La llave para una vejez saludable: eliminar la acumulación de células senescentes
Llegar a una edad avanzada con un buen estado de salud. Es el faro que guía las pesquisas del equipo de investigadores que lidera el doctor en Biología Manuel Collado, que está volcado en el estudio del prometedor campo de la senescencia celular y su relación con el envejecimiento y con patologías como el cáncer. Su laboratorio, que forma parte del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (Idis), investiga un proceso que juega un papel esencial en la salud humana y cuyo control podría ser la clave de bóveda para introducir fármacos efectivos con los que tratar enfermedades asociadas a la edad como los tumores, patologías neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson, procesos como la osteoporosis o la osteoartritis o incluso la fibrosis renal, que hoy por hoy carece de cura. Son males que tienen un punto en común: la senescencia celular.
¿Qué es la senescencia celular?
"Para entenderlo, hay que partir de que todas las células que componen nuestro organismo tienen dos mecanismos esenciales de defensa ante cualquier alteración que puedan sufrir. Una forma de responder para evitar que el daño pueda propagarse por el organismo es que la célula alterada se quite de en medio o se suicide, es lo que llamamos apoptosis. Otra forma de defender el organismo es induciendo el proceso de senescencia, que consiste en que una célula no pueda tener hijas". Así lo explica Collado, que es investigador científico del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC.
A la incapacidad para dividirse se suma una función clave en las células senescentes: "señalizar" a su entorno que "existe un daño", promoviendo la activación del sistema inmunitario y los mecanismos de regeneración. Se trata de reparar los estragos e incluso de que el propio organismo elimine esas células senescentes. "Todo esto es así en un sistema que funciona", constata el experto, que señala que este mecanismo es el que permite que nos protejamos "frente al cáncer" y a muchas otras agresiones tanto "físicas como químicas en nuestros tejidos".
¿Qué pasa cuando nos hacemos mayores?
Debido a causas que están por desentrañar, el experto —que preside la Sociedad Española de Senescencia Celular (Senescel)— constata que este proceso natural tiene "su parte negativa". Y es que, a medida que pasan los años, nuestro organismo va "acumulando de manera aberrante muchas de esas células senescentes" cuando deberían haber sido eliminadas. Esto deriva en procesos perjudiciales como la inflamación crónica, que acaba dañando "nuestros propios tejidos". "Desde hace tiempo se sabía que esta acumulación sucede durante el envejecimiento y siempre se había supuesto que podría ser la base de muchos procesos patológicos que suceden al hacernos mayores", expone el madrileño.
¿Por dónde va la investigación?
Los experimentos con ratones han demostrado que eliminando estas células senescentes los roedores "viven en mejor estado de salud hasta una edad muy avanzada", pues no desarrollan tantas patologías ligadas al envejecimiento. Los expertos constataron que enfermedades tan dispares como el alzhéimer, el párkinson, la osteoporosis o la fibrosis renal, que afectan a diferentes tejidos, "tienen una cierta base común, que es esa acumulación de células senescentes", refiere el biólogo, que a lo largo de su carrera se formó en el Ludwig Institute for Cancer Research de Londres y en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, entre otras instituciones. "El objetivo hacia el que se dirige nuestro campo es llegar a una edad avanzada en un buen estado de salud", reflexiona Collado. Perseguir la inmortalidad está fuera de la realidad.
¿Cuál es el paso siguiente?
Ante el reto mayúsculo que supone el envejecimiento en todos los frentes —a nivel sanitario, social y económico—, una de las líneas de trabajo del equipo del Idis es, primero, ahondar en la investigación biomédica para "entender por qué se producen todos estos procesos". Lo siguiente es determinar qué se puede hacer. Y lo que hasta hace poco era "ciencia ficción hoy parece más al alcance de la mano".
Hablamos de desarrollar fármacos que permitan "que acumulemos menos células senescentes o que las eliminemos totalmente", evitando los problemas derivados de su aglutinación.
La meta es dar con compuestos "senolíticos", capaces de "matar" esas células de forma eficaz y segura sin dañar al resto del organismo. El equipo de Collado ya ha dado en la diana, pues en 2019 identificó la actividad de los glucósidos cardíacos, que son fármacos "que se conocen desde hace cientos de años", como la digoxina, y que tradicionalmente se utilizaron para tratar enfermedades del corazón. "Vimos que, al menos en condiciones de laboratorio, funcionan como senolíticos en animales de experimentación", refiere el investigador que añade que no lograron llegar a la fase clínica al ser medicamentos "un poco antíguos" y con efectos secundarios. Pero sin duda es una ventana abierta a la esperanza.
Crear fármacos que eliminen las células del envejecimiento
Tras descubrir la capacidad de los glucósidos cardiacos para matar las células senescentes, el equipo de Manuel Collado ha emprendido una búsqueda masiva de nuevos compuestos para sondear su utilidad en terapias contra el cáncer y otras patologías.
Por su trascendencia, en 2020, la UE seleccionó el proyecto de los investigadores del Idis para que usen su sistema de búsqueda masiva de compuestos químicos con actividad senolítica —que desarrollaron con el grupo Biofarma de la USC, que dirige la catedrática Mabel Loza— con una librería de 120.000 compuestos. "Y hemos encontrado nuevas moléculas que parecen tener también actividad senolítica. Son muy prometedoras", confirma Collado.
El científico echa en falta un centro de investigación dedicado al envejecimiento en España, máxime cuando las estadísticas indican que en 2039 un tercio de la población tendrá más de 65 años en Galicia, rondando el 27% en el Estado.
La idea es que alguna molécula sirva para desarrollar fármacos capaces de erradicar las células senescentes en todo el organismo, como medicamentos de amplio espectro, o bien con una acción "muy concreta" en un órgano.

