Opinión

Se abre la sesión

Siempre es agradable encontrarse con Luis Carandell. Leer este libro es muy recomendable antes de ver los plenos en el Congreso, del Senado o las sesiones de control

TOMO prestado el título para este comentario del periodista Luis Carandell que en 2001 publicó "Las anécdotas del Parlamento". Se abre la sesión en el que recoge un sinfín de anécdotas, chascarrillos y dichos de sus señorías desde los días inaugurales del parlamentarismo español en las Cortes de Cádiz.

En sus muchos años de cronista parlamentario, Carandell se documentó en los libros y artículos de Galdós, Azorín, Wenceslao Fernández Flórez y Julio Camba que elevaron la crónica parlamentaria a género literario, y pasó horas revisando los diarios de sesiones.

Las anécdotas forman parte de la vida del hemiciclo y no tienen color político, sus protagonistas pertenecieron a todos los partidos. La mayoría de las que recopiló Carandell para este libro expresan el humor fino y a veces insolente, pero muestran la ironía, la retranca, la picardía o el doble sentido y reflejan la agudeza, la picardía y el buen talante de sus protagonistas.

Rescaté este libro al escuchar a una senadora popular en el último pleno de la Cámara Alta preguntar "en tono agrio y crispado" a la ministra de Igualdad: "Siente usted vergüenza de compartir la vida con un machista o va a seguir callada?", en alusión a su pareja. En su contestación, la ministra mantuvo el tono airado, pero fue algo más elegante: "Yo me meto en la cama con quien me da la gana porque puedo permitírmelo". Seguro que esta respuesta, un ejemplo de que ninguna senadora puede meterse en la vida privada de una ministra sea quien sea su compañero, formará parte del anecdotario del Parlamento.

Comparen la ordinariez de este rifirrafe con otro de una sesión de 1934 en el que también entraban cónyuges de refilón. El diputado Gil Robles fue interpelado por un colega con ánimo provocador. "Su señoría -le dijo- es de los que llevan todavía calzoncillos de seda". Ante tamaña "indiscreción" don José María apeló a la socarronería elegante: "No sabía que la esposa de su señoría fuese tan indiscreta", le respondió.

Carandell recoge otra anécdota protagonizada por Sagasta que refleja su sentido práctico: "Ya que gobiernan mal, por lo menos gobiernen barato", dijo don Práxedes a sus coetáneos. La recomendación es aplicable al actual gobierno de España que, siendo el más nutrido y caro de Europa, gobierna mal o no gobierna.

Siempre es agradable encontrase con Carandell. Leer este libro es muy recomendable antes de ver los plenos del Congreso, del Senado o las sesiones de control. Invita a disfrutar del humor de los parlamentarios de siglos anteriores y a "pasar" de las vulgaridades de los diputados de hoy.

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