Xinzo arranca el ciclo más largo del carnaval con 'batalla' teñida de blanco

En el 'Domingo Fareleiro' cientos de personas han asistido al espectáculo donde la harina es la protagonista

Como si se tratara de una especie de ritual de purificación, cientos de personas han protagonizado este domingo una auténtica batalla campal en el centro de la localidad de Xinzo de Limia, en el llamado Domingo Fareleiro, la primera de las citas del Entroido orensano, y que tiene la harina como elemento principal.

Esta ceremonia evoca la entrega que hacían los hombres de los "farelos" (salvado), a las mujeres a las que querían cortejar y que tiene como objetivo vencer al otro bando con la harina como elemento principal.

Con esta cita, Xinzo abre un intenso calendario de celebraciones, al que seguirán el domingo "oleiro" y de "corredoiro", en una vorágine festiva que tendrá su punto y final el próximo mes de febrero con la celebración del domingo de piñata.

El visitante que acude al domingo de "farelada" ha de saber que debe ir convenientemente preparado, con ropas adecuadas e incluso con gafas de buceo o mascarilla, en algún caso, dada la gran cantidad de harina que se arroja durante la intensa batalla.

Y es que todo el que se acerque hasta el lugar no debe tomarse a mal el acabar cubierto de harina de pies a cabeza, un hecho del que no se salvan ni los medios de comunicación, que cubren cada año este evento, de trascendencia internacional.

El objetivo está claro: vencer al otro bando de la confrontación arrojando harina al contrincante. Para ello los participantes tienen que lograr enharinar a su adversario, una reciente tradición que ha sido recuperada después de que prácticamente desapareciese tras sufrir los envites de la represión.

Como todo ritual, la farelada tiene sus propias normas no escritas. "No tirar harina en los ojos, coches, ni escaparates" de los establecimientos comerciales, según recogen en la publicación As caras do entroido ourensán, los etnógrafos gallegos. 

Al final, ningún asistente se libra de acabar teñido de blanco debido a los cientos de kilos de harina que se arrojan en escasos minutos, mezclada con salvado para que no se quede pegada.

Sobre esta celebración, el investigador Federico Cocho, ha entroncado en diferentes publicaciones esta fiesta "con las bromas y juegos" que se hacían antaño, consistentes en "mancharse con harina o cualquier otro elemento que hubiese a mano" y que también se celebra en otros puntos de la provincia de Ourense. 

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