Opinión

Se busca al ratón Pérez

Algo funciona mal en la vida cuando aún no tengo la barba completa pero ya he descubierto la primera cana en ella. Un pequeño pelo blanco que me ha puesto de frente con mi propia mortalidad, desnudo y desvalido ante el avance inmisericorde del tiempo que todo lo devora. Un día estás devanándote los sesos por cómo repartir en chucherías las 50 pesetas de la paga y al siguiente aguardas con inquietud los datos del colesterol en la revisión médica del trabajo. Ahora ni siquiera viene el ratón Pérez para darte un regalo por este cambio físico que es bastante más terrible que perder los dientes de leche, ya que el futuro empieza a inclinarse de la esperanza al vértigo. No viene ahora cuando sí se necesita su consuelo.