¿Qué es el síndrome de alienación parental?

La Real Academia Nacional de Medicina lo califica este como maltrato infantil a pesar de que otras instituciones rechazan esta creencia por carecer de base científica
 

Siempre es complicado afrontar una separación o divorcio. Más aún si la pareja tiene un hijo en común del que hacerse cargo. En estos episodios resulta fundamental solucionar de mutuo acuerdo la disputa y arreglar de forma sensata las discrepancias entre ambas partes para garantizar el desarrollo del hijo en un entorno favorable. Sin embargo esto no siempre es posible y en contextos así surgen los roces y con ellos problemas como el síndrome de alienación parental. ¿En qué consiste exactamente este fenómeno?

El síndrome de alienación parental, también conocido bajo el acrónimo SAP, surge cuando uno de los padres manipula a uno de sus hijos para que se enfrente al otro progenitor durante un proceso de separación o divorcio. Sin embargo existe una especie de vacío legal en torno a este término. La Real Academia Nacional de Medicina considera que este comportamiento supone maltrato infantil, mientras que otros organismos como la Organización Mundial de la Salud rechazan esta creencia.

¿En qué contexto suele darse el síndrome de alienación parental?

Esta polarización de los hijos a favor de un progenitor y en contra del otro se suele detectar cuando el menor experimenta un comportamiento de rechazo manifiesto sin motivo aparente. No siempre tiene que ser uno de los padres quien ejerza esa influencia, sino que en ocasiones también puede ser el entorno familiar de una de las partes, ya sean tíos, primos o abuelos, quienes motiven el distanciamiento con el otro progenitor.

La aparición del síndrome de alienación parental es más común en aquellas parejas que están atravesando un proceso de ruptura. De hecho las disputas que suelen llegar a los Juzgados de Familia generalmente están relacionadas con conflictos de custodia o de régimen de visitas. 

Síntomas del síndrome

Aquellos niños que son manipulados por alguno de sus padres presentan, con el paso del tiempo, una serie de indicadores comunes que pueden servir para detectar este síndrome. El síntoma más habitual, más allá del rechazo o las conductas injustificadas, es el cambio de actitud hacia una más agresiva o irascible. Se emplean frases o expresiones negativas, en ocasiones similares a las del otro padre o madre; se evitan las actividades en común y se pueden ver notablemente reducidas las muestras de cariño así como cualquier gesto afectuoso.

Aparece una actitud más fría y distante, de hecho pueden surgir acusaciones hacia la persona e incluso insultos. El tiempo junto a este nexo familiar se termina convirtiendo en un pesado trámite y los diálogos no son fluidos ya que el menor rechaza cualquier conversación sobre su vida, estudios o actividades extraescolares. 

En ocasiones este distanciamiento se hace más acuciante conforme avanzan los meses ya que el otro progenitor premia estos comportamientos despectivos. De esta manera el niño o adolescente encuentra un incentivo de su agrado por persistir en esta actitud que dificulta la relación paterno-filial.

¿Cómo puede solucionarse?

Para poder tomar algún tipo de medida es necesario presentar un informe pericial que demuestre la existencia de la alienación parental. Esta valoración la realizará un psicólogo experto que analizará la situación socioafectiva del menor, su estado psicológico y el vínculo parental que presenta con uno de los padres.

Sin embargo el SAP actualmente no está regulado en la legislación española y no están tipificadas las sanciones que podría conllevar su aplicación. Por lo que, por lo pronto, no podría ser objeto de denuncia, ni ser utilizado expresamente como fundamento legal.

En cualquier caso el concepto sí que está recogido en las Audiencias Provinciales para favorecer el Interés Superior del Menor. Así que este informe podría ser utilizado por un abogado como parte de su estrategia de defensa en un posible litigio.

Ante esta escasez de posibles soluciones, la mediación familiar se erige como una alternativa más que interesante. Este término tan característico del derecho familiar tiene como objetivo llegar a la solución integral de un conflicto entre partes evitando llegar a la instancia judicial.

Esta opción apuesta por el diálogo entre partes, la empatía para alcanzar una solución real y la búsqueda de un punto intermedio donde se logre el mejor ambiente para la crianza y desarrollo del hijo. Cabe recordar que en la mediación no es necesario contratar a un abogado ni a un procurador, de hecho el coste económico de un mediador generalmente es bastante inferior a la cantidad que supondría para ambas partes emprender la vía judicial. Un valor añadido que también puede resultar clave en muchas familias a la hora de tomar una decisión.