"El vino y las conservas gallegas sufrirían si Estados Unidos pone aranceles a España"

Miguel Ángel Otero, uno de los mayores expertos en comercio internacional de la USC, cree que España debe posicionarse más claramente a favor de Estados Unidos para evitar una guerra que debilitaría la economía gallega, sobre todo a las empresas pequeñas. Y avisa que con la debilidad de nuestros principales socios europeos, como Alemania o Francia, la vía norteamericana es crucial.
Miguel Ángel Otero. EP
Miguel Ángel Otero. EP

¿Debería estar Galicia preocupada por la amenaza arancelaria de Donald Trump?
Sí. Galicia, España y Europa. Hay que tener en cuenta que, en caso de que nos los acaben imponiendo, quienes van a pagar la mayor parte del arancel van a ser las empresas exportadoras, entre las que hay muchas españolas y gallegas, que tendrán que bajar sus precios si quieren seguir exportando a Estados Unidos, o al menos seguir haciéndolo en las mismas cantidades. O sea, que sí que debemos estar preocupados, claramente, porque además hay otro factor que agrava todo esto: aunque quisiésemos, no tenemos muchos más mercados boyantes a donde dirigir la exportación, ya que nuestros principales socios, como Alemania o Francia, están en recesión o al borde de ella. En cambio, Estados Unidos es el país desarrollado que más está creciendo, en torno al 5% anual. Tenemos que tener en cuenta al que crece y por tanto al que tiene capacidad para absorber nuestro producto.

¿Qué es lo que más exporta Galicia a Estados Unidos?
Los combustibles, sobre todo desde la refinería de A Coruña; el sector agroalimentario, con las conservas, carnes, pescados y congelados, que sería el más relevante en número de empresas; los vinos; la pizarra de Valdeorras; los productos textiles, con un gigante como es Inditex, y el aluminio, con empresas también grandes como Cortizo.

¿Qué sectores se verían más perjudicados?
Donde va a haber más impacto es en aquellos donde las empresas son más pequeñas, ya que tienen menos capacidad de encaje ante esta situación. Las empresas grandes pueden deslocalizarse e incluso podrían abrir filiales o producir en Estados Unidos. El problema son las empresas más pequeñas, que no tienen apenas capacidad de adaptación, que exportan y no pueden hacer mucho más. Pienso, por ejemplo, en el vino o la conserva. Estas claramente pueden verse más afectadas.

¿Cómo se podrían evitar estos aranceles?
Si nos posicionamos. El problema que tiene ahora mismo Europa es que no ha tomado partido claro hasta este momento. Estados Unidos, que es a priori nuestro aliado, nos está pidiendo más compromiso, pero nosotros nos estamos resistiendo a ese compromiso y eso nos puede conllevar sanciones, como serían los aranceles [cabe recordar que Trump pidió a España gastar 50.000 millones más en defensa].

"Una empresa grande podría comprar una filial y producir allí para salvar el arancel, las que sufrirían son las pequeñas"

Ahora se habla de los aranceles de Trump, pero en otoño eran los de China los que preocupaban, ya que Europa había gravado los coches eléctricos chinos y hubo una respuesta arancelaria asiática al brandy europeo y amenazas de imponérselos al cerdo y la leche, algo que no llegó a pasar. Se hablaba de que Galicia se jugaba más de 80 millones al año en exportaciones lácteas. ¿Debemos de seguir preocupándonos por China?
Nos tenemos que preocupar por los dos, porque nosotros estamos en un campo de batalla y estamos en el medio. Nos pueden tirar bombazos de los dos lados. Por ahora los obuses nos los tira China, pero dentro de poco, como no actuemos, nos lo va a tirar también Estados Unidos, y lo peor que puede hacer Europa es quedarse en medio, recibiendo de los dos lados. 

"Combustibles, vinos, conservas, congelados, aluminio, moda y pizarra son los productos gallegos más exportados a EE.UU."

¿Y con quién cree que deberíamos posicionarnos?
Con Estados Unidos no nos ha ido mal. Hay que pensar que Europa, y más tarde España, gracias al famoso Plan Marshall, pudo llegar a este estado de bienestar. Por supuesto que tenemos un mérito los propios europeos, pero hemos tenido mucha ayuda financiera norteamericana. No debemos olvidar tampoco que China es un país que está gobernado por el Partido Comunista, sin ningún tipo de libertad de expresión, aunque el sistema económico sea capitalista hasta cierto punto. Además, China exporta muchísimo más de lo que importa a Europa, y eso genera pérdidas de crecimiento económico en Europa y pérdidas de puestos de trabajo en Europa que gana China. Entonces no hay un intercambio, no hay una reciprocidad. Con China, Europa tiene un comercio desequilibrado en su contra, mientras que con Estados Unidos tiene un comercio desequilibrado pero a favor de Europa. Estamos un poquito más a favor de Estados Unidos, pero no de una forma suficientemente clara. Debemos posicionarnos más.

Está claro que la clave es la geopolítica. Pero, llevándolo al terreno empresarial, ¿pueden hacer algo las compañías ante esta guerra comercial? Una opción a priori sería diversificar las exportaciones, pero, como mencionó antes, la debilidad de los socios tradicionales europeos es un hándicap.
Tenemos que tener eso en cuenta, los que crecen y por tanto tienen capacidad para absorber nuestro producto y los que no. Los países a los que podríamos vender sin aranceles no están creciendo, como nuestros vecinos europeos, de ahí que sea tan relevante el papel que juega Estados Unidos.

Además, Estados Unidos capitaliza la inversión gallega en el exterior, con un 34,9% entre 2019 y 2023, según datos del Barómetro Exportador del Foro Económico de Galicia. ¿También afectarían los aranceles a estas inversiones?
Sí pero al contrario. Lo que puede pasar es que, con aranceles, esa inversión aumente y eso favorece a Estados Unidos. Por ejemplo, Cortizo tiene una filial comercial allí, pero fabrica aquí. ¿Qué pasa si suben los aranceles? A lo mejor tiene que montar allí una cadena de montaje, porque sale más a cuenta producirlo allí que importarlo desde Galicia. Y así aumentaría la inversión en Estados Unidos.

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