La fe en el vino mueve la Ribeira Sacra

Entre las 94 bodegas de la Ribeira Sacra de los ríos Miño y Sil, las más cercanas al embarcadero lucense de Abeleda sufren este año las consecuencias de la bajada del cauce, provocada por obras de Iberdrola en la presa de Santo Estevo.

En torno al río Sil

Estas bodegas, algunas con restaurante propio, no pueden contar durante 2010 con la llegada de turistas y enoturistas procedentes del río Sil pues la navegación es imposible en la cola del embalse, justo el tramo recorrido hasta este año por el catamarán de la Diputación de Lugo.

Otros dos catamaranes siguen activos aguas abajo, en la zona más cercana a la presa de Santo Estevo, con embarcadero en Loureiro (Ourense) y siguen navegando cuatro veces al día con turistas que quieren comprobar desde el agua, por 14 euros que cuesta el viaje, la justificación monumental del nombre Ribeira Sacra y la existencia de esa "viticultura heroica" practicada en viñedos que parecen colgados en las laderas del cañón.

Según datos de la Diputación de Lugo, la pérdida de visitantes por la paralización del tercer catamarán se estima en 25.000 personas, que fueron los turistas que usaron el barco durante el año 2009 y podrá compensarse, sólo en parte, con el recién inaugurado Tren Galaico Expreso Ribeira Sacra, que hasta el día 19 de septiembre, cada sábado y domingo, llevará desde Ourense a Monforte y al revés, a un máximo de 200 personas por día.

El llamado "Viñobús", implantado por el Consorcio de Turismo de la Ribeira Sacra con guía y coste de 6 euros por persona, repite este año sus pequeñas rutas por bodegas, Centro del vino en Monforte de Lemos y centro alfarero de Gundivós, cada sábado y domingo de los meses de julio y agosto.

En torno al vino

El propietario de la Adega Algueira, Fernando González, explicó a GG que sólo la pasión por la viticultura motiva a los empresarios instalados en la Ribeira Sacra para producir vinos únicos y para "vender Ribeira Sacra como conjunto de paisaje, patrimonio y vino, sin localismos, animando a nuestros visitantes a que repitan en todas las estaciones del año y mostrándoles trabajos tan peculiares como la creación de un viñedo en socalcos, que es algo que se hace muy pocas veces".

El mayor número de las personas que llegan a Algueira, en Doade, y otras bodegas cercanas, lo hacen en coches particulares por su conocimiento previo de la zona, los de Francia por la publicación de un reportaje en el suplemento de "Le Figaró" y otros por el "boca a boca".

González y su esposa Ana Pérez llevan 30 años apostando por los vinos de sus 11 hectáreas de viñedo en las que envejecen 66.000 cepas repartidas en "socalcos" comunicados por 6 montacargas de 150 metros cada uno que hacen posible el transporte de herramientas y uvas en el cañón del Sil.

Empezaron construyendo los viñedos, luego la bodega, el restaurante O Castelo y a partir de ahora un futuro que quiere ser innovador a base de mantener trabajos tradicionales únicos y de implicarse en investigaciones como la que desarrollan las universidades de Santiago de Compostela y Castilla La Mancha para utilizar la madera del "carballo" en las barricas de crianza.

González recordó que cuatro de sus vinos obtuvieron más de 90 puntos en las catas del estadounidense Parker "y esto sólo es posible por nuestro empeño en humanizar los vinos y hacerlos tan únicos como lo somos las propias personas", agregó.

Esa diferenciación pasó también por ser el primero, junto con José Luis Mateo de la D.O. Monterrei, en recuperar la variedad autóctona de uva "merenzao" y por mantener la tradición de pisar con los pies las uvas destinadas a vino de crianza.

Ana Pérez explicó que esta práctica no es "una pose" para los vídeos que muestran a sus visitantes sino una forma de "hacer el trabajo como ya no lo hace nadie y teniendo en cuenta que las despalilladoras mecánicas machacan la uva, mientras que los pies la acarician y el resultado es diferente".

De esos trabajos diferenciadores, Fernando y Ana obtienen 70.000 botellas de vino, de las que 22.000 son de crianza comercializadas como "Algueira Pizarra", y de éstas, 14.000 se quedan en Galicia y el resto forma parte de las cartas de los restaurantes más conocidos de España.

Primer crianza en barrica de "carballo"

Una sala de la bodega está destinada a la crianza o al "maridaje entre vino y madera" según González, en la que hay decenas de toneles de roble francés y dos únicos de roble galaico que contienen 500 litros de vino desde hace mes y medio.

Cuando pasen cinco meses más, el coordinador del primer estudio sobre el uso del "carballo" para las barricas de crianza Ignacio Díaz Maroto, comprobará en esas dos barricas el resultado del contacto entre madera autóctona y vino y en otras dos custodiadas en la bodega experimental del consejo regulador de la vecina comarca vitícola de Valdeorras.

"Si el resultado es bueno, supondría un revulsivo para la riqueza forestal gallega ya que la madera del carballo pasaría a tener un valor añadido que lo haría muy rentable para usar sus tablas en la construcción de barricas", agregó González.

Del Viñobús a la ruta del vino de Galicia y norte de Portugal

La Adega Algueira es una de las que reciben este verano a los enoturistas que utilizan el "Viñobús" fletado por el Consorcio de Turismo de la comarca pero González ya se considera preparado para integrarse en la futura Ruta del Vino de Galicia y norte de Portugal en la que los visitantes podrán conocer los vinos y riqueza paisajística y patrimonial de las cinco comarcas gallegas con denominación de origen y otras 3 ó 4 del país vecino.

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