El abandono educativo recupera la tendencia a la baja en Galicia y cae al 10,5%

Mejora en más de dos puntos la media de España pero no alcanza aún el objetivo de la UE
Unos estudiantes de Galicia, en clase. EP
Unos estudiantes de Galicia, en clase. EP

La tasa de abandono temprano educativo recupera en Galicia la tendencia descendente después del notable repunte del año pasado. En los últimos dos trimestres de 2024 y los dos primeros trimestres de 2025, el porcentaje de personas de 18 a 24 años sin titulación superior a la Eso –esto es, que no han cursado FP básica o de grado medio ni bachillerato, y que tampoco habían seguido ningún tipo de formación en el último mes– ha bajado tres décimas, hasta quedar en el 10,5%

El dato mejora en más de dos puntos la media de España, que se sitúa en el 12,6% tras descender, por su parte, cuatro décimas en este periodo. Con todo, aún queda recorrido hasta alcanzar el objetivo del 9% que marca la Unión Europea con horizonte en el año 2030.

Las estadísticas oficiales de la Encuesta de Población Activa, recogidos por un informe del servicio de estudios de la fundación Funcas, que, en 2023, Galicia ya rozaba esa meta comunitaria al conseguir que solo el 9,1% de la población de entre 18 y 24 años que no ha completado la educación secundaria de segunda etapa. 

Sin embargo, los resultados de 2024 arrojaron un importante rebote hasta el 10,8% que ahora, en este periodo analizado por Funcas con datos del Ministerio de Educación, se atenúa tres décimas.

Solo Rumanía arroja peor resultado

Para el conjunto del país, en los últimos dos trimestres de 2024 y los dos primeros de este año la ratio se ha situado en el 12,6%, lo que dibuja una tendencia descendente tras el 13% de 2024 y del 13,7% de 2023. Lejos, en cualquier caso, de ese 9% que establece la UE para dentro de un lustro.

De hecho, es el segundo peor balance estatal de los Veintisiete, solo empeorado por el 16,8% de Rumanía, señala Funcas con números de 2024.

En el detalle autonómico, las diferencias son significativas entre territorios. La brecha oscila entre el 20,6% de Murcia y el 3,8% del País Vasco. Esta última es, junto a Cantabria (6,1%), la única comunidad que puede presumir de estar ya dentro de los marcos fijados por la UE. Aparte, también mejoran la tasa gallega Madrid (9,3%), Navarra (9,6%), Castilla y León (9,7%) y Asturias (10,3%).

Cabe reseñar que, ampliando la comparativa, el progreso es sustancial. En 2002, el primer año del que hay datos, los jóvenes que dejaban de forma prematura los estudios eran un 27,3% en Galicia. Y el promedio estatal era del 30,9%.

El factor familiar importa

Entre las causas de este fenómeno que "afecta tanto a las trayectorias de vida de los jóvenes como al desarrollo económico, social y cultural del país", la entidad patrocinada por la asociación bancaria española Ceca apunta a que está "estrechamente vinculado" a factores como el nivel educativo de la familia, puesto que los jóvenes cuyas madres solo tienen estudios primarios "presentan una probabilidad de abandono 14 veces mayor que aquellos con madres con estudios superiores".

Señala asimismo al "repunte" del absentismo tras la pandemia, "especialmente entre estudiantes desfavorecidos".

En cuanto a la percepción de los propios afectados, alude a barreras como los requisitos de acceso, el coste económico, una oferta educativa inadecuada, los problemas de salud, la falta de apoyo de los servicios públicos o la experiencias previas negativas de aprendizaje.

Soluciones de prevención, apoyo y segunda oportunidad

¿Y qué recetas aporta el análisis frente a estas dificultades para "reenganchar" a los jóvenes a la educación? Funcas concluye que se requieren "políticas integrales" que combinen "prevención, segundas oportunidades y apoyo específico a los estudiantes más vulnerables".

Propone así una reducción de ratios de alumnos por cada profesor en las aulas y tutorías personalizadas; fomentar la implicación de las familias en el aprendizaje temprano, incentivar que los docentes más experimentados enseñen en centros vulnerables, reforzar una orientación de los estudios adaptada al mercado laboral, flexibilizar la FP, potenciar el "bienestar y salud mental" en los centros educativos o crear escuelas de verano y programas de refuerzo.