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De Roncesvalles a Compostela (II)

El Camino a su paso por la Comunidad Foral de Navarra. J.L.
photo_camera El Camino a su paso por la Comunidad Foral de Navarra. J.L.

Mayo 2021. Sábado 22
Llegué a Pamplona a las 17:30 horas y el último autobús a Roncesvalles ya había partido a las 16:00  por lo que tuve que coger un taxi por 74 euros, casi lo doble del precio del viaje en tren Alvia en primera clase.

Roncesvalles (Orreaga) es un enclave de historia y de leyendas en el marco de un paisaje pirenaico de bosques y prados que conmueve. Allí se levanta la colegiata de Santa María del siglo XII, con la iglesia gótica del mismo nombre en donde está ubicada una talla  de la virgen del siglo XIV con una extraordinaria expresividad que la luz filtrada por las vidrieras con el eco producido por la bóveda sobrecoge.

En el  Albergue de Peregrinos de la Colegiata me sellan la credencial pero no me dan alojamiento por estar cerrado al público. Lo atiende la Asociación Holandesa de Amigos del Camino de Santiago, y si no dominas idiomas tienes que hacer verdaderos esfuerzos para entenderte con alguna recepcionista. Me remiten, por tanto,  al único hostal-restaurante que allí existe,  La Posada de Roncesvalles, por el módico precio de 20 € en una habitación con un baño compartida con cinco personas más (sale la habitación en 120 €, con una sábana de papel incluida). Como soy roncador, en atención a mis compañeros de habitación, me voy a dormir al salón, no sin antes tomarme un bocadillo de los que traje del viaje, con una cerveza que compro en el bar del hostal, donde los precios son caros; de muestra las opiniones en Google.

1. De Roncesvalles a Pamplona (Iruña) 44,58km.

Mayo. Domingo 23
Son las 6:30 y todavía no amaneció. Enfilo solo el camino a Zubiri envuelto en la penumbra del túnel que conforma el bosque de hayas milenarias, abetos y pinos pirenaicos. Con mi silencio y los chistidos de los mochuelos voy mirando a los lados por si aparece Basajaun, el Señor del Bosque, y lo que surge en un claro es la Cruz de Roldán, el primer hito del Camino. Subo y bajo por suaves cuestas y buen firme. Dejo atrás Burguete (Auritz) la más amplia llanura del Pirineo, rodeado de altas montañas.  Subida al Alto de Meikiritz y bajada suave hasta Bizkarreta en donde desayuno. De nuevo subida hasta el Alto de Erro (km 18) en donde encuentro un bar ambulante y me refresco. Bajada pronunciada por un camino pedregoso y difícil, con lajas verticales y cuestas fuertes y pronunciadas en la que voy perdiendo altura continuada por un bosque con cancillas o portillos que tengo que abrir y cerrar para evitar que el ganado mostrenco escape del monte. El camino desemboca en el Puente de la Rabia, del siglo XII, sobre el río Arga, que forma parte ya de Zubiri. Son las 11:30. En el Bar Valentín, al lado del puente, me zampo una tortilla de chistorra con pimientos verdes acompañada de una cerveza y después un buen café. Me acerco al río y me tumbo sobre la hierba de la orilla refrescando los pies en el agua. Apenas veo  peregrinos.

A las 13:00 horas emprendo camino de nuevo a través de un empinado sendero de caliza que en los primeros metros comparto con ciclistas que se lo comen. Transito por el trayecto más horrible del Camino, atravesando el escorial de la fábrica de magnesitas, una mancha de desierto blanco descendiendo de los Pirineos, por unas escaleras de madera endebles puestas allí para salvar el desnivel. Es una agresiva invasión  industrial del Camino donde el paisaje colecciona escombros de silencios y son el espejo de lo que no importa. Llego a Ilarratz, pueblo de hidalgos del siglo XV; Urdaitz, con su preciosa ermita de Santa Lucía, a la que llaman abadía, y sus preciosas casas de piedra y madera con los típicos voladizos vascos y el verdor de sus trigales, muchos trigales y algunas amapolas. Larrasoaña, con su puente medieval  «de los bandidos» en donde según la leyenda solía actuar una pandilla de ladrones disfrazados de peregrinos perpetrando robos contra los auténticos romeros. En Zuriain descanso en el Albergue La Parada, a orillas del río Arga; Hace calor y toca repostar cerveza y tapa de tortilla con pimientos departiendo con algunos peregrinos. En Zabaldika tomo la ruta fluvial toda ella enlosada, ocupada por familias que van a pasar el domingo a comer, bañarse y disfrutar con los críos. Cruzo el Puente de la Magdalena, el más hermoso de Pamplona, que es la entrada principal a la ciudad para los peregrinos situado en la llamada playa de Caparroso, sobre el río Arga en el Parque de la Tejería, un lugar de gran belleza bajo las murallas y la catedral. Me hospedo en el único albergue  público que encontré en el camino, Albergue municipal Jesús y María, en la calle Compañía n.º 4. 8,00 € y todas las atenciones, que fueron muchísimas y gratis. Como ya conocía Pamplona, ni que decir tiene, que una vez duchado y en chanclas, me di un homenaje en el Bar Zampa en plena calle de La Estafeta: Unas alcachofas con jamón y una presa ibérica que se fundía en la boca, coronadas por una pantxineta de los dioses y un café excepcionalmente hecho. Vino: Pagos de Araiz, rosado.

2. De Pamplona a Puente La Reina (Gares) 24,00km.

Mayo. Lunes 24
Hoy no madrugué. El tute de ayer se dejó notar. A las 8:00 tomo la calle Curia y a continuación la de Mercaderes, con la famosa curva de los Sanfermines hasta atravesar Pamplona a través del parque del baluarte de la Ciudadela, en donde paré a desayunar. Cruzo toda la zona universitaria hasta el camino andadero que me lleva hasta Cizur Menor poblado de urbanizaciones. A partir de aquí, entre trigales, el camino es moderadamente ascendente hasta Zariquiegui, con su iglesia románica del siglo XIII. De aquí en adelante, 2,5km de sendero sinuoso, estrecho y pedregoso del 10% de subida. Casi llegando a la cumbre tengo que descalzarme para curarme la primera ampolla en la planta del pie derecho, cuando veo pasar a tres peregrinos: un hombre y dos mujeres.

Alto del Perdón, 700m de altura a unos 14 km de Pamplona a la que se le ve al fondo. Descanso un rato, hago unas fotos a la escultura de hierro que representa una caravana de peregrinos y entablo conversación con José María y Margarita, de Elche, un matrimonio deportista que practican el ciclismo, pero el Camino lo hacen a pie acompañados de Paqui, catalana que tiene en su currículum la cima de importantes cumbres internacionales. Descenso incómodo por un camino de cantos rodados como balones y piedras sueltas entre un encinar de montaña, luego un llano y llegamos a Uterga, Obanos, después de parar en casi todos los pueblos llegamos a Puente La Reina a las 16:00 horas. Nos alojamos en el albergue privado Jakue, cara la habitación para una sola persona pero  con un restaurante lleno de pinchos variados muy barato y la atención exquisita. Un insuperable café y  un gintonic en una noche estrellada en el bar La Droguería.

3. De Puente La Reina a Estella (Lizarra) 23,01 km.
Mayo. Martes 25

Comienza a darme problemas mi ampolla del pie. La punzo por dos puntos opuestos cerca del borde para dejar drenar el líquido, pero sin tocar la piel que la cubre y tras aplicarle vaselina, la protejo con un apósito. Después de un buen desayuno y hacer acopio de frutos secos  y agua comenzamos la etapa a las 8:30 a través de la calle Mayor que termina en el monumental puente románico sobre el Arga que da nombre a la localidad. Comienza una dura cuesta entre pinares hasta Mañeru en donde comienza un suave valle y aparecen los primeros viñedos hasta llegar a la noble villa de Cirauqui, asentada en un cerro que constituye un enclave histórico y artístico privilegiado, con calles empedradas, radiales y concéntricas, estrechas y pintorescas, de gran atractivo. En ellas se alinean caserones de sillar con blasones en los que se inscribe el nombre del propietario y la fecha de construcción. Aquí nos abandona Paqui, la montañera/alpinista, que tiene que ser atendida en una farmacia con unos fuertes dolores en la espalda. Nos damos cuenta de que porta una mochila con unos 20 kgs de peso (en cuyo contenido, además de libros hay dos perchas, un par de botas de repuesto y un sinfín de objetos prescindibles para el camino). Nos consta que no ha consultado el material básico para el camino ni que el peso máximo de la mochila no debe sobrepasar el 10% del peso corporal. A la salida de Cirauqui el camino transcurre por una calzada romana y un puente de la misma época, salpicada por algún bar ambulante. Mientras caminamos mis compañeros ilicitanos y yo conversamos acerca de nosotros mismos animados por el roce continuo y vamos poco a poco desnudando nuestra identidad. Pasamos Lorca atravesando el río Salado acusado por falsas leyendas medievales de ser letales sus aguas y llegamos a Villatuerta y en la calle Mayor, acompañados por una pareja de zaragozano e italiana (Vicente y Chiara), que se unen al grupo  paramos en el bar Saint Jean atendido por Katy, una mujer extrovertida, servicial y encantadora que hizo que nos sintiésemos tan a gusto como en casa, y nos zampamos unos bocadillos de 30 cm. de butifarra, queso y pimientos con unas cervezas para lubricarlo. Más tarde nos comunicó que dejaba este establecimiento para instalarse en el bar Rebote (para quien lo quiera saber). A las 15:30 entramos en Estella por la calle Curtidores en donde nos recibe la impresionante iglesia del Santo Sepulcro, románico/gótica del siglo XII. Mis compañeros se instalan en un albergue y como no hay habitación individual, el roncador se hospeda en la pensión Ibai Ega, en la ribera del río.

Continuará...

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