El jurado declara culpable al acusado de violar y asesinar a Elisa Abruñedo y se expone a 30 años

La Fiscalía reclama penas que suman 32 años de prisión por asesinato y agresión sexual, y las acusaciones particulares lo elevan a 37 por agravantes como alevosía, ensañamiento o abuso de superioridad
Roger Serafín Rodríguez, declarado culpable del asesinato y violación de Elisa Abruñedo en 2013. EUROPA PRESS
Roger Serafín Rodríguez, declarado culpable del asesinato y violación de Elisa Abruñedo en 2013. EUROPA PRESS

El tribunal del jurado declaró este jueves a Roger Serafín Rodríguez culpable de la violación y asesinato de Elisa Abruñedo en septiembre de 2013 en la aldea de Lavandeira, en Cabanas. El veredicto, unánime en sus catorce puntos, deja al encausado a las puertas de una condena que, según la Fiscalía, debe sumar 32 años de cárcel, mientras que los abogados de los hijos de la víctima elevan la petición a 37 años, al contemplar agravantes como ensañamiento, alevosía y abuso superioridad.

La decisión acerca de la culpabilidad de Roger Serafín Rodríguez entrañaba poca duda para el jurado toda vez que el propio encausado había confesado en el momento de la detención y tampoco los negó durante el juicio celebrado en la Audiencia de A Coruña.

Reconocimiento de unos hechos "atroces"

Más aún, en el último turno de palabra admitió que había cometido uns hechos "atroces" por los que solo le quedaba pedir disculpas mientras trataba apenas de excusarse. "No hay forma de justificar esto, ni yo mismo logro entenderlo (...). Ese momento de mi vida no tiene nada que ver conmigo, ni con mis 39 años de vida anteriores ni con los que vinieron después", declaró.

La cuestión de que actuara de forma premeditada es una de las claves a la hora de determinar la pena. También que Elisa pudiera defenderse del ataque.

En contra de Rodríguez operan los testimonios del forense que realizó el informe de autopsia de la víctima –que afirmó que la posición del cadáver expresaba "una situación de total desprecio hacia la víctima", que no mostraba "signos de defensa" y sí tres cuchilladas que afectaron a zonas vitales– y de los agentes de la Guardia Civil que estuvieron en el escenario de un crimen que describieron como "una ejecución" llevada a cabo "con una intención de matar, con una violencia fría, planificada e innecesaria".

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