Complejo de mesías
Allí, una audiencia de 100.000 personas escuchaba en directo otro credo para su fe de la exageración. El funeral de Charlie Kirk, convertido en un episodio más para la historia verdadera de un país explicado mejor en la ficción televisiva.
¿Lo vieron? ¿Vieron el vídeo del momento exacto, del hecho concreto, de la cavidad, el borbotón rojo y la muerte? No lo busqué, pero llegó a mí de todos modos. Esa sucesión de imágenes se transformará en una película, una serie documental, merchandising, un programa especial memorialístico y un musical de Broadway. Así funciona el engranaje estadounidense, acostumbrado a contarse a sí mismo en futuro y en pasado. Evitando repetir, describir ni explicar el asesinato del activista Charlie Kirk, su trascendencia es trazable por varias perspectivas culturales, previas y posteriores al hecho.
La influencia de un político asesinado varía en función de la viuda que deje atrás. No es frivolidad, es probabilidad. Erika Kirk tomó el escenario del State Farm Stadium, en Arizona, durante el homenaje fúnebre a su marido y dominó el flujo de sus emociones para mejorar el mensaje. "Te perdono", dijo al joven detenido como posible autor del disparo. Invocó a Jesucristo en la cruz como ejemplo y a la salvación.
Sin embargo, cuando el plano de la cámara se abría a la magnitud del espacio, aquella mujer se elevaba en soledad. Y aunque la comparación parezca manida, resulta innegable la similitud con la Serena Joy televisiva e ideóloga del Estado de Gilead, en 'El cuento de la criada' de Margaret Atwood. Este es solo uno de los ejemplos.
"Ahora es un mártir. Ninguno de nosotros olvidará jamás a Charlie Kirk. Y tampoco lo hará la Historia. Vivirá para siempre en la crónica de los más grandes patriotas de Estados Unidos", pronunció Donald Trump sin vacilar. El legado digital de Kirk, en forma de vídeos y pódcasts, lo confrontará con la memoria y se verá la verdad final en las afirmaciones presidenciales. Trump, que pertenece a la esfera del capital y no a la de los santos, ignora las cualidades de un auténtico mártir y la campaña autoritaria que se necesita para generar una nueva Juana de Arco o una Santa Lucía de extrema derecha.
Esta línea discursiva la captó a la perfección el periodista Matthew D’Ancona en su ensayo 'Posverdad: La nueva guerra en torno a la verdad y cómo combatirla', en el que desgrana parte del encanto de Trump y, sobre todo, su expresividad. En su análisis de 2019, D’Anconca explica cómo el presidente genera una verdad alternativa o predictiva que es comunicada ya como cierta. Ese carácter aplasta cualquier disputa. Para él, Kirk pasará a la historia, pero no a la general, sino a la que señala como válida y se encarga de fabricar. Un Estados Unidos paralelo y en estado febril.
Días después del asesinato del activista, la división social en su país se incrementó y las facciones colisionaban con mayor intensidad. El delito debía ser condenado sin salvedades, según el sector trumpista. Diferentes voces culturales intentaron mediar y apostillar el relato que se volvía imperante. El matiz, siempre tan combatido.
El humorista y presentador de late-night Jimmy Kimmel sufrió la retirada de su programa, uno de los más importantes en su tipo, tras unos comentarios sobre los hechos. Primero lo arrasaron los linchamientos, después sus aliados efectuaron un boicot. Finalmente, la cadena ha anunciado que volverá en los próximos días y define el parón como una medida de contingencia en un "contexto viciado".
Esto evoca otra referencia. Ocurre al final de la cuarta temporada de la serie ‘Hacks’. La protagonista toma la decisión de abandonar su late-night por presiones de la compañía y sus directivos en materia laboral, humorística y de censura. Ella, Deborah Vance, alega no reconocer a su país, a su sueño, y que la libertad se ha deteriorado por la incursión de los nuevos empresarios en el negocio del entretenimiento. Ese giro de guion levanta al espectador del sofá y ahora sirve también como paralelismo con la realidad.
¿Fue el homenaje a Charlie Kirk un punto de encuentro de esa liga de ricos y poderosos, de Elon Musk a la plana principal del gobierno de Trump, pasando por influencers Maga y otra fauna? Otra manera de medir el impacto de un muerto es leer entre líneas las loas fúnebres. ¿Hablaban de él o del modo en que él los cambió, convirtiéndose en el centro del asunto?
Las constantes vitales de Estados Unidos parecen haberse tomado también en la ficción. Su pulso lo han medido en la serie médica 'The pitt' durante una jornada frenética en urgencias. El país se gestiona con una sala de espera en crisis y a rebosar, personal que hace todo lo posible con poco y toneladas de subjetividades frente a un diagnóstico cambiante. Claro que, como bien exploran los guionistas, en ese lugar, los tiroteos transforman el rumbo de una jornada y una nación.