Opinión

"Unha mentira verdadeira"

ESTE MIÉRCOLES me acojo a la tregua que brinda la Semana Santa y desconecto de la vorágine de la actualidad, ahora con el epicentro en Alemania, para comentar una historieta mucho más divertida.

Seguro que recuerdan que el mundo perdió a Stephen Hawking el día 14, el genio que penetró en los grandes misterios del cosmos y, al tiempo, impartió una gran lección de superación y supervivencia personal.

Bueno, pues al día siguiente circulaba por la red que "una discusión sobre física cuántica sáldase con 30 detidos nun bar de A Laracha". El fallecimiento del científico "provocou unha pelexa masiva entre partidarios e detractores das suas teorías".

La trifulca estaba contada con tanto lujo de detalles que parecía verdad, pero era "unha mentira verdadeira" del portal Tempos Galegos que se define como "un xornal satírico e retranqueiro que ten como finalidade única o entretemento".

Las tabernas, sobre todo las de aldeas, villas y barrios, son unos 'parlamentos' peculiares en los que se debaten problemas candentes que preocupan a la gente

Y a fe que consiguió ese objetivo, porque esta brincadeira inocente provocó sonrisas generosas que son un remedio necesario como contrapeso de las malas noticias políticas, económicas y sociales que depara la realidad. Por tanto, un brindis por el autor que dejó volar su imaginación e hizo reír y disfrutar a los lectores de ese portal, a los internautas y demostró que en este país brumoso también tiene cabida el humor.

Pero, siguiendo la sentencia italiana "si non e vero e bene trovato", aquella discusión, tan bien inventada y contada, podía haberse producido en A Laracha o en cualquier otra taberna gallega porque la observación del universo aporta datos que el paisanaje procesa y discute. Hace años la mirada al cielo y la dirección de los vientos servían a nuestros labradores de guía para plantar y recoger sus cosechas.

Es sabido que las tabernas, sobre todo las ubicadas en las aldeas, en las villas y en los barrios de las ciudades donde todos los clientes se conocen, son unos parlamentos peculiares en los que se debaten problemas candentes que preocupan a la gente.

Allí no solo se discute con ardor y se analizan los problemas con criterio. También se apuntan propuestas de solución que a veces son más sensatas y viables que las que proponen las testas privilegiadas de los diputados en el Congreso o en O Hórreo.

Por eso, los políticos deberían ocupar con cierta frecuencia un escaño en la taberna de su pueblo para conocer mejor los problemas ciudadanos. Que es la premisa necesaria para acertar con la solución.

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