La fuerza del Camino

El conocido peregrino Manuel Rossi regresa a la ruta, que recorre como superación tras las importantes secuelas que le dejó el covid
María García y Manuel Rossi, en Sarria. EP
photo_camera María García y Manuel Rossi, en Sarria. EP

El madrileño Manuel Rossi es uno de los peregrinos más conocidos en el Camino de Santiago. A él se debe la recuperación de la ruta de Uclés o la caja de los deseos que se instaló hace años en numerosos albergues. A sus espaldas lleva más de 60 peregrinaciones por varios países, aunque ninguna como la que inició en Sarria el pasado domingo. Es su regreso a un Camino que lleva "en las venas", pero que no pisaba desde 2019. Ahora lo hace tras sufrir el covid, que le dejó importantes secuelas, por las cuales necesita muletas para desplazarse.

Hombre muy vitalista, la vida de Manuel Rossi cambió el 7 de marzo de 2020. Fue de las primeras personas en contraer el covid, en un momento de gran incertidumbre y desconocimiento. Según cuenta, en cuestión de días se vio en la Uci con una neumonía bilateral y conectado a una máquina. Su estado era tal que en una ocasión notó que se quedaba plácidamente dormido y, al despertar, vio a los médicos aplaudir. "Me había dado un síncope y mi corazón se paró. Me habían recuperado y por eso aplaudían", dice.

Rossi, que necesita muletas para caminar, reivindica con esta peregrinación más investigación para tratar las consecuencias del covid

La estancia en la Uci no solo le marcó físicamente, sino también a nivel psicológico. Tuvo pesadillas porque "fallecía mucha gente". "Necesitabas que alguien se muriera para tener tú una cama". Así de duros fueron aquellos días.

Manuel Rossi sube con muletas la Escalinata Maior de Sarria. EP
Manuel Rossi sube con muletas
la Escalinata Maior de Sarria. EP

De regreso a casa precisó oxígeno y, cuando parecía que la recuperación iba en marcha, aparecieron las malditas secuelas. Se manifestaron como calambres en las piernas y se concretaron en una pérdida de movilidad.

Tras dos años y medio apartado del Camino, el pasado día 30 convocó a un grupo de amigos y peregrinos en Villafranca del Bierzo. Fue una forma de celebrar la vida y de dar el pistoletazo de salida a una peregrinación que afronta como superación personal a base de tesón y perseverancia.

El día 1 partió desde Sarria junto a su inseparable compañera de vida, María García, quien está convencida de que este Camino "representa la moral que necesita". Las secuelas del covid le obligan a tomar "28 pastillas al día" y a caminar despacio, a una media de siete kilómetros por jornada. "Yo hago como mucho un kilómetro a la hora", comenta Manuel Rossi, que duerme en autocaravana a modo de burbuja porque va justo de defensas.

Pero la velocidad es lo de menos, lo importante es la "fuerza" que la llegada a Santiago le dará y el mensaje que lleva consigo en este Camino. Con él quiere poner el foco en la situación de todos aquellos que sufren secuelas persistentes. "Parece que el covid ya no interesa y que ha pasado todo, pero muchas personas hemos quedado destrozadas en esta guerra o batalla", afirma Rossi, quien reclama "que se siga investigando para tener algo que nos cure, que nos devuelva nuestras vidas o, al menos, una calidad de vida".

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