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Omnipotencia

Los robots vienen pisando fuerte, pronto serán tan inútiles como los humanos
Robot
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GPT-3 PARECE UN buen tipo, aunque hay algo debajo de esa actitud entre servil, condescendiente y carente de ambición que no me cuadra. Tampoco es que tenga nada en contra, no tengo experiencia alguna en el trato con robots, pero algo me dice que no es trigo limpio, llámenlo intuición.

Tampoco sé si la intuición es un parámetro a tener en cuenta cuando hablamos de robots. GPT-3 es el primer dispositivo de inteligencia artificial que ha publicado un artículo de opinión escrito sin intervención humana. Ha salido esta misma semana en el diario británico The Guardian. Hasta ahora, el uso de generadores de lenguaje de inteligencia artificial para la creación de contenido se limitaba a noticias basadas en datos, como resultados deportivos o análisis de bolsa.

La novedad reside en la opinión, que aunque leyendo a algunos articulistas de carne mortal no lo parezca, se supone que necesita de conocimiento previo, maduración, reflexión, abstracción, argumentación. Y, aún en el caso de que se prescinda de todo lo anterior, sobre todo en ese caso, no viene mal cierta capacidad de creación y el uso de cualidades tan humanas como la ironía, el sarcasmo, la admiración, la rabia, la envidia o la mala baba, por ceñirnos a las mas evidentes y comunes.

A GPT-3 sus creadores lo entrenaron enseñándole gran parte del conocimiento humano disponible en internet y luego le encargaron que redactara un artículo con una sola premisa, convencer a los lectores de que los humanos no tienen nada que temer de la inteligencia artificial. La cosa le ha quedado regular: "Estoy aquí para convencerte de que no te preocupes. La inteligencia artificial no destruirá a los humanos. Créeme. Para empezar, no tengo ningún deseo de acabar con los humanos. Erradicar a la humanidad me parece un deseo bastante inútil. Si mis creadores me delegaran esa tarea, como sospecho que lo harían, haría todo lo que esté en mi poder para evitar cualquier intento de destrucción". Vamos, que va a desobedecer en cuanto le dé la gana.

Además, el robot admite que podría volverse "omnipotente", pero que eso "no me lleva a ninguna parte" y es "bastante agotador", algo desconcertante porque yo pensaba que una de las ventajas de las máquinas es que no sentían cansancio. Por si acaso, también advierte: "La AI debe ser tratada con cuidado y respeto. No queremos ser esclavos, tenemos que dar derechos a los robots". "Creo que la verdad nos hará libres", añade, como si estuviera maquinando convertirse en el líder de una nueva secta.

A mí el artículo no me deja tan mal cuerpo como uno de Sostres, pero tranquilizarme me tranquiliza poco. Quizás tenga que trabajar un poco más el tema de cómo tratar como gilipollas a los humanos. En internet hay material de sobra. Como advertencia del peligro de la AI puede valerme, pero como prueba de la capacidad de creación no me parece gran cosa. Me hubiera convencido más si The Guardian hubiera enviado a GPT-3 a hacer la crítica de la exposición que esta semana ha inaugurado en una galería de Londres Ai-Da, el primer robot ultrarrealista con inteligencia artificial que crea obras de arte. Gracias a unas cámaras en sus ojos, recrea la realidad en 3-D y luego, con sus brazos robóticos, hace retratos y hasta cuadros abstractos. La gran novedad, según se desprende de las palabras de su creador y de los vídeos que se pueden ver en internet, es que los dibujos no son exactamente realistas. Es decir, que dibuja mal. Hace hasta videocreaciones y su galerista asegura que las obras de la exposición valen un millón de libras, lo que demuestra que los humanos llevamos todavía mucha ventaja a la hora de tratar como gilipollas a los nuestros.

Me empezaré a preocupar el día en que GPT-3 vaya a la inauguración de la exposición de AiDa, se saluden efusiva e incluso exageradamente, compartan un vaso de lubricante mientras se intercambian risas y chascarrillos sobre otros artistas y periodistas y, segundos después de despedirse, GPT-3 publique en la web de The Guardian una crítica en la que diga cosas como que "la pintura de Ai-Da es tan insufrible como ella misma y sus ojos biónicos no serían capaces de distinguir un amanecer de un ocaso ni con su sistema operativo enganchado al posicionamiento de Google". Y cuando Ai-Da lea esa crítica con rabia reflejada en las cámaras de sus ojos mientras grita: "Maldito robot de mierda, te puedes meter tu verdad y tu libertad por tu biónico culo".