Maite Villares, directora de guardería: "Si llegasen a presentarse 50 bebés sería inviable darles de comer"

Comunicarse con los padres durante el apagón fue su gran reto al dirigir un servicio que atiende a un colectivo sensible  
Maite Villares. EP
Maite Villares. EP

Con 50 niños al cargo de la escuela infantil Nosa Señora da Purificación de Foz, que dirige, y otros 90 en la guardería Nosa Señora do Sagrado Corazón, en el barrio de A Milagrosa de Lugo, a cuya dirección brinda apoyo, Maite Villares admite que la tarde del lunes fue "de locos" por el corte de las telecomunicaciones.

Tras una mañana que lograron resolver sin mayores incidencias en ambos centros, pues cuando sobrevino el apagón al filo de las 12.33 horas la comida de los pequeños "ya estaba hecha", por lo que su rutina solo se vio alterada por el hecho de que algunas familias pasaron antes a recoger a sus retoños, los dolores de cabeza comenzaron por la tarde al prolongarse el corte masivo. 

Las instrucciones de la Xunta fueron llegando con dificultades

"No podía comunicarme con nadie y me preocupaba mucho informar a las familias de la cancelación de la actividad. Sin batería y teniendo que buscar dónde cargar, me volvía loca", relata Villares, que señala que las primeras instrucciones de la Xunta relativas al cierre cautelar fueron llegando escalonadas a los miembros de su equipo por la dificultad para enviar y recibir mensajes y llamadas. 

"Nos ocupamos del colectivo más sensible del sistema educativo y no podemos abrir en cualquier condición", indica la directora, que señala que la ausencia de electricidad comprometía el contenido de los congeladores y neveras y el funcionamiento del montacargas del centro de Lugo. 

Tras hacer "virguerías", entrada la noche consiguió informar creando grupos de difusión en Whatsapp y a través de la aplicación TokApp School. Algunos avisos, señala, entraron "a las tres de la mañana".

Pegaron carteles informativos en los centros

Por cautela, también optaron por pegar carteles en los centros, aunque la comunicación con los trabajadores –la escuela de Foz tiene 12 efectivos y la de Lugo, 19 entre personal de limpieza, cocina y atención a los usuarios– también fue compleja

Estando ya en el centro para revisar desperfectos, este martes, pasadas las diez recibieron otra comunicación de la Xunta para indicar que parte del personal debería permanecer en las escuelas para atender a los progenitores que pudieran requerir el servicio. Al final, en ninguno de los dos casos "se presentó nadie, pues la gente buscó otros recursos".

Teniendo en cuenta que estos servicios se encargan del aseo, el descanso y de dar biberones, el almuerzo y el tentempié de media mañana a los pequeños, Villares explica que si se hubiesen presentado "uno o dos pequeños" habrían resuelto acudiendo incluso a la farmacia a por alimentos. Sin embargo, admite que "si se presentasen 50, sería inviable", pues el servicio de comedor en Lugo arranca, en un día normal, a las 7.30 horas

Con la excepción de los centros con equipos dañados como neveras, congeladores o cuadros de la luz, la directora confía en que este miércoles "la total normalidad" sea la tónica.

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