Opinión

Negar un problema

HAY UN PROBLEMA en la multiplicación de la presencia de jabalíes en las carreteras, con riesgo para la circulación de vehículos y la vida de las personas que viajan en los mismos, o en los destrozos que estos animales producen en plantaciones de maíz o pastos de ganado, con pérdidas económicas para agricultores y ganaderos. Hay riesgo también, como se ha señalado, para la sanidad animal y humana por el riesgo de transmisión de enfermedades o pestes en el sector porcino, como alguna de declaración obligatoria que se daba por erradicada en Galicia.

Las incursiones de los jabalíes dentro de las calles de la capital lucense convierte en los últimos meses a estos animales en centro de atención mediática. Las imágenes de esta presencia urbana se difunden ampliamente por las redes. Los agricultores y ganaderos vienen denunciando año tras año los cuantiosos daños que les produce en sus plantaciones de maíz forrajero. No han tenido éxito. No han encontrado respuesta al problema. Este fenómeno de comunicación de los últimos meses debería contribuir a que se dé la respuesta que no encontraron las voces de los ganaderos. Nadie cuestionará la afirmación de que las personas hemos de aprender a convivir o a compartir espacios con la fauna salvaje .

Las discrepancias surgirán en cómo se organiza esa convivencia. De entrada, no implica una aceptación pasiva de realidades como la que representa el significativo aumento que ha experimentado el número de jabalíes. La pérdida de población rural, los cambios en explotaciones y cultivos así como el abandono del monte pueden ser explicaciones para este incremento. Probablemente no son solo los cambios demográficos y en los cultivos agrarios la explicación. El fenómeno no es exclusivo ni de la provincia de Lugo ni de Galicia. Pero aquí urge por seguridad y economía una respuesta eficiente.

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