Opinión

El mundo en guerra

LA ACTUALIDAD es caprichosa y hace que lo que hoy es noticia mañana sea historia y no interese. En el mundo existen decenas de conflictos que ya no aparecen en los telediarios pero que siguen castigando especialmente a la población civil, con ataques deliberados e indiscriminados que dejan un terrible saldo de muerte, destrucción y desplazamientos masivos. A estos olvidos contribuye a menudo la distancia geográfica con respecto a occidente y la extensión y estancamiento en el tiempo del conflicto. Estos encuentran su origen en diferencias étnicas o religiosas, en la lucha por los recursos naturales y económicos, o por intereses políticos. Según el International Crisis Group, los escenarios más preocupantes se sitúan en Venezuela, Ucrania, Yemen, Siria, Irán y Nicaragua, entre otros.  

La rivalidad EE.UU., Arabia Saudí e Irán es una nueva fuente de tensión, donde cualquier movimiento de las partes o de sus aliados, podría desatar un conflicto bélico. Otras crisis como la Rohingya que amenaza la estabilidad entre Myanmar y Bangladesh, o Yemen, con 8 millones de personas hambrientas, 1 millón de enfermos de cólera y 3 de desplazados, no parecen tener solución.

La guerra en Afganistán se intensifica con la estrategia de EE.UU. de aumentar el ritmo de sus operaciones contra los talibanes, con el objetivo de forzarles a un acuerdo político futuro. En Siria el presidente al-Assad después de casi 8 años de guerra, parece ir ganando, gracias a Irán y Rusia, pero la lucha no termina y los muertos siguen. En los estados del Sahel se lucha por una mezcla de conflictos vecinales, violencia yihadista y control de las rutas de contrabando, y la depredación de sus líderes sólo empeora las cosas.

La situación de Venezuela se agrava por la mala gestión del presidente Maduro que empuja al país a una crisis económica, social y política sin precedentes y con escasas posibilidades de restauración democrática pacífica. Su vecino de continente, Nicaragua es el último en sumarse a la lista negra de escenarios en crisis y desde abril la represión del gobierno de Ortega ha causado ya más de 500 muertos y 300 presos políticos y la situación no mejora.

Muchos de estos conflictos son guerras como las que nos describe la canción inglesa “Las guerras civiles o intestinas son las más destructivas, viles, inhumanas y mezquinas, lleva a los hijos a amenazar a los padres, a romper amistades, a pelear entre hermanos, la que castiga a los honrados y favorece a los ladrones. La experimentó Roma, la probó Germania y la que tantas veces devastó esta noble tierra". Son guerras que traen consigo ingentes costes humanos irreparables y económicos y sobre las que cabe preguntarse con T.S. Eliot si hay alguna que se pueda dar por finalizada algún día, porque en ellas la paz no renace cuando el conflicto finaliza, como decía el general De Gaulle.  

Si analizamos la naturaleza de los conflictos y los agentes implicados podemos deducir que parecen acercarse de nuevo los gélidos y tenebrosos aires de una nueva guerra fría, en especial desde la anexión en 2014 de Crimea por Rusia, con más de 10.000 muertos y una grave crisis humanitaria. Washington y Moscú se enfrentan en al menos otras dos contiendas, la guerra de Siria y la que se desarrolla en la ciberesfera y que ha supuesto la interferencia de Rusia en elecciones y procesos políticos. Si no estamos ante una nueva guerra fría, podría ser algo peor, una buena guerra caliente.

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