Opinión

Zapatero

EL INSULTO es un recurso de escaso recorrido en las relaciones humanas. Nunca está justificado, por muy tosco que sea el argumento a debatir. Tampoco cuando el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, califica a Zapatero de "imbécil" por su apoyo a Maduro. Le sobra razón sin embargo en la argumentación de la crítica, al afirmar que "tiene un problema muy grande de comprensión". Pero al margen de cualquier pelotera, conviene que el señor Zapatero explique de una vez cuál es el motivo cierto de su respaldo a un personaje tan avieso y peligroso como Maduro, atribuyendo la huida de miles de personas al bloqueo norteamericano y no a un degenerado político como el presidente venezolano, causante de cientos de muertes, de sembrar el terror, destruir un país y de encarcelar a sus adversarios. El Gobierno dice que Zapatero no le representa (solo faltaría), pero si le defiende contra la afirmación de Almagro, tal amparo nunca ha de servir de parapeto para ocultar los enjuagues Zapatero/Maduro. Si se trata del síndrome de Estocolmo, que se diga. Parece demasiado inocente y por tanto hay que ir al fondo.

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