Anselmo Sampedro Ania, un ser humano excepcional

Hoy hace 10 años que te fuiste repentinamente de nuestras vidas. Te marchaste demasiado pronto, pero lo suficientemente tarde como para que recuerde tu cara, el tacto de tu mano o tus consejos. A pesar de la desgracia tuve el privilegio de compartir 17 años contigo.

Solo puedo estar agradecida por haber tenido un padre tan divertido, tan cariñoso, tan diferente, tan interesante, un padre que enamoraba y que imponía respeto con una sola mirada. Un padre que me enseñó los valores de una familia de verdad.

A día de hoy cuando pienso en ti solo intento sentir el amor con el que me criaste, me cuidaste, me regañaste y con el que me hiciste persona. Te has ido, pero tu legado permanecerá mientras te  recordemos. En estos 10 años has estado en las decisiones transcendentales de mi vida, porque con
tus enseñanzas pude cambiar de rumbo en momentos en los que no iba por el buen camino. Ahora solo me queda dejar que me sigas guiando, y hacerlo con una sonrisa, hasta el día que volvamos a estar juntos.

Apuraste demasiado tus 46 años y comprendo que cumpliste tu cometido en este mundo.

Iluminabas con tu luz a todos los que te rodeaban, luz que transmitías en forma de altruismo, puesto que era lo que daba sentido a tu existencia. Llevaste la vida que deseabas, te realizaste como persona e hiciste feliz a todos los que tuvieron la suerte de conocerte, ¿acaso se le puede pedir algo más a la vida?

Deseo que estas palabras sirvan de recuerdo y homenaje a un incansable trabajador que entregó su vida a los demás. Has sido, eres y serás el hombre de mi vida, papá.

                                                                                                                                                                                            ALBA SAMPEDRO LÓPEZ

Comentarios