"Estamos reduciendo la renta de las nuevas generaciones con unas pensiones demasiado generosas"

Miguel Ángel García Díaz, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos e investigador de Fedea, es uno de los mayores expertos en pensiones de España. En esta entrevista analiza la situación y los desafíos del sistema 
Miguel Angel García Díaz (Madrid, 1959). CEDIDA
Miguel Angel García Díaz (Madrid, 1959). CEDIDA

La trayectoria profesional de Miguel Ángel García Díaz toca diversos ámbitos: dirigió el gabinete económico de CC.OO., fue asesor de la Airef, director general de Ordenación de la Seguridad Social y viceconsejero de Empleo de la Junta de Andalucía. Participó en la redacción del Pacto de Toledo en 1995 y en sus revisiones hasta 2013, así que sabe mucho de pensiones. En la actualidad combina la docencia y la investigación.

¿El actual sistema de pensiones es inviable a futuro o el problema, más que el riesgo de quiebra, es el coste que acarrea para las nuevas generaciones mantenerlo?
Son cosas diferentes. Por un lado existe el riesgo de encontrarse con una crisis fiscal en un momento de ciclo económico bajo que obligue a acometer un recorte abrupto de una política pública. Es algo que está ahí, porque la deuda española es del 102% del PIB. En 2008 era solo del 39%, por lo que se pudo salir de la crisis emitiendo deuda, porque partíamos de un nivel muy bajo. Si en una situación así tenemos que pedir ayuda a la Unión Europea, probablemente nos dirá que tenemos una tasa de reposición en las pensiones de jubilación del 77% del último salario cuando la media de la UE es del 44,5% y que debemos adecuarnos a la situación que tienen el resto de países. Y, aunque no se materialice ese riesgo, existe un problema de equidad en la distribución de los esfuerzos y las ventajas. Puede ser que estemos reduciendo la renta disponible de las próximas generaciones por mantener un sistema excesivamente generoso. 

España tiene entonces un sistema demasiado generoso e injusto para las nuevas generaciones.
Efectivamente. El sistema español, que es de reparto entre generaciones y contributivo, tiene un diseño que está desequilibrado en términos del cálculo inicial de la cuantía de la pensión. Para que sea justo, una generación hace sus aportaciones vía cotizaciones sociales y lo lógico es que se actualicen en relación con lo que ha colaborado esa generación a mejorar la riqueza total del país. La mejor manera de medirlo es con el PIB. Si ha crecido un 50% durante los últimos 25 o 30 años, lo lógico es que las aportaciones que ha realizado se actualicen con ese referencia. Sin embargo, en el caso español, la cuantía inicial de la pensión se actualiza con esa colaboración al aumento de la riqueza y se le añade un 60% adicional. Eso significa que se está actualizando con una riqueza que todavía no ha creado la sociedad en el momento de repartirla, de modo que la tendrán que pagar las siguientes generaciones. 

El gasto en pensiones ya supone el 30% del gasto público y equivale al 13% del PIB, un peso que va a seguir creciendo

¿En qué situación estamos ahora?
El gasto en pensiones es alto y todas las proyecciones serias indican que va a seguir creciendo de una forma muy importante. Ya supone el 30% del gasto público y equivale al 13% del PIB. Ese peso ha aumentado 3,4 puntos desde 1995 y va a aumentar otros 3,5 en tan solo 25 años. Hay que buscar ingresos para pagarlo y eso significa aumento de cotizaciones sociales o impuestos, o emisión de deuda si hay quien la compre. 

Retrasar la edad de jubilación no bastaría, habría que endurecer el cálculo inicial de la pensión

La sociedad defiende que, tras toda una vida trabajando, nos merecemos una pensión que mantenga en la medida de lo posible nuestro nivel de vida. ¿Falta pedagogía?
Absolutamente. Hay que hacer pedagogía con información clara y cierta y ocurre todo lo contrario. La mayor parte de la gente en España piensa que recibe una miseria de pensión para lo que ha aportado y no es cierto, las cifras lo desmienten. Pero existe un interés electoral que prevalece sobre esa pedagogía. El país está asistiendo a un proceso de envejecimiento de la población que se va a intensificar porque la generación del baby boom, la más abundante de la historia, está llegando a la edad de jubilación, y hay interés en ganar esos votos. Es muy difícil ahora mismo que ningún partido político diga la verdad sobre la situación del sistema de pensiones y el desequilibrio entre generaciones, que perjudica claramente a los jóvenes, y a la sociedad en general, porque el dinero que se dedica a una cosa no se dedica a otra, como investigación, formación, vivienda o cuidado de los hijos.

La mayor parte de la gente piensa que recibe una miseria de pensión para lo que ha aportado y no es cierto

No cabe esperar entonces que un gobierno se atreva a poner sobre la mesa medidas impopulares.
Soy muy pesimista con eso. Se ha perdido una grandísima oportunidad de hacer reformas estructurales que pudieran aplicarse de una forma más suave en el tiempo, con periodos transitorios más amplios. Ya no hay tiempo. Ya tenemos el problema ahora. 

¿Qué considera que sería necesario o efectivo para asegurar la sostenibilidad y equidad del sistema?
Si se quiere distribuir el gasto público de otra forma, la única manera de hacerlo a corto plazo es endurecer los parámetros de cálculo de la pensión. Si actualmente se utilizan 25 años, habría que aumentarlo a 35 o tomar toda la vida laboral. Y si ahora se exigirá tener 37 años cotizados para acceder al 100% de la base reguladora, se podrían incrementar a 40. También se puede incluir un factor de longevidad para tener en cuenta la esperanza de vida en el cálculo inicial, algo que se aprobó en la reforma de 2013 y después decayó. Además, se puede establecer un techo de subida en la actualización anual de las pensiones, es decir, que se intente mantener el poder adquisitivo pero no en todas las situaciones como ocurre ahora. Las medidas que se tomen tendrían que ser el resultado de una decisión por parte de la sociedad sobre cuánto dinero quieren gastar en pensiones, en un sistema que supone una transferencia de renta desde los que están ocupados a los terminaron su vida laboral. Lo que no puede ser es ocultar a la sociedad el coste, que se le diga que es factible y que el esfuerzo es pequeño cuando en realidad es grande y hay riesgos a futuro. 

¿Cómo augura que serán las pensiones de los jóvenes de hoy, que tienen difícil ahorrar para entonces? 
Pueden ser bastante razonables porque cuando lleguen a la jubilación toda la generación del baby boom ya habrá desaparecido y habrá menos dificultades. Yo tengo dos hijas y cuando me preguntan si van a cobrar la pensión les digo que sí pero que el problema es cómo van a vivir hasta entonces. Si se les exige un esfuerzo muy importante para que las generaciones anteriores tengan estas pensiones excesivamente generosas, su renta disponible se va a reducir. Con el mecanismo de equidad intergeneracional que introdujo la última reforma las cotizaciones sociales van a subir hasta 1,2 puntos en 2029. Y ya son las más altas de la Unión Europea. Además, ya estamos aportando 3,8 puntos del PIB en impuestos para pagar las pensiones contributivas.

"Los jóvenes de hoy cobrarán la pensión, el problema es cómo van a vivir hasta entonces"

La receta de tener que trabajar hasta más tarde suele indignar pero parece que es lo que viene.
La esperanza de vida desde 1975 hasta ahora se ha incrementado un 40% y seguimos teniendo prácticamente el mismo sistema de pensiones del año 1900, cuando la esperanza de vida no llegaba a los 55 años. Lo lógico sería que las personas que puedan alargar su vida laboral porque las condiciones de su trabajo lo permiten lo hagan, pero insisto en que eso no sería suficiente porque el problema de origen del sistema de  español es que el cálculo de la cuantía inicial es muy generoso. Modificar la jubilación podría ayudar, pero en ningún caso iba a solucionar el foco del problema. 


 

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