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Discutía con Pichi sobre John Fowles

Cuando tenía quince años Pichi estudiaba conmigo, era inteligente, era culto para su edad, y para mí  tenía algo muy prestigioso, tenía una máquina de escribir, se ofreció a pasarme a máquina mi novela La rebelión de los cerebros
Paul Cox
photo_camera Paul Cox

Cuando tenía quince años Pichi estudiaba conmigo, era inteligente, era culto para su edad, y para mí  tenía algo muy prestigioso, tenía una máquina de escribir, se ofreció a pasarme a máquina mi novela La rebelión de los cerebros.

Más tarde rompió con todo, estuvo desvalijando según decían tragaperras por toda Castilla con una banda, descubrieron un truco matemático para abrirlas, su padrino con una empresa de café me dijo que si lo encontraba le dijera que se perdía mucho, al final lo desheredó, despues Pichi se metió en drogas, volvió a Chantada y estaba deshecho, tenía la cara chupada y un aspecto muy frágil, consiguió una paga precaria por invalidez, lo veía con frecuencia en el bar Centro, siempre me proponía encuentros pero yo lo rehuía para que no me liara, murió joven, una imbécil que ayudaba a mi tía dijo que no se perdía nada, debí decirle: tú vales mucho menos, era gracioso e inteligente pero se malogró, daba pena y nostalgia mirarlo, pero sobre todo yo recordaba cuando tenía una máquina de escribir y me iba a mecanografiar mi novela, y estaba lleno de vida, muchas veces pensé en homenajearlo de algún modo.

Una noche después de morir lo vi en el bar Centro, tomaba un vino mencía a pesar de estar muerto, hablamos de John Fowles y de su novela El coleccionista, sobre todo porque yo escribí La rebelión de los cerebros a los quince años con el mismo argumento, cuando no sabía nada del libro de Fowles, ni de la película de William Wyler, ni de Átame la imitación tan descarada aunque nadie la vio de Pedro Almodóvar,  yo hablaba de un tipo que secuestra a una chica e intenta que lo comprenda torrencialmente, John Fowles habla de un maníaco que secuestra a una mujer en las afueras de Londres y quiere que se enamore de él, es un tipo que lo quiere todo de ella, se parece al Castel de El túnel de Sábato, quiere una comunicación total con ella y no solo sexo, es un tipo solitario y obsesivo, critica a la masa de mediocres de la cultura de masas, está metido totalmente en sí mismo, la mujer lleva un diario en su secuestro y cuando él lo descubre decide que ella es egoísta y solo piensa en sí misma, y deja que muera, y luego se pone a buscar a otras mujeres que le parece que servirán para su propósito, quería el absoluto con una mujer, pero al final acaba coleccionando mujeres que se parecen, colecciona absolutos que se devalúan.

Pero Pichi me dijo: eso no puede interesarte tanto, no puede apasionarte, yo te conozco, porque tú defiendes la pasión como conocimiento, y en ese libro acaba por cuestionarse la pasión como un espejismo, no hay más que cosas relativas y cuestionables, nada es decididamente apasionante, no existe ese contacto vertiginoso entre dos personas en que tú creías a los quince años, tampoco lo hay en La mujer del teniente francés,  en la Inglaterra victoriana el paleontólogo a punto de casarse se enamora de la mujer de la mujer apasionada y solitaria a la que abandonó el teniente francés, todo parece extremado y apasionado, pero luego que solo es una historia que Fowles cuenta con ironía mientras bromea con el lector, que la mujer solo es un personaje, lo que creemos algo volcánico es solo una construcción, eso para ti es decepcionante, y también pasa sobre todo en El mago, tú sentiste  fascinación por esa novela, me dijiste, te fascinaba la figura de un mago que enseñaba a los demás en una isla de Grecia, creíste que les enseñaría la magia y la pasión del mundo, porque para ti eso eran los magos, pero resultó que el Mago Conchis solo relativizaba todo, no existían los absolutos para él, los absolutos solo son cegueras, y cuando dos personas se aman hasta lo inaudito al final resulta que están observados por millones de personas como si fuera una película, el Mago les dice a todos que todo es cuestionable y relativo, su magia consiste en el escepticismo, y lo mismo se dirige a un nacionalista acérrimo que a un enamorado vertiginoso, la conclusión es que no existe nada serio y apasionante en el mundo, por eso te decepcionaste , esa novela no vale para ti, ni todo Fowles, y no sé por qué me hablas de él ahora.

En 'El coleccionista' el solitario se desengaña pero busca siempre esa comunicación imposible

Yo le contesté: y a pesar de todo Fowles me interesa, yo también me he vuelto escéptico y descreído pero a pesar de todo sigo siendo apasionado, tengo una pasión escéptica, tengo un apasionamiento teatral, todo puede ser cuestionable pero la vida en general no lo es, hay algo inexpresable que escapa al cuestionamiento y resiste a todo, creo que el mismo Fowles lo sentía así, porque en El coleccionista el solitario se desengaña pero busca siempre esa comunicación imposible, la quiere imponer como Castel y por eso mismo no lo consigue y sigue encerrado, quiere atrapar el absoluto con un cazamariposas, colecciona absolutos que se le deshacen pero siempre lo intenta otra vez, aunque no sabe cómo hacerlo,  y la mujer se le escapa porque no la escucha, y en La mujer del teniente francés resulta que todo es un juego intelectual,  literatura como interpretación de otra epoca, pero a pesar de todo ¿por qué se plantea precisamente esa relación en que una mujer rompe con todo por pasión y se convierte en un ser maldito y desamparado?, Fowles oscila entre la pasión y el descreimiento, se apasiona y luego se burla de sí mismo, pero el momento apasionado está ahí, en El mago los personajes buscan creer en algo intensamente, buscan vivir la vida hasta los límites, y el mago Conchis identifica eso con el fanatismo, tanto si se trata de un militarista exaltado como de dos amantes vertiginosos, entonces toda la vida se relativiza y pierde peso, nada se vive en serio, la magia consiste según Fowles sen esa falta de seriedad, yo quería que consistiese en todo lo contrario, en que el mundo estuviese lleno de vida y palpitación, en que el Mago les descubriese la intensidad y las posibilidades, pero de todos modos Fowles crea personajes apasionados, por algo será, tal vez el Mago esconde una especie de pasión en su levedad, una pulsión de vivirlo todo sin exclusivismos, la magia sería la levedad y la apertura.

Le dije a Pichi: ¿qué tal en la muerte, no te estarás colocando también allí?, él contestó: no, allí me coloco con literatura y observando a los vivos, recordando cosas de la vida que no disfruté, siempre me dio tanta nostalgia la vida de Pichi, echó su vida a perder, pero era gracioso y comprendía las cosas, y yo lo quería.

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