Galicia: el paraíso de los 6.000 pueblos vacíos

"A xuventude marcha do rural porque non lles dá para vivir", explica Rodolfo Elías Pardo, último habitante de A Rega (As Pontes)

Rodolfo Elías Pardo, último habitante de A Rega. CABALAR
photo_camera Rodolfo Elías Pardo, último habitante de A Rega. CABALAR

En Galicia ya se cuentan por miles los núcleos deshabitados, un declive demográfico de consecuencias imprevisibles que provoca aislamiento y falta de servicios, y frente al que luchan personas con nombres y apellidos como Rodolfo Elías Pardo.

A sus 83 años, es el último habitante de un pequeño grupo de casas del lugar de A Rega, en la parroquia de O Freixo del ayuntamiento de As Pontes, el segundo de Galicia con más núcleos de población deshabitados,164.

Espera junto al calor del fuego de su centenaria lareira, con la serenidad y la calma de quien se siente al final del camino. "Unha temporada xa a vivimos, agora fóronse todos e temos que irnos", resume, en alusión a su edad. Pero le queda mucha cuerda.

El último habitante de A Rega relata que la vida allí es "tranquila pero dura" y confiesa no tener mucho tiempo libre porque se le van las horas "entre unha cousa e outra, en atender ás vacas e cambialas de leira". Recorre con paso corto pero firme sus tierras, un paisaje de media montaña que se extiende por A Faladoira.

Rodolfo vivió en la aldea toda su vida, salvo catorce meses que pasó cumpliendo el servicio militar en Ferrol. De siete hermanos solo conserva uno, dos años mayor que él, que vive en Ferrol y con quien tiene conversación telefónica a diario.

"As horas vanse en atender as vacas e cambialas de leira"

Asume su soledad, rota por la ayuda de tres perros que mantienen a raya al lobo, y le "dá pena ver a aldea así como está". "A xuventude marcha do rural porque no lles dá para vivir". Añade que al "levarse as escolas das aldeas, a xente con familia marchou aos pobos onde as hai".

La aldea de Rodolfo quedará, como miles en todo el territorio gallego, sin relevo generacional. Cuando él llegue al final del camino, en A Rega habrá desaparecido una cultura milenaria.

Como así reconoce Lourenzo Fernández Prieto, catedrático de historia contemporánea en la Universidad de Santiago (USC), quien afirma que "dende o punto de vista agroeconómico é unha agricultura que ten dous mil anos, cun coñecemento e unha capacidade para desenvolverse en termos orgánicos que os nosos maiores coñecen, pero que solo hoxe están empezando a revertir".

El profesor advierte de que se podría hacer una lista larguísima: abandono, demografía, falta de recursos, de medios, de financiación, el sector lácteo. Todo ello se podría condensar en una "narrativa de desprezo polo pasado" que impide comprender las capacidades del rural.

El Ine estima que hay 3.819 núcleos vacíos y 2.061 con un solo vecino

Fernández Prieto admite que hay una idealización nostálgica del medio rural que "non axuda a construir políticas" y apuesta por avanzar hacia "un novo tipo de comunidade baseada na pervivencia dos montes comunais, que supoñen o 25% do territorio de Galicia".

Es en medio surgen personas que no quieren abandonar sus raíces. Como, por ejemplo, la Rede Revolta, de quien Lourenzo Fernández es coordinador y donde estudian e intentan multiplicar iniciativas rurales caracterizadas "pola reivindicación de valores socioambientais, a aposta polo común, a pluriactividade fronte á hiperespecialización".

Los jóvenes se marcharon y el campo gallego a veces ya no se sostiene. El abandono rural avanza, como dice este anciano, a ritmo de eucalipto.

Tomando datos del Instituto Nacional de Estadística (Ine) publicados este mismo mes, en Galicia había 3.819 núcleos de población abandonados en 2018. Además, en otros 2.061 lugares el censo reflejaba a una sola persona. Y muchos de estos lugares están en venta .

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