El avance de las nuevas tecnologías ha conseguido cambiar, no sólo la forma en que nos relacionamos en la actualidad con familiares o amigos, sino que ha cambiado de forma considerable nuestros hábitos de consumo.
Con la crisis sanitaria del COVID-19 el consumo de internet se disparó y animó a nuevos consumidores a probar el canal online para sustituir las compras físicas que venían realizando de forma habitual hasta la fecha.
Según una encuesta Ipsos realizada durante el pasado mes de agosto, el 45% de los españoles afirma que compra más online ahora que antes de la pandemia. En lo que se refiere a transacciones, el comercio electrónico alcanzó una facturación de 12.243 millones de euros en el primer trimestre de 2020, un 11,6% más que en el mismo plazo de 2019, según datos publicados durante este mes de octubre por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Pero, además, dentro del sector de las compras online también se está viviendo un cambio significativo en lo que se refiere a pagos con tarjeta. Si hasta la fecha, utilizar nuestras tarjetas de crédito o débito habituales eran la norma, poco a poco se va extendiendo el pago mediante una tarjeta prepago virtual entre los usuarios.
En los últimos meses, este tipo de tarjetas se ha posicionado como la más segura para realizar compras en internet de forma rápida y segura, ya que proporcionan un control absoluto del gasto.
¿Cómo funcionan las tarjetas virtuales?
El aumento de las transacciones en línea y las compras online también conlleva a veces una mayor preocupación por parte de los usuarios a exponer sus datos bancarios en internet o sufrir algún tipo de fraude.
Para minimizar los riesgos a los que nos exponemos de forma diaria surgen las tarjetas prepago virtuales, es decir, simulaciones ficticias de tarjetas de crédito o débito que se utilizan expresamente para realizar compras por internet.
Al no ser una tarjeta física, no se puede perder o ser robada y tampoco se puede vincular a una cuenta bancaria. Además, únicamente se puede gastar el importe cargado previamente en la tarjeta, por lo que en caso de fraude el riesgo es mínimo.
Este tipo de tarjetas de débito de prepago virtual permite adquirir cualquier producto en los sitios web o en cualquier punto de venta minorista que acepte tarjetas de crédito o débito Visa o Mastercard.
Otro de los grandes atractivos de este tipo de tarjetas es que son accesibles para la gran mayoría de personas, ya que la aprobación de su emisión no depende de una comprobación de solvencia. Además, no hay que olvidar que hoy en día todavía hay millones de personas que no disponen de una cuenta corriente por diferentes razones, por lo que las tarjetas virtuales son una buena alternativa cuando han de realizar la compra de un producto o servicio por internet.
La digitalización del sector del comercio tras el confinamiento va a permitir un crecimiento sostenido de las ventas online, por lo que estar en posesión de una tarjeta prepago virtual se convertirá en toda una necesidad para aquellos compradores que se preocupan por la seguridad y desean una tranquilidad extra a la hora de realizar sus compras.
