El teletrabajo no acaba de cuajar en Galicia: apenas el 12% de los ocupados lo usan
El teletrabajo era, hasta el estallido de la pandemia, una modalidad residual en una España sin esa cultura del empleo en remoto que sí existe en otros países. El covid lo convirtió temporalmente en tabla del salvación contra el freno en seco del mercado laboral durante el confinamiento, desatando un boom que se desinfló con la vuelta a la normalidad y, aunque sigue habiendo más teletrabajadores que en 2019, esta modalidad no termina de expandirse de forma clara.
En Galicia, apenas el 12,1% de los ocupados realiza su actividad en remoto al menos ocasionalmente, ya sea desde casa o desde cualquier otro lugar que no sea la oficina o sede de la empresa, según un informe de Adecco a partir de datos de la Encuesta de Población Activa (Epa). La ratio rozaba el 9% antes de la crisis sanitaria desatada en 2020, lo que no supone una fuerte progresión.
En número, a cierre de 2024 eran 143.500 las personas que usaban esta modalidad de forma regular u ocasional en la comunidad tras aumentar un 5,4% en un año.
Comparativa dentro de la UE
La modesta penetración del teletrabajo –tanto en Galicia como en el conjunto de España, donde lo usan un 14,4% de los ocupados– queda aún más patente si se compara con el peso que tiene en la Unión Europea. De media, en el bloque comunitario teletrabaja el 24% de los empleados, el doble que en Galicia.
La distancia es todavía mayor con los países que llevan la delantera: en Holanda, el trabajo en remoto está tan extendido que lo practica el 56% de los ocupados, mientras en Suecia son el 49% y en Finlandia, el 45%, según datos de Eurostat. Entre la veintena de países analizados, el dato gallego solo supera a los de Hungría, Grecia, Rumanía y Bulgaría.
¿Por qué aquí el trabajo a distancia sigue poco extendido?
Los expertos apuntan a diversos factores. Uno de ellos es la creencia entre los empresarios de que ir a la oficina garantiza mayor eficacia que trabajar desde casa. Tenga más o menos base, la cultura del presentismo sigue muy anclada en el tejido productivo español.
Es cierto también que está muy orientado a servicios de atención presencial –entre ellos la hostelería o el comercio– y que hay ramas de actividad en las que el teletrabajo es imposible, como la sanidad o la educación entre otras, pero
aun así queda mucho margen para que el teletrabajo se expanda.
También hay voces que ponen el acento en los peligros del individualismo dentro la empresa y de la falta de trabajo en equipo. Incluso se vincula el aislamiento del teletrabajo con mayor riesgo de padecer ansiedad o depresión.
Con todo, la opción de desempeñar las tareas a distancia, aunque sea con una modalidad híbrida, es valorada por muchos trabajadores como una ayuda para conciliar. Por eso, el cada vez mayor reto de atraer y retener talento puede colocar a los jefes en la tesitura de tener que cambiar su mentalidad con respecto al teletrabajo.