Los secretos del buen vino

Prestigiosos viticultores y adegueiros, representantes de las generaciones de jóvenes creadores de vinos gallegos de calidad, se reunieron el jueves 11 en una de las jornadas más interesantes del Curso de cata que ofrece estos días en Satiago la asociación profesional agraria Xóvenes Agicultores.

El secretario general de ASAJA Galicia, Juan Orozco, agradeció la participación de los viticultores Pedro Rodríguez, Rodrigo Méndez y José Luis Mateo, y la del prestigioso enólogo Raúl Pérez, que trabaja con los tres en la producción de distintos vinos. Orozco también insistió que estas jornadas están abiertas a quien quiera participar, ya que los cursos no sirven sólo para formar al profesional, sino también al consumidor.

La cata del jueves se centró en blancos de las denominaciones de origen Rías Baixas, Monterrei, Ribeira Sacra, El Bierzo y Tierra de León, una selección completa en la que no faltaron un par de vinos genéricos. Raúl Pérez resaltó la importancia de no "comprar y beber sólo etiquetas", ya que "hay vinos que no ganan dinero pero que generan mucho placer".

Antes incluso de que se descorchasen las botellas, Pérez instruyó a los presentes que "catar un vino es muy personal, ya que cada uno interpreta en función de su sensibilidad". Por ello, añadió que el objetivo de la jornada no era tanto juzgar los vinos, sino hacer "un recorrido por algunas de las zonas donde trabajamos y ver lo que hacemos en cada caso". Antes de proceder con la cata y el curso, avisó de que probablemente algunos de sus métodos no parecerían "muy normales", pero enseguida se justificó: "en el mundo del vino está todo inventado y hay que jugar con las pequeñas imperfecciones".

Para dar peso a sus palabras, eligió como primer vino de la tarde el Leirana A Excusa de 2008, un albariño que asegura fue "fruto del azar". Ese año, debido a un error, se detuvo la fermentación de uno de los tanques de aluminio. En esos 500 litros quedaron entre 10 y 12 gramos de azúcares residuales que, lejos de echar a perder el vino, le proporcionaron toques minerales y algo ahumados, sin que perdiese la acidez propia de los Leiranas de Forjas del Salnés.

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