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Mis "oh, pero qué es esto"

RECUERDO, y ocurrió hace mucho, haber visto la película de Woody Allen, Septiembre, y haber dicho: "Oh, pero qué es esto". Y sobre todo, haber sentido el temblor de encontrarme con algo inasible y revisitable, con algo —aunque parezca extraño y hasta un poco exagerado— capaz de sostenerme.

Recuerdo haber leído Los Buddenbrook, de Thomas Mann, con los ojos muy abiertos y la mente alerta, recibiendo cada palabra como si cada palabra fuera una salvación. A pesar de no saber de qué se me podía haber salvado. Me acuerdo de haber dicho: "Oh, pero qué es esto". Lo mismo dije la tarde, ya no sé si de verano o de invierno, y menos aún de qué año, en que leí Cartas a Nelson Algren, de Simone de Beauvoir, con Maria Bethânia y Edu Lobo sonando de fondo. Recuerdo la canción. Desde entonces, la música brasileña me acompaña con la ternura de alguien que está ahí siempre, que protege. Y la correspondencia entre escritores, así como sus diarios, ilumina siempre lugares recónditos dentro de mí.

"Oh, pero qué es esto", exclamé cuando vi, únicamente moviéndome para lo básico, durante casi diez horas, el documental Shoah de Claude Lanzmann, y antes y después leí y leí, a Primo Levi, a Hannah Arendt, a Victor Klemperer, a Sebastian Haffner, a Zweig y a tantos otros para invariablemente pronunciar las mismas palabras.

Recuerdo una vez, en Florencia, que no pude decir nada ante el David de Miguel Ángel y que hubo de pasar un tiempo hasta recuperar la voz y decidirme a salir de allí. No solo, y no siempre, es belleza, también es horror y estupor e incredulidad. Es atracción irresistible por lo increíble de lo humano.

En otra ocasión, en Venecia, me maravillé ante la colección de arte que habitaba la casa de Peggy Guggenheim y me emocioné, en Rodmell, al entrar en la habitación de Virginia Woolf. Una vez allí, proferí sin remedio: "Oh, pero qué es esto". Hice lo propio en aquel hogar de cuento de hadas de Hölderlin, el poeta, en Tübingen, y experimenté algo parecido a un rapto, en la casa natal de Goethe, en Frankfurt. Si se pierde algo, que no sea eso.

La primera vez que escuché en directo la Misa en si menor dirigida por Sir John Eliot Gardiner me quedé clavada en el asiento y casi no respiré. Todo el rato me dieron ganas de creer mucho en Dios y rezo a Bach desde entonces aunque no sea una plegaria al uso. Viene siendo algo como "oh, pero qué es esto" todo el rato. Sigo, con una tenacidad admirable incluso para mí misma, a William Christie y Les Arts Florissants, que hacen cosas con la música antigua que no son de este mundo. Jamás olvidaré Dido y Eneas, de Purcell, otra sujeción a butaca con dificultad respiratoria. También hago lo mismo con la cantante brasileña Adriana Calcanhotto, que si me tuviera localizada, pensaría que soy una fan loca que la persigo a todas partes y correría el peligro de que me prohibieran la entrada. Pero no es locura. O sí. Un poco de locura puede que sí. La enajenación y el éxtasis, el delirio y la pasión se entretejen y se confunden y lo sublime tiene mucho de absoluto. Aunque solo sea por un ratito.

Después todo vuelve a la normalidad y soy yo de nuevo. Yo con mis otras, cada vez más otras. Porque lo que tiene esta curiosidad y esta búsqueda es que te multiplica y te proyecta y no te quita nada de lo que tienes, salvo, si te esfuerzas, la tontería. Demasiado poco tiempo para dejar espacio a la estupidez. Existir sin decir todas las veces que se pueda "oh, pero qué es esto" y que esto te lleve a lugares insondables es existir, no lo voy a negar, y puede que sea existir bien. Lo que sí sé es que lo que queda sin esto —léase arte, música, literatura, cine— es una sociedad sin alma, individuos sin alma correteando por ahí, por calles sin paisaje y futuro sin material humano.

También sé que no te salva ni de la soledad, ni de la tristeza, ni del infortunio, ni del abismo. Aunque te salve de la soledad, de la tristeza, del infortunio y del abismo.

Mi última "oh, pero qué es esto" es Leila Guerriero. Ni te redime ni te consuela ni te cura ni te soluciona nada. Pero te salva. Un poquito.

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