La solvencia es el principal objetivo de las empresas

El objetivo de toda empresa es mantenerse solvente en todo momento. Esto garantiza relaciones estables con los acreedores y con los trabajadores. Para conseguir prolongar la continuidad económica de una compañía es fundamental contar con los servicios de los directores financieros

Una empresa tiene por objetivo ofrecer servicios, o productos, a cambio de bienes económicos. Cuanto mayores sean los beneficios, mayores serán las posibilidades de permanecer en una situación óptima de solvencia. Y es que los beneficios deben ser contrastados con las deudas. Si el resultado del balance es negativo la relación de una compañía para con los acreedores y trabajadores se complica.

La situación del mercado y la competencia, son dos de las causas principales por las que una empresa puede resultar perjudicada significativamente. Puede que la tendencia positiva de ventas, en referencia a un servicio o producto, se vea truncada por un cambio radical de intereses. También, puede ocurrir que los comercios y empresas del mismo sector ofrezcan las mismas prestaciones y artículos a un precio más competente o de mejor calidad. En estos casos los efectos negativos en las ganancias se ven reflejados en los impagos a empleados y acreedores.

El director financiero

Para evitar balances económicos negativos, en el caso de que se puedan evitar, es imprescindible contratar los servicios de un director financiero. Esta persona es la responsable de visualizar el rumbo económico de la empresa, la deriva, y sugerir realizar ciertos ajustes para evitar llegar a situaciones límites, como el impago. Este profesional administra de forma eficiente los bienes de la empresa, procurando siempre el mayor rendimiento y ventajas para la compañía.

Pero, en más de una ocasión, estas gestiones no se han gestionado bien, pudiendo ser debido a factores ajenos a las acciones de una empresa, o debido a negligencias. En cualquiera de los casos, los perjudicados tienen derecho a reclamar lo que les pertenece. En el caso de los acreedores el dinero invertido, y en referencia a los trabajadores el salario pactado.

El concurso necesario

Cuando las condiciones de impago se mantienen en el tiempo, las circunstancias hacen que las relaciones entre empresarios y colaboradores se conviertan insostenibles. De ahí que se solicite un concurso necesario. Esta demanda se presenta ante el juzgado de lo mercantil, donde, si queda demostrada la insolvencia y la negligencia, se procede a la actuación judicial contra las personas jurídicas y físicas que han permitido que esta situación se dé.

Anterior al concurso necesario está el voluntario, donde la empresa declara su insolvencia y aporta documentación que demuestra y justifica su situación. Para este tipo de actuaciones existen procesos diseñados con el fin de buscar soluciones que favorezcan a ambas partes, y permitan recuperar la solvencia perdida y continuidad de producción.

Cuando la sostenibilidad económica de una empresa es inviable y el equipo directivo no actúa en busca de soluciones a los impagos, los acreedores están en el derecho de denunciar esta situación a través de los concursos necesarios. Si la insolvencia y la mala administración quedan demostradas, los perjudicados en este caso recibirán compensación por los daños sufridos. Los créditos contra la masa, los empleados, son los primeros en percibir los beneficios de estos dictados.

Este dictado se emite para subsanar los daños ejercidos a empleados y acreedores, la decisión se conoce como concurso culpable. En este caso, los responsables principales de la empresa deberán hacer frente a fuertes cargas económicas y a períodos de inhabilitación por una mala administración de los bienes económicos.

De ahí que la figura del director financiero sea tan relevante. Esta persona debe ser perspicaz y procurar siempre mantener unas buenas relaciones económicas con trabajadores y acreedores. La responsabilidad de este cargo es muy elevada pues de no hacer una gestión eficaz de los bienes e inversiones deberá responder ante la justicia por las acciones y decisiones tomadas.

Las empresas tienen por objetivo conseguir resultados positivos de beneficio. Para ello es fundamental mantener la compañía en condiciones estables de solvencia. Pagar a tiempo a los empleados y acreedores es la mejor forma de administrar los bienes y de evitar situaciones legales complicadas.