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Max Weinbinder, director de un hotel de cuatro estrellas en Menorca, se convirtió en héroe al evitar la agresión de un cliente a su pareja, a la que siguió desde Inglaterra pese a que tenía una orden de alejamiento por malos tratos. El gerente se llevó dos puñetazos. El agresor no fue denunciado porque pactaron que se fuese inmediatamente de la isla.