Opinión

Panolis

SE ESPERABA. La Justicia consagra (y desprecia) algunas bufonadas de El Pequeño Nicolás, absolviéndole de injurias y calumnias al CNI, al que el indultado acusó de haber intervenido ilegalmente dos de sus entrevistas telefónicas. El interfecto vivió, ignoro si lo sigue haciendo, a cuerpo de rey echándole jeró a la vida y al amparo de una manada de panolis que le dieron cobertura, unos por su cortedad de miras y otros en busca de provecho, creyendo que podrían obtener algún beneficio de las supuestas influencias del pillabán, aun convencidos de su inconsistencia. Pero, por si acaso, se dejaron camelar por el granuja, creyéndolo o fingiendo creerlo. Lo extraño es que algunos de los crédulos, casi todos, provenían de un estrato decoroso, con incumbencia de comisión profesional o social, como policías o funcionarios. No es que el pillastre se merezca ningún monolito por sus fantasmadas o presuntuosidades, pero hay que reconocer su sutil capacidad embaucadora, y viéndolo así también se merece un "reconocimiento", mayor sin duda que el de sus colaboradores, a los que si habría que "empapelar" por su infantiloide candidez. Unos y otros, son como niños.

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