Preocupación ante la profusión de fuegos en viviendas: hubo 2.358 en 2024 en Galicia

Los meses del invierno copan el 40% de los sucesos. Los administradores de fincas llaman a la prevención y piden revisar edificios de más de 30 años. La experiencia de un bombero: "Los incendios en salón, cocina y por fallos eléctricos tienen la máxima incidencia"
Vivienda incendiada.DP
Vivienda incendiada.DP

El fallecimiento por asfixia en el día de Reyes de una mujer de 42 años y sus dos mascotas en su vivienda en Oleiros como consecuencia de un incendio que causó una intensa humareda ha reavivado la preocupación de los servicios de emergencias e incluso ha llevado al Colegio de Administradores de Fincas de Galicia a lanzar una llamada a la "prevención" para evitar este tipo de sucesos. Todo ello después de que en los últimos compases de 2024 una mujer de avanzada edad que vivía sola y tenía síndrome de Diógenes pereciese en su piso de Ourense en Nochebuena, mientras que una pareja quedó gravemente herida en el incendio de su casa en Cuntis, del que lograron salvar a su bebé.

Son algunos exponentes de las peores consecuencias de unos incendios domésticos que, en Castrelo de Miño, dejaron en plenas Navidades a un padre y a sus dos hijos adolescentes recién retornados desde Venezuela sin casa y ni pertenencias.

Según los datos facilitados por Emerxencias 112, en 2024 se recibieron alertas por 2.358 incendios urbanos, entendiendo como tales los declarados en viviendas, edificios comunitarios, garajes u otras instalaciones ubicadas en núcleos habitados, como los alpendres. Son apenas 12 menos que en 2023.

El 40% de los fuegos se producen en invierno

Los meses del invierno son los que concentran más sucesos de este tipo, pues el 40% de los fuegos se producen de enero a marzo y en diciembre. Solo el mes pasado, los servicios de extinción tuvieron que hacer frente a 248 focos.

Incendios urbanosEn esta tesitura, los administradores de fincas apelan a la prevención, sobre todo durante la noche, pues el resultado puede ser fatal si nos encontramos dormidos. El último estudio de la Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos revela que de los 16 fallecidos en incendios en viviendas registrados en 2023 en Galicia ocho perecieron de madrugada, en tanto que otros tres perdieron la vida entre las 20.00 y la medianoche. La inhalación de humo es la principal causa de fallecimiento por una lacra ante la que son especialmente vulnerables mayores y dependientes.

Para reducir los riesgos, el Colegio de Administradores de Fincas de Galicia incide en la importancia de adoptar una serie de cautelas. Se trata de revisar y actualizar las instalaciones eléctricas; apagar completamente chimeneas, braseros y estufas antes de irse a la cama y evitar su uso si son muy antiguos; instalar detectores de humo, que pueden adquirirse por unos 20 euros; desconectar aparatos eléctricos como radiadores y calefactores y no dejar dispositivos como los patinetes eléctricos cargando toda la noche. Y si detectamos un olor a gas, lo primero es abrir la ventana y llamar a los bomberos sin tocar ningún interruptor.

Además de concienciar a los vecinos sobre las rutas de escape y el uso de los extintores, es básico someter a edificios de más de 30 años a revisiones.

"Los incendios en el salón y cocina tienen la máxima incidencia"

Para José Manuel Pérez Abrodos, sargento-jefe de parque del Servicio de prevención, extinción de incendios y salvamento (Speis) de Betanzos, 2024 fue "un año atípico", en el que se rompió la tendencia descendente de incidentes domésticos registrada en ejercicios anteriores. Aunque se podrían buscar múltiples causas, prefiere considerar este repunte como una anomalía temporal. "Con el paso de este año y los siguientes, volveremos a bajar esos incendios", afirma.

Sin embargo, alerta de que el impacto social se amplifica cuando las tragedias se concentran en periodos breves, como ocurrió en diciembre, un mes especialmente trágico con tres muertes en la comunidad.

El sargento detalla los principales escenarios donde se originan estos siniestros: "Los incendios en salón, cocina y los derivados de fallos eléctricos se llevan la máxima incidencia". Además, identifica como elementos de riesgo factores como el uso de velas o fumar dentro de casa.

José Manuel Pérez Abrodos, sargento jefe de parque del Speis de Betanzos.EP
José Manuel Pérez Abrodos, sargento-jefe de parque del Speis de Betanzos.EP

Pero, sin duda, uno de los protagonistas en invierno son las chimeneas. Según Pérez Abrodos, "la falta de mantenimiento provoca que acumulen hollín y otros residuos que terminan generando incendios". Recomienda realizar una limpieza anual, ya sea de manera particular o contratando una empresa especializada. "Así evitamos llevarnos sustos", subraya.

En cuanto a los incendios eléctricos, los errores más comunes suelen estar relacionados con instalaciones deficientes o sobrecargadas. "Si a una regleta diseñada para 2.000 vatios le conectamos otra y añadimos equipos de alta potencia, sobrepasamos los límites y eso puede provocar un fuego", explica. Pérez Abrodos aconseja verificar que estas regletas cuenten con certificación europea y no sobrecargar los enchufes. También aboga por consultar a electricistas profesionales para cualquier modificación de la instalación eléctrica: "Son ellos quienes pueden garantizar que el sistema sea adecuado".

Otros escenarios que preocupan al sargento son los incendios en colchones y sofás, cuya causa principal suelen ser las mantas eléctricas defectuosas o mal utilizadas. "Si no estamos usando la manta, debe estar desenchufada", advierte. Además, destaca que no se deben dejar enchufadas sin supervisión, ya que el resultado puede ser devastador: "En vez de una cama caliente, podríamos hallar una ardiendo".

El monóxido de carbono y "la muerte del pajarito"

El monóxido de carbono es otro enemigo silencioso en los incendios domésticos. El sargento Pérez lo describe como "la muerte del pajarito", debido a su capacidad para intoxicar sin que la persona afectada se dé cuenta. "Nuestro cuerpo es muy astuto: en vez de respirar oxígeno, empieza a absorber monóxido de carbono", explica. Entre los síntomas, menciona dolores de cabeza, náuseas y mareos. Recomienda ventilar bien los espacios, apagar estufas antes de dormir o salir de casa y, en la medida de lo posible, instalar detectores de este gas, que puede llegar a ser mortal: "Estos dispositivos pueden salvar vidas al alertarnos antes de que sea demasiado tarde".

La falta de detectores de humo también es un factor que agrava las consecuencias de los incendios en viviendas. "Por su bajo coste, recomendamos su instalación. Pueden avisarnos de que algo está pasando incluso si estamos en otra habitación", señala. Aunque reconoce que no todos los hogares gallegos están preparados en este sentido, cree que iniciativas públicas podrían fomentar su uso, especialmente en viviendas de personas mayores o vulnerables.

"Aún queda mucho por hacer en materia de concienciación"

La concienciación ciudadana es, según Pérez Abrodos, la piedra angular para reducir riesgos en el hogar. "La prevención es fundamental", afirma, destacando la importancia de formar e informar a la población desde edades tempranas. Desde los parques de bomberos se realizan numerosas campañas en redes sociales y charlas en colegios, asociaciones de vecinos y centros de mayores.

No obstante, el sargento admite que "aún queda mucho por hacer", ya que muchos accidentes ocurren por dejadez o por la creencia de que "a mí no me va a pasar".

Consejos para ahorrarse disgustos

  • Asegurar que estufas y aparatos eléctricos estén apagados al salir de casa o al meterse en cama a dormir.
  • No perder de vista las sartenes al fuego en la cocina.
  • Acudir a un profesional para revisar cualquier revisión o modificación eléctrica.
  • Seguir la regla 'PAS': proteger, avisar y socorrer en caso de que exista una emergencia.

El 112 es el número de emergencias al que se debe llamar en el momento de detectar un incendio dentro de la vivienda. Además de esto, el sargento Pérez Abrodos recuerda la importancia de, primero, protegernos a nosotros mismos y, si es posible, socorrer al resto de personas implicadas.

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