La "pioneira" arquitecta gallega que dará nombre a una plaza en A Cañiza
De haber sido por su padre, Rita Fernández Queimadelos hubiera estudiado piano, una actividad, a su juicio, más propia para una mujer. Además, tampoco consideraba que Madrid pudiera ser un sitio adecuado para que se mudara sola. Pero, por encima de la ascendencia paterna, se impuso la de sus dos abuelas, especialmente la materna. Una fuerza suficiente como para hacer valer su voluntad de ser arquitecta y, con el tiempo, convertirse en una "pioneira" y "nun referente para moitas mulleres arquitectas que seguirían o seu exemplo contribuíndo a mudar os estereotipos de xénero".
El Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (Coag) y el Concello de A Cañiza rindieron este miércoles homenaje a la que fuera la tercera mujer en España en obtener el título de Arquitectura, allá por 1940. Fue en un acto público en el que junto a la segunda de sus seis hijos, Rita Iranzo, y dos de sus nietos, descubrieron la placa con la que la Praza do Mercado de este municipio de Pontevedra –"a máis céntrica do noso núcleo, no corazón da Cañiza", como describió el alcalde Luis Piña–, pasará a denominarse Praza Arquitecta Rita Fernández Queimadelos.
Rita Iranzo, precisamente, siguió los pasos de su madre y también es arquitecta. En cierta manera, les iba en la sangre. Nacida en 1911, hija de Domingo Fernández y Fernández y de Modesta Queimadelos Vázquez, comerciantes y propietarios de la mercería La Modernista, según sus biógrafos, su vocación puede provenir de su abuelo Eduardo, que era agrimensor. También de la curiosidad que le despertaban las labores de carpintería que se realizan con frecuencia en la casa familiar, situada en el lugar de A Torre.
Un país que reconstruir
En aquellos tiempos, los aspirantes a arquitectos solo disponían de dos opciones para estudiar en España: la escuela de Madrid y la de Barcelona. Así, tras vencer la resistencia de su padre y superados los cursos de Ciencias Químicas y Ciencias Exactas, en octubre de 1930 Fernández Queimadelos se traslada a la capital del país para preparar el ingreso en la Escuela de Arquitectura y se instala en la sección femenina de la Residencia de Estudiantes, la llamada Residencia de Señoritas, dirigida entonces por María de Maetzu. Tras aprobar las asignaturas de Dibujo lineal lavado, Dibujo de ornato y Dibujo de figura, la admiten el curso 1932-1933.
En las aulas coincidirá en las aulas con Matilde Ucelay Maórtua, que será la primera arquitecta titulada en España, en 1936, y con otras pioneras, María Cristina Gonzalo Pintor y Lali Urcola. Pero en sus estudios también se interpondrá la Guerra Civil, que le obligarán a tener un parón de tres años hasta que finalmente concluye sus estudios el 26 de agosto de 1940.
A partir de ahí, uno de sus profesores, Modesto López Otero y Bravo, le abre la puerta a trabajar en la Dirección General de Regiones Devastadas, en la sección de Reconstrucción. Hay un país por levantar de las ruinas. En ese contexto figuran proyectos tanto de nueva planta como de reconstrucción de marcado carácter higienista; entre otros, la recuperación del edificio del Patronato de Protección a la Mujer en San Fernando de Henares o la reparación general del Ayuntamiento de Fuenlabrada. También su proyecto para la Colonia Tercio y Terol, un barrio de viviendas unifamiliares en hilera en Carabanchel, que materializaron en torno a una decena de arquitectos.
El peso de los roles sociales
En paralelo, Fernández Queimadelos iniciará sus obras como profesional independiente. Pero el peso de los roles sociales interrumpirán su carrera: tras el nacimiento de su tercera hija, Elena, en diciembre de 1947, dejará de trabajar durante ocho años para dedicarse su familia, ya que, además, su marido, Vicente Iranzo, imparte clases durante la semana en la Universidad de Murcia.
Esta situación cambia en 1955, cuando ambos acuerdan mudarse a Murcia, lo que le permite retomar la arquitectura. Durante las dos décadas siguientes compatibiliza el ejercicio libre de la profesión con los cargos de arquitecto escolar provincial de la región de Murcia y de arquitecto municipal de Mula.
Hasta que, de nuevo, la actividad de su marido se impone. Su traslado a la Universidad Central de Barcelona en 1973 pone el punto final a su vida profesional. Solo le quedará el consuelo de reformar su casa en la ciudad condal y la de su hijo Vicente.
El 26 de septiembre de 2008 fallece en la capital catalana a los 97 años de edad.
Homenaje compartido
Pero este acto de recuerdo, organizado en el marco de las celebraciones del 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, fue compartido.
En su discurso, el regidor también quiso celebrar la figura de Modesta, la abuela de Fernández Queimadelos, "outro referente" en su vida y sin cuyo "apoio incondicional" ella "non podería ter cursado os estudos universitarios", recalcó. "A súa avoa Modesta foi quen de trasladarse con ela a Santiago para poder iniciar a carreira na universidade. Polo tanto tamén a ela, que vivía na Cañiza, nunha casa na Rúa Progreso, lle debemos o éxito da protagonista da xornada".
Por su parte, el decano del Coag, Luciano Alfaya, destacó que esta distinción supone una de las pocas ocasiones en las que un municipio español ensalza la figura de una mujer arquitecta otorgándole su nombre a un espacio público e impulsando así "un maior recoñecemento e presenza das arquitectas no rueiro".



