se pida la declaración del que la familia considera "el principal sospechoso" y que fuera pareja de Debórah, así como de su entorno. Además, ha detallado que se busca que cite como testigos a más miembros de la familia de la joven —hasta el momento han comparecido sus padres ante la jueza— y otras personas cercanas a la misma.
Mientras, ha criticado que la Fiscalía no descarte la muerte súbita como causa del fallecimiento de su hermana pese a que un informe emitido en 2010 apuntaba a que sería una posibilidad "muy remota" y a que el cuerpo de la joven apareció desnudo a unos 40 kilómetros del lugar en el que ella había desaparecido. Asimismo, la familia de Déborah permanece a la espera de que el Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) conteste a su solicitud para proceder a la exhumación del cuerpo con el objetivo de que se lleve a cabo una nueva autopsia.
Rosa Fernández-Cervera también ha apuntado que la Guardia Civil debe reconstruir un disco duro de la joven que ardió cuando se procedía a realizar un duplicado en presencia de la empresa contratada por la familia para su análisis y que también trabajó en el caso de Diana Quer, Lazarus Technology.
Déborah Fernández-Cervera desapareció en 2002, cuando tenía 21 años, tras salir a correr por la zona de Samil, en Vigo. Una semana después, su cuerpo fue encontrado desnudo en una cuneta en O Rosal, a unos 40 kilómetros de distancia. Aunque el caso se cerró sin resolver, hace un año, en noviembre de noviembre 2019, el juzgado de instrucción número 2 de Tui acordó su reapertura para proceder a la práctica de nuevas actuaciones.