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Curso con acumulación de problemas

La cita electoral abre curso en Galicia
El conselleiro de cultura y el presidente de la Xunta en la reunión de la comisión organizadora del Xacobeo en la Cidade da Cultura. AEP
photo_camera El conselleiro de cultura y el presidente de la Xunta en la reunión de la comisión organizadora del Xacobeo en la Cidade da Cultura. AEP

LA APERTURA de curso político este sábado por parte del PP gallego ya es una tradición de 12 años: un gran mitin que escenifica y alimenta la penetración de los populares en Galicia. Permítame usted, señor director, que lo enmarque en esta ocasión dentro de un contexto general de crisis, en lo que se pronostica ya como una nueva recesión económica. Introduzcámoslo también en un contexto de incertidumbres en la política y en la sociedad española, que no van a resolver unas nuevas elecciones a las que parece que inevitablemente nos conducen para el próximo noviembre. 

Este es un tiempo de crisis acumuladas y complejidades no abordadas con decisión, voluntad o capacidad, de resolver. Son expresiones de cambio de ciclo histórico, que se produce sin liderazgos capacitados y responsables. No caudillos. Una situación así genera incertidumbres y temores ante lo que pueda venir. Pongamos el caso del Reino Unido o Cataluña en donde los que deberían conducir las complejidades de los cambios no lo hacen y ensanchan el campo de los problemas dentro y desde la política y las instituciones públicas. 

Pongamos también el bloque político en España que no deja de ser la incapacidad o negativa a gestionar la complejidad de la representación parlamentaria que legítimamente deciden los ciudadanos como expresión de la pluralidad. Algunos la quieren reducir para ahorrarles la obligación de negociar y pactar.

GALICIA. El caso de la apertura de curso popular gallego este sábado en Cercedo equivale al pistoletazo de salida de una campaña electoral que nos acompañará durante un año. Salvo adelantos no descartables, el próximo septiembre estaremos los gallegos en vísperas de ir a las urnas. La fecha podría variar en función de la inestabilidad política en España, que seguirá con toda probabilidad tras las elecciones de noviembre. El avance de los efectos negativos para el empleo y la crecimiento económico de la recesión que ya se ve en el horizonte inmediato influyen también en un calendario electoral. 

La próxima cita con las urnas en Galicia es políticamente significativa. Alberto Núñez Feijóo suma tres mandatos consecutivos con mayoría absoluta. Un dato relevante en Galicia y en España. Feijóo está al frente de la Xunta en los duros y más profundos años de la crisis económica que explotó en 2008. En Galicia se llevó, por ejemplo, realidades tan significativas como las cajas de ahorro. La gran depresión se llevó por delante a los políticos y a los partidos en el poder. Feijóo en Galicia es una excepción. 

La oposición, particularmente Gonzalo Caballero, líder de los socialistas, quiere ver ahora la oportunidad de desplazar a Feijóo y al PP del poder en Galicia. El panorama de descomposición que presenta la izquierda rupturista en Galicia le favorece. 

Los escarceos de campaña que se registraron en el verano no anuncian originalidades atractivas. Se movieron en la banalidad del tópico. A todo le aplican los anteojos partidistas. Para todo contratiempo adoptan posición de firmes y a la orden ante lo que digan los aparatos centrales de partido en Madrid. Es una vía conocida y repetida, que responde al voluntario paso por una cabina de peaje, en este caso en la sede de Ferraz. 

Así se pueden entender las públicas expresiones de aprobación y aplauso de comportamientos institucionales inadecuados, incorrectos, como la visita de una ministra a Galicia que ignora la existencia del Gobierno gallego. Como lo es fijar posición de cerrazón y aprobación al lado de un sospechoso cierre de grifo en la financiación de las comunidades autónomas, esos 700 millones que reclama la Xunta. 

Después de once años en la presidencia de Galicia, Alberto Núñez Feijóo necesitará revalidar una mayoría absoluta, como en 2009, 2012 y 2016. Solo así continuará al frente de Galicia en el Xacobeo, o Año Santo Compostelano, de 2021. No hay Galicia que sume. Pudiera restar. Este próximo Xacobeo es un balón de oxígeno a aprovechar cuando la recesión en Europa asoma ya por Alemania. 

La economía marcará la campaña, salvo que todo se mueva en la banalidad o en la activación de ventiladores sobre estercoleros reales o imaginados. En el actual escenario la economía podría decidir las elecciones gallegas del próximo año. 

Feijóo puede presentar en ese horizonte de la oportunidad de 2021 el balance, positivo en medio de los recortes que se impusieron, de haber conducido el barco en los momentos más duros del temporal que se desató en 2008. 

El Xacobeo 2021 puede ser un balón de oxígeno para la economía gallega cuando llama a la puerta la recesión

La economía en este momento pide abordar, al fin, algunas de las asignaturas troncales que se vieron como obligatorias en la crisis. No se hizo. Pide abordar, para atajarla, la profundización en las desigualdades que es uno de los lodos más negros que deja la gran depresión. 

PARALIZACIÓN. Las señales del encuentro negociador de PSOE y Unidas Podemos esta semana apuntan a las previsiones más pesimistas: nueva cita en las urnas en noviembre. El curso político español no aprueba la convocatoria de septiembre. Una repetición electoral que no garantiza la salida al desbloqueo actual, aunque las previsiones de subida de escaños apunten al PSOE. Si el escenario que exige pactos y capacidad para la negociación y el acuerdo se repitiese, como es probable que suceda, cuál va a ser el comportamiento de los líderes que ahora lo obstaculizan y lo impiden con argucias. Entiéndase textualmente argucias como argumentos falsos expuestos de forma hábil para que parezcan ciertos. 

Cuando la incapacidad para investir a un presidente, o para ser investido como presidente, paraliza a un país durante meses y afecta, como ya se ve, a la economía y al funcionamiento de las instituciones –la disponibilidad de los recursos económicos de las comunidades autónomas, por ejemplo– la prolongación de la situación hasta la asfixia es una irresponsabilidad política y ética. Podríamos decir que estamos ante una manifestación más de la extensión y profundización de los problemas en lugar de resolverlos. 

TRIÁNGULO. El próximo miércoles toca Diada en Cataluña. Hay que situarla necesariamente, señor director, dentro de estas crisis acumuladas a las que me refería para definir el tiempo presente. Tampoco en este problema se ha avanzado para reconducirla a vías positivas. Solución no significa cesión pero tampoco cerrazón y negación. 

Las propuestas de confrontación no resuelven el problema aunque a algunos le sirva como consuelo el retroceso en el entusiasmo y la falta de unidad del nacionalismo secesionista para esta ocasión del próximo miércoles. 

La referencia a Cataluña es obligada. En la agenda del curso político en España aparece la sentencia del Supremo en el juicio del procés y las reacciones en Cataluña y sus consecuencias en la situación española, ya inestable. 

El marco del curso político español es un triángulo de inestabilidad por la incapacidad para formar nuevo gobierno, recesión económica, y el añadido de un recalentamiento del problema catalán. 

Estamos en tiempo de cambio que, volvamos al inicio, exige voluntad y decisión de resolver la acumulación de problemas que trae. En el marco español lo pretenden devolver a las urnas. En el marco gallego sí corresponde la ocasión de decidir a los ciudadanos. 

Atentamente.