Opinión

Citas previas

SOLO APRECIAMOS en su justa medida lo bueno, lo confortable, lo grato…, cuando nos vienen dadas por lo penoso, lo molesto o lo incómodo. Es entonces cuando valoramos la diferencia entre lo ingrato y lo placentero, como ahora que vivimos coartados por las restricciones de la pandemia, entorpeciéndolo casi todo. Es el caso de las citas previas requeridas en organismos oficiales para que te atiendan al gestionar cualquier trámite, diligencia que se complica y extorsiona al máximo por la siempre abusiva burocracia, tratando al administrado, que es el que paga el cotarro, como si fuese un chisgarabís, sin consideración alguna.

El argumento de que se trata de extremar la prevención de contagio no se entiende si a cambio no se refuerza la atención al público con alternativas que funcionen. La inoperatividad y la lentitud, con recochineo en algunos casos, son un coñazo que no hay pandemia que lo justifique, con atascos vejatorios en la atención. ¿Cómo es posible que una cita previa, para consignar un simple trámite en el registro del Concello de Lugo, instada el 23 de noviembre, se fije para el 9 de diciembre? Diecisiete días. ¿Y si se agotan los plazos para formalizar un documento? ¿Quién es el responsable? Una arrogancia y un desprecio al contribuyente.

Comentarios