El 'Camino' de la superación personal de Javier Amado

La Asociación Juan XXIII pone en marcha la iniciativa Objetivo Santiago, una actividad que nació para mejorar la calidad de vida de un vecino de Marín con problemas de movilidad y depresión tras una pérdida familiar
Javier Amado, junto al voluntario Pancho de la Barrera y sus compañeros de la Asociación Juan XXIII. DP
photo_camera Javier Amado, junto al voluntario Pancho de la Barrera y sus compañeros de la Asociación Juan XXIII. DP

La historia de Javier Amado es el claro ejemplo de la superación y del desarrollo personal. Hace un año, este vecino de Marín y usuario de la Asociación Juan XXIII perdió a su madre, María, y, desde entonces, se metió en un túnel que parecía no tener salida. A sus problemas de movilidad se sumó su el desánimo y la apatía, dos cosas que le llevaron a alejarse de las cosas que antes le hacían feliz.

Javier dejó de participar en las actividades de la asociación y empezó a entrar en una burbuja de la que no era capaz de salir. Su relación con sus compañeros iba a menos y sus ganas de resurgir también.

Pero todo cambió en mayo, cuando desde el colectivo pontevedrés le animaron a salir a caminar. Al principio eran trayectos muy cortos. Las rutas transcurrían por orillamar y cada día, tanto Javier como su monitor, Quique Abelleira, se ponían un objetivo nuevo. Primero era llegar al puente de A Barca, al día siguiente al de As Corrientes, después a O Burgo, y así hasta el último, la pasarela de la Illa das Esculturas.

Poco a poco Pontevedra se fue haciendo pequeño y las metas de Javier iban en aumento, así que desde la Asociación Juan XXIII decidieron poner en marcha un nuevo proyecto: Objetivo Santiago.

"Es una iniciativa que se hace para mejorar la calidad de vida de Javier, para ayudarle con sus problemas de movilidad pero también con su estado anímico", explica Quique Abelleira.

A partir de entonces, cada semana, este marinense y un grupo de compañeros de la asociación realizan una etapa del Camino de Santiago. Entre ellos, sus dos bastones, Quique Abelleira y Pancho de la Barrera, un bombero de Vilagarcía que, voluntariamente, se ha convertido en la mano derecha de Javier. La experiencia comenzó a mediados de septiembre en Pontevedra y, juntos, llevan ya siete tramos.

undefined"El último día, nos quedamos a unos 16 kilómetros de Santiago, por A Picaraña (Padrón), y en la siguiente etapa vamos a intentar llegar hasta o Milladoiro. Es la etapa más complicada porque tiene muchas cuestas, igual tenemos que dividirla en dos días, va a depender de las fuerzas de Javi", afirma Abelleira.

De media diaria, "si tiene muchas cuestas, hacemos unos 6 kilómetros por etapa, sino, si Javi va bien podemos llegar a hacer 11, casi el doble".

A pesar de las dificultades, "Javi lo lleva muy bien, aunque siempre tiene que ir agarrado de dos personas y va con paso corto, pero gracias a esta experiencia, ha mejorado mogollón su autoestima y su estado anímico, ha cambiado por completo su actitud, tanto como persona como con el entorno".

Tanto es así, que gracias a este Objetivo Santiago, Javi está empezando a ser el que era antes del fallecimiento de su madre, relacionándose más con sus compañeros y recuperando el ánimo perdido.

"Este proyecto engloba tanto la idea de mejorar su capacidad física, como de superarse y que vea que intentando hacer las cosas, los retos se consiguen. Pero es que además, también tenemos la intención de ayudarle a que interactúe más con los compañeros. En cada etapa, gracias a ir acompañado de sus compañeros y de voluntarios, Javi está aprendiendo a relacionarse más con la gente", afirma su monitor.

Este es el claro ejemplo de que, con esfuerzo y dedicación, se consiguen las metas. De hecho, es que este proyecto les ha enseñado, tanto a Javi como a Quique, que los retos están para superarlos, ya que ni siquiera ellos se imaginaban, cuando empezaron a caminar, que llegarían hasta aquí.

"Si me lo preguntas en la primera caminata, te digo que no somos capaces de hacer esto. Al principio era muy complicado, Javi no lo pasaba bien y se cansaba mucho pero lo conseguimos. Ahora cada etapa que cubre, lo valora mogollón y ve que lo puede hacer", afirma Abelleira.

Además, Javi cuenta con el apoyo de su familia y amigos, "que le dan mucho ánimo y eso le reconforta y le gusta". Algo vital para que este marinense siga consiguiendo todo lo que se proponga.

"Voy a poner una vela por mi madre en la catedral"
Para Javi esta está siendo una experiencia inolvidable. De hecho, el último miércoles no pudo salir a hacer la etapa que le correspondía, por culpa del mal tiempo, y el marinense está deseando volver a caminar.

"Tengo muchas ganas de llegar ya a Santiago. La experiencia va muy bien y ni yo mismo me esperaba todo esto", explica Javi. "Lo que más me está costando son las cuestas hacia abajo, a veces me pongo muy nervioso", reconoce este peregrino.

A pesar de ello, en esta ocasión las ganas han superado a los miedos y Javi está ansioso por llegar a la capital gallega y dedicarle esta caminata a su madre. "El último día voy a poner una vela por mi madre en la catedral".

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